Capítulo 14
-oye Inuyasha...-llamó la diosa girándose mientras caminaban tranquilos por los pasillos de la pirámide
-¿que pasa?-giró hacia ella
-¿la pirámide siempre ha estado así tan sola? Digo, hay habitantes en otros reinos y tal vez ellos podrían visitar al Celestial o mejor quedarse-
-tal y como lo dijo Sesshomaru-contestó-cada diosa o rey tienen su propio reino y en ella sus habitantes, cada reino tiene sus costumbres-
-¿y cual era la del Celestial?-preguntó Kagome muy curiosa, el chico pensó por unos segundos
-sus bailes y cantos-respondió con tono melancólico y con una pequeña sonrisa, giraron a la izquierda-eso era lo que más había en el Celestial, era muy animado-la chica sonrió con dulzura
Seguramente extrañaba esos momentos que vivían antes de Cristo.
-y... ¿Kikyo? ¿Que hacia en esos momentos?-volvió a preguntar
-ella... Entrenaba y raramente no nos decía nada para que la acompañáramos-habló con la cabeza gacha-siempre decía que nos quedáramos en el reino en caso de que sucediera algo malo y como guardianes que somos, la obedecíamos-
La diosa parpadeó, pensó que era extraño que una diosa legendaria no pasará con sus habitantes en tiempos armoniosos, simplemente entrenaba. Y eso que cada diosa o rey acompañaba a su gente, para festejar sus costumbres. Sus pensamientos fueron interrumpidos por su guardián, quien la tomó de su muñeca para guiarla hacia un marco que estaba más allá de ellos.
-te mostraré el arma que usarás para tus batallas- dijo sonriente, ella abrió sus orbes
-¿¡como que en mis batallas!? ¿No y que eso sucedió hace muchos años?-preguntó algo alterada llegando al marco donde tenía como dibujos varias armas y pocos escritos
Él carcajeó leve.
-eso lo averiguarás-
Entraron al lugar, el cual se iluminó al instante con varios fogones, parecía un salón con sólo tres Anubis quienes cargaban lanzas en sus manos, en uno de ellos sujetaba un arco y a sus pies un carcaj con muchas flechas. La chica se asombro tanto que pensó que no a todo el mundo le pasaba este tipo de cosas tan poca... Descabellada, era muy impresionante. Se acercó más a esa criatura de mármol seguida por Inuyasha y observó con detenimiento el arma; un arco muy tallado de madera con su hilo elástico y al parecer muy antiguo.
-esto es...-tartamudeó con ciertas ganas de tomar aquel arco que le hacia muy familiar, no lo dudaba
-adelante diosa-le sugirió el guardián cruzado de brazos sin dejar de sonreír-es de su propiedad-
Kagome tragó duro y entre sus manos tomó el arco, casi temblando por el escalofrío que sintió al tocar ese antiguo objeto, lo sabia... Presentía que podía manejarlo, entonces se preguntó; ¿que clases de poderes obtenía Kikyo?. Y como de esperarse el chico le informo lo siguiente:
-la antigua diosa obtenía solamente sus poderes espirituales, los cuales eran muy efectivos para sanar y muy poderosos para batallar-comentó colocándose al lado de ella-y tú al ser su reencarnación, seguramente poseerás esos poderes-
Kagome lo miró.
-pero... Nunca en mi vida he sentido algo sobrenatural-espetó-aunque he sentido varias presencias cerca de mi, es como si fueran mi propia sombra persiguiéndome-
-estoy convencido de que es una parte de tu poder espiritual, tendrás que entrenar para dominarlo-dicho esto, se tronó los dedos y sin previo aviso le dirigió un golpe a la chica pero esta lo esquivó rápidamente, apartándose de él
-¿¡que fue eso!?-gritó con enojo-¿¡que intentas!?-
-bueno, en esto si eres buena...-se encogió de hombros y tomó el carcaj con flechas y lo posicionó en su hombro-tendrás que aprender lo espiritual-se encaminó hacia la salida, la chica parpadeo y enseguida trotó hasta colocarse al lado de él, caminando
-¿quieres decir que sé defenderme físicamente más no lo espiritual?-Inuyasha asintió
-te llevará varios días entrenado-confesó, Kagome frunció el seño
-por lo menos sé golpear fuerte-
-con el pequeño encuentro que tuvimos ayer fue lo suficiente como para que casi me ganaras-la diosa río
-parecías niña-al escuchar eso, Inuyaha se molestó y bufó
-¡claro que no!-
----*----
-una diosa que fue asesinada por un Anubis, y muchos años después... Reencarnó-murmuró una pensativa Kaede para después tomar un sorbo de su té y miró a las aprendices-es increíble lo que está pasando allá abajo-
-lo sabemos anciana Kaede, y algo muy arriesgado para Kagome-comentó Ayame cruzada de brazos en su asiento
-¿y esos guardianes junto con la diosa y el rey? Que a pesar de los años, ¿como siguen viviendo al igual que los infantes?-preguntó esta vez Myoga
-uno de ellos me dijo que, por medio de una fuente sobreviven y para que la fuente persista necesitaban a la diosa reencarnada, es decir, a Kagome-respondió Rin recordando las palabras de aquel peli-plateado de ojos fríos que hacia que le latía el corazón y la colocara nerviosa-es por eso que están así de jóvenes y fuertes-
Los mayores se miraron meditando. Para ellos era in-creíble lo que pasaba con la azabache y la pirámide, nunca se había visto este tipo de cosas en aquella era; donde la tecnología estaba más avanzada y donde las momias u otros seres no deberian de sobrevivir.
-tengo una duda que no me deja tranquila-interrumpió Sango; Kaede y Myoga la miraron y dejaron que siguiera-¿qué es... El Perla Negra?-
Rin y Ayame observaron a su amiga quien estaba algo desesperada y rogando por una respuesta positiva de parte de los mayores quienes volvieron a meditar e intercambiaban miradas muy desconfiados como si aquella pregunta los colocara nerviosos, pues... Ellas se pusieron más nerviosas por la respuesta.
-El Perla Negra es una pirámide que se encuentra más allá de estas y la más misteriosa de todas aparte de Shikon como suelen llamarle los guardianes que contaron-respondió Kaede señalando las pequeñas pirámides que estaban al frente y más adelante la pirámide Shikon-una pirámide que ninguno de nuestros arqueólogos quisieron investigarlo, no se sabía el por qué... Simplemente no querían acercarse a ella-tomó otro sorbo de té
-se dice que aquella pirámide lo gobernaba una rey llamado Naraku...-prosiguió Myoga-era un ser cruel y despiadado que sometía a sus guardianes o peor aún, a sus habitantes cuando cometían un error, especialmente en traicionarlo, y lo que más deseaba era en apoderarse de la perla de Shikon-hizo una pausa observando a las chicas que no movieron un sólo músculo, le prestaban atención, y mucha-la diosa de las Almas y la diosa de los Vientos eran sus más leales sirvientes, eran las únicas diosas que quedaron en El Perla Negra después de una de las guerras que se realizó en el antiguo Egipto, una arrebata las almas de los habitantes con su espejo y la otra los descuartiza con un abanico mágico-
-es... Terrible-murmuró Rin al escuchar esas palabras, no quería ni imaginarse las torturas que recibieron aquellas personas, Sango y Ayame tragaron duro
-según la leyenda del antiguo Egipto, Naraku al encontrarse con Kikyo para quitarle la esfera se enamoró perdidamente de ella que su obsecion por la perla se esfumó, lo mismo le pasó a Kikyo cuando iba a eliminar a la pirámide El Perla Negra y se armó una linda relación entre ellos...-comentó Kaede-no una cualquiera, sino... Uno que ninguno de los dos pudieron sentir ya hace millones de años en su existencia, ambos se amaban a más no poder y Naraku dejó de ser aquel cruel personaje por ese sentimiento que florecía cada vez más, el amor que sentían el uno por el otro era inquebrantable hasta el punto de querer reunir sus pirámides en aquel entonces pero...-
-que... ¿Que pasó después?-interrogó la peli-roja
-hubo un malentendido y el rey de El Perla Negra decidió atacar al Shikon con el propósito de eliminar a la pirámide, sus habitantes y a la diosa pero no lo logró del todo- dijo Myoga-de ahí ya sabrán que a Kikyo la asesino un Anubis pero lo que más me intriga es; ¿que fue ese malentendido? ?¿Que fue lo que le paso al rey después de aquella guerra? ¿Hubo alguien quien lo traicionó cuando se desató la guerra entre ambas pirámides? Y lo mas importante... ¿Ese alguien estaba interesado en la perla?-se preguntó para sí
-es algo que no está en la leyenda y mucho menos en la mitología-sentenció Kaede-es extraño...-
-increíble...-murmuró Sango
-con respecto a la prohibición de acercarse al El Perla Negra, ¿por qué no se podía?-dijo Ayame
-según la leyenda... La pirámide estaba maldita después de aquella guerra, eso significa que podría caerle una maldición hacia aquella persona que se le acerque o la toque, por ahora no se sabe si aún esta de pie o se derrumbaría-explicó Myoga, las aprendices quedaron pensativas
¡Claro que esa pirámide existe aún! Uno de aquellos guardianes lo había nombrado cuando se percató de la perla que cargaba la azabache, entonces... Si el rey Naraku se enteraba de que aquella joya existía no tardaría en ir por ella y acabar con la actual diosa y la pirámide. Con ese pensamiento, las tres tuvieron un terrible presentimiento con lo que podría pasarle a su amiga, a la pirámide o peor aún... ¡Al mundo entero!.
-hay que avisarle a Kagome-se levantó la castaña decidida en volver y tal vez con su amiga, no se perdonaría si le pasaba algo en aquella situación-hay que advertirle-
-volvamos entonces-apoyó Ayame
-pero... ¿Si llegamos tarde? Quiero decir, si aquel rey ya se habrá enterado y allá abajo esta pasando algo peor-comentó la peli-caoba dubitativa
-tranquila, dudo que ese rey se haya enterado tan rápido, esa pirámide está lejos como para que él venga y acabe con todos-aseguró Ayame
-no te confíes hija...-le habló la anciana y las miró serena-según la leyenda, la diosa de las Almas puede ver lo que pasa allá adentro con su espejo, es probable que se haya enterado-
Las aprendices tragaron duro y se colocaron nerviosas.
-si es así, ¿por que no ha sucedido nada?-preguntó Sango-y peor, ¿aquí en la superficie?-la mujer meditó
-eso si es alarmante...-susurró Myoga
Las chicas no dudaron y tomaron el valor de ir allá abajo, cogieron sus linternas y pistolas cada una para así bajar y rescatar a su amiga. No podían dejarla sola en ese lugar y peor con personas que sobre vieron millones de años atrás. Se dirigieron a la entrada para empezar su caminata pero...
-chicas...-las llamó Myoga y le entregó un radio comunicador a Sango-comunícanse si pasa algo, nosotros nos arreglaremos para que nadie se entere, y por favor... Traigan a Kagome-
Las jóvenes asintieron ante esas palabras, juraron traer a Kagome de vuelta sin importar que las detuvieran, la traerían cueste lo que les cueste, aún así con el pensamiento de que estaban empezando a sentir algo muy especial y a la vez peligroso por esos guardianes que protegen a su amiga, y era algo que a ellas le temían; enamorarse de seres de la antigüedad.
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