Agua logra alcanzar a Fuego.

―¡Basta, no puedo correr más! ―exclama exhausta.

―¡Pues no me sigas más! ―responde él enojado.

―¡He dicho que te detengas! ―Lo agarra de la remera.

―¡Suéltame, estás loca! ―Forcejean y Agua se cae sobre Fuego―. ¡Quítate!

Ella se sonroja.

―¡Tengo que probar lo que dijo Sombra!

―¡¿Qué?! ¡¿Estás loca?! ―Se sonroja también―. ¡No voy a dejar que toques mis labios, son míos y de nadie más!

―¡Cállate! ―Lo agarra del rostro, poniéndose nerviosa―. Co... como si no nos hubiéramos besado antes. So... solo quédate quieto. ―Se acerca a su rostro.

―Encima de acosadora, pervertida ¡Sueltam.. ―Agua posa sus labios sobre los de Fuego, entonces él cierra los ojos un momento.

Luego de un rato lo suelta.

―Cielos, hace calor ―exclama ella y se abanica con la mano―. ¿Funcionó? ―Lo mira.

―No, para mí sigues siendo una loca y ahora también pervertida ―exclama más rojo de lo que alguien pueda imaginarse.

―¡Agh! ¡¿Qué es lo que hice mal?! ―grita ella mirando hacia arriba.

―No sé, pero quítate, por favor ―pide más calmado, acalorado e incluso se ve demasiado deseable.

Agua vuelve a ruborizarse.

―No me lo digas así que me pongo en modo pervertida otra vez. ―Se tapa la cara, avergonzada.