El profesor explicaba mientras algunos alumnos tomaban apuntes. Hablaba de un trabajo por parejas.

-Como todos os conocéis -dijo el profesor-, sé los grupos que haréis. Por ello os pondré por orden de lista para las parejas.

Paola levantó la mirada de los apuntes, cosa que ella no solía hacer. Miró al profesor y se levantó para hablar.

-No me parece bien que siempre hagamos las cosas por orden de lista. Déjanos hacer los grupos como queramos.

Al segundo, todos empezaron a decir que tenía razón. Paola, satisfecha, se sentó.

-Lo siento, pero lo haréis por orden de lista.

Paola miró al profesor fijamente y apuntó su nombre en una hoja.

-No debiste decir eso. -Susurró.

Cristina miró asustada a Paola, y ésta le devolvió la mirada. Sonrió de forma perversa y volvió a mirar sus apuntes.

-Cristina González y Paola Gómez. -Dijo el profesor.

Paola apretó el lápiz hasta romperlo. Cristina estaba realmente asustada.

A la salida del instituto Paola fue a hablar con Cristina.

-Mañana en mi casa. -Dijo Paola ante la atenta mirada de Cristina.- A las 6.

Cristina asintió y sonrió, pero estaba realmente asustada.