Capítulo 45: "Los efectos de un amor no aceptado - Parte IV: Prueba"
(Últimos capítulos)
Un par de hombres platicaban en un lujoso restaurante, mientras esperaban les trajeran lo que habían ordenado.
Sabes lo que yo hubiera hecho en tu lugar, decía Nakamura.
¿Qué?, respondió el señor Ox intrigado.
Le hubiera dado una buena cantidad de dinero, de hecho, eso es lo que busca ese infeliz, agrego Nakamura.
No, él no busca el dinero de mí hija, si algo tengo que reconocerle a ese joven, es que él no busca el dinero de mi familia, en verdad ama a mi hija, pero no es de nuestra clase, y ese solo hecho lo hace indigno de ella, respondió el gigantesco hombre con amargura.
Yo no creo ello, el chiquillo ese es muy astuto Ox, él dice que no le interesa tu dinero, pero en realidad si le interesa, como no le va interesar en un futuro poder disfrutar de todo lo que Milk heredara de ti, es más si gustas pruébalo, deshereda a tu hija, a ver si él sigue interesado en ella, yo pienso que no, dijo Nakamura.
Esa será mi última opción, pero no será por probar su interés en Milk, si no por probar el interés de mi hija en él, respondió el señor Ox.
No comprendo, contesto Nakamura.
Yo estoy seguro de los sentimientos de ese muchacho hacia mi hija, como también estoy seguro de que a él no le importaría que la desherede, pues lo único que le importa es que mi hija este con él, situación que de hecho no permitiré, ya que ella es una Ox, y como tal merece a alguien digno de nuestra alcurnia, sin embargo, no estoy seguro de los sentimientos de Milk, yo creo que ella siente mucha gratitud con él, después de todo él le ha demostrado con acciones su amor, él ha sido el único de los jóvenes que estuvieron luchando por su amor que estuvo en el hospital junto a ella, todos los días hasta que ella dejo el mismo, él la cuido, velo su sueño, él nunca perdió la fé en que ella despertaría, si al menos fuera millonario, así no sea un magnate, pero millonario, yo lo aceptaría para mí hija, pero él es un jovencito de clase media, él no puede darle la vida a la que mi hija está acostumbrada, esa relación está condenada al fracaso, pero no solo a ello sino además al sufrimiento, y es ello lo que yo quiero evitarle a mi hija, ...., decía el señor Ox.
Ello es un hecho, ese joven jamás podrá darle a Milk, la vida que lleva; y si, ahora que me explicas todo lo que ese muchachito ha hecho por Milk, es un hecho que ella se sienta en deuda con él, pronunció Nakamura, haciendo una pausa para añadir: Ello explica su elección, ya decía yo, que Milk no podía ser tan irresponsable, ella solo está dejándose llevar por la gratitud hacia él.
Así es, por ello debo ser paciente, yo sé que Milk no va a soportar por mucho tiempo el estilo de vida que él lleva, sé por mis informantes que él y ella no se ven en lugares a los que mi hija está acostumbrada, ella en algún momento tendrá que reaccionar..., acotaba el señor Ox.
Sí, es cierto, ella tendrá que reaccionar, pero ¿Cuánto vas a esperar hasta que Milk reaccione Ox?, ella ya perdió a tres grandes candidatos, ¿no?, me entere que Takahashi rompió su sociedad contigo y volverá al extranjero, por supuesto se llevara a su hijo con él, Kobayashi está pensando en comprometer a su hijo con los Tanaka, y Android pues también tiene pensado buscarle prometida a su hijo, decía Nakamura.
Lo sé, dijo el señor Ox, con amargura.
Los mejores prospectos para la hija del magnate más adinerado de Japón ya no estarán disponibles para ella, sin embargo, aún hay otros que quedan en la lista, creo que no puedes dejar pasar más tiempo, agrego Nakamura.
Lo sé, pero no quiero tener problemas con mi hija, respondió el gigantesco hombre.
Te sugiero que enfrentes a ese arribista una vez más y lo hagas entrar en razón, si él ama a Milk no va a querer para ella su infelicidad, ¿no?, respondió Nakamura, haciendo una pausa para acotar: Si él sigue empeñado en seguir adelante con esa relación, entonces deshereda a tu hija.
Oficina:
Una pelinegra marcaba un número de celular, a los pocos segundos una cálida voz le contesto: Mi niña bella, ¡disculpa que no te haya llamado! pero apenas acabo con el grupo.
Solo llamaba para decirte que no se te olvide pasar por mí, respondió la pelinegra.
No, no se me olvidará princesita, escucho la pelinegra.
Bien te espero, agrego la joven.
1 hora después:
Milk abordaba el modesto auto de su novio, al tiempo que este la miraba con dulzura.
Vamos a comer algo, y luego vamos a que conozcas mi nuevo hogar, dijo Gokú.
Bien, pero hoy yo invito, respondió la pelinegra.
Está bien, dijo Gokú, al tiempo que sintió los labios de su amada sobre su mejilla.
Ahora si vamos, añadió con dulzura la joven, mientras el joven de cabello alborotado sonreía.
La pelinegra le indico el lugar donde debería ir su apuesto novio. Tras algunos minutos de viaje, el joven de cabello alborotado detuvo su auto frente a un lujoso restaurante.
¿Aquí?, pronunció Gokú, con cierta preocupación, mientras miraba el hermoso restaurante.
Sí, mi príncipe, aquí, este es uno de los lugares más exclusivos de la ciudad, ya verás porque cuando entremos, dijo Milk con calma.
Pero, me dejarán entrar, respondió en voz baja el joven de cabello alborotado.
¿Qué?, contesto la pelinegra que no había logrado escuchar lo que su novio dijo.
Es que no vine vestido para la ocasión, dijo Gokú, tratando de solucionar lo que dijo.
Es hora de almuerzo, salimos de trabajar, nadie a estas horas llega vestido con trajes elegantes aquí, salvo en la noche, además tú te ves bien con lo que te pongas sea día o noche, respondió Milk sonriendo.
Tú también te ves bien con lo que te pongas, pero de igual manera la calidad de tus prendas y las mías no,..., decía Gokú, mientras la pelinegra lo miraba.
Si seré tonta, lo hice sentir menos que yo, sin darme cuenta, además yo no quería hacerlo sentir mal, sino que él disfrute de estos lugares junto a mí, pensó Milk, rompiendo su silencio a los pocos segundos para pronunciar: Tienes razón, ningunos venimos vestidos para la ocasión, ya que así sea hora del almuerzo, hay que vestir no tan sport para un lugar así, mejor vamos a otro lugar, es más tu sorpréndeme.
¿Qué?, respondió Gokú, pestañando.
Tú elige el lugar, eso sí, yo invito hoy, agrego la pelinegra con dulzura.
Está bien, respondió el apuesto joven.
Tal cual lo acordado Gokú eligió el lugar donde almorzarían, este era un restaurante no tan lujoso, pero muy bonito, y sobre todo accesible para el bolsillo de una persona de clase media como lo era el joven de cabello alborotado.
Aquí preparan la comida tradicional de manera exquisita, siempre que hay algún festejo especial de amigos, venimos aquí, decía Gokú.
El lugar es muy bonito, pronunció Milk, mirando el lugar, que contaba con asientos en formas de esferas.
Sí, es cierto, contesto Gokú.
Se parece a "7 esferas", solo que más pequeño, pero su diseño es muy parecido, acoto la joven.
¿7 Esferas?, respondió Gokú.
Sí, "7 esferas" es el restaurante más exclusivo de "Ciudad Naranja", algún día cuando vayamos allá iremos a cenar en este, para que veas que lo que digo es verdad, dijo Milk, con dulzura.
Tal vez el mismo diseñador colaboro con la decoración del local, ¿no?, respondió el joven de cabello alborotado.
Sí eso debe ser, contesto la pelinegra, mientras un hombre uniformado se acercaba a la mesa.
Tiempo después:
Un par de pelinegros ingresaban tomados de la mano a una modesta casita.
Aún estoy en plena mudanza, como podrás ver, decía Gokú, mientras la pelinegra observaba el lugar, lleno de cajas aún cerradas que estaban en el suelo.
Cuando gustes, yo te ayudo a acomodar tus cosas, respondió Milk.
No como crees mi niña, yo me encargare de acomodar lo que traje del departamento, eso sí quiero que me apoyes con la decoración de los espacios, agrego el joven de cabello alborotado.
Cuenta con mi apoyo, dijo Milk, con dulzura.
En tanto:
Aún no regresa, decía un gigantesco hombre mientras platicaba por celular.
No señor Ox, escucho.
Bien, quiero que me pases la agenda de la semana de mi hija, añadió el gigantesco hombre.
¿La agenda de la señorita Ox?, escucho.
Sí, ¿es que no entendió lo que dije?, pronunció el gigantesco hombre.
¡Eh! sí, sí, señor Ox, ahora se lo envió, escucho.
Bien, contesto el gigantesco hombre.
Minutos después:
Eso sería todo y no le vayas a comentar a mi hija que te pedí su agenda, ¿entendido?, pronunció con firmeza el gigantesco hombre.
Entendido, escucho, mientras posaba su mirada en un archivo que le había enviado una de las secretarias de su hija.
Perfecto, mañana Milk estará ocupada todo el día, eso significa que no se verá con él, pronuncio el gigantesco hombre.
Casa de Gokú:
Entonces mañana no nos veremos, decía con nostalgia Gokú.
No, pero podemos llamarnos, respondió la pelinegra, tomando las manos de su novio.
Lo sé, y eso haré, respondió Gokú, mientras acercaba su rostro al de la joven. ¡Te amo! agrego el joven antes de posar sus labios sobre los de la pelinegra.
Tras algunos segundos el par de jóvenes rompieron el beso. Gokú llevo a la pelinegra de vuelta a la empresa, y el retorno a su gimnasio.
Al día siguiente: "Mansión Ox"
¿No irás a la empresa padre?, pronunció la pelinegra al ver a su padre aún sentado en un sofá.
Sí lo haré hija, pero iré un poco más tarde, dijo el señor Ox.
¿Por qué?, tú siempre vas temprano para atender los proyectos que te llegan a la empresa, respondió Milk.
Pues últimamente no llegan muchos proyectos hija, por ello no tiene sentido ir tan temprano, contesto el señor Ox, haciendo una pausa para añadir: ¿Y tú cómo vas con las negociaciones?
Bien, mintió Milk, mientras pensaba: No puedo decirle a papá, que hoy agende todo el día citas para poder hablar con los representantes de las empresas que buscan nuestros servicios, y convencerlos de que no prescindan de los mismos.
¡Qué bueno! dijo el señor Ox.
Nos vemos por la noche papá, respondió Milk, acercándose a su padre, para abrazarlo, al tiempo que agregaba: ¡Te quiero mucho!
¡Yo también hija! contesto el gigantesco hombre.
Horas después:
En un lujoso restaurante una pelinegra se encontraba platicando con uno de los representantes de una de las empresas que usaban sus servicios.
Yo entiendo lo que usted dice señorita Ox, pero también comprenda a mis representados, ellos no van arriesgar su capital, en una empresa con la que ya nadie quiere trabajar, respondía un hombre de traje formal.
¿Por qué mezclan lo personal con lo laboral?, dijo Milk tratando de sonar calmada.
Así son las personas de su clase señorita Ox, creo que usted es la única que tiene otra manera de pensar, respondió el uniformado.
Gimnasio Son:
Un apuesto jovencito de cabello alborotado que vestía un gi de entrenamiento, se encontraba en una modesta oficina arreglando unas carpetas, cuando de repente la puerta del lugar se abrió.
Gokú, amigo, aquí hay un señor que te estás buscando, decía Ten, mientras se hacía a un costado, para que un gigantesco hombre ingresara.
Señor Ox, pronunció Gokú, poniéndose de pie.
Ya decía yo que alguien tan elegante tenía que ser tu suegro, pronunció Ten, haciendo que el gigantesco hombre lo mire con reproche.
Él aún no es mi yerno, por lo tanto, no es correcto lo que dices jovencito, dijo el señor Ox con firmeza.
Claro, disculpe..., respondía nervioso Ten.
Amigo, déjanos solos, pronunció Gokú.
Sí, sí, dijo Ten, antes de salir del lugar.
Señor Ox, tome asiento, agrego el joven de cabello alborotado.
¡Gracias! pero así estoy bien, dijo el gigantesco hombre, mientras observaba el lugar.
¿Qué lo trae por aquí?, añadió Gokú.
Vengo a suplicarte que renuncies a mi hija, pronunció con la mayor calma que pudo el gigantesco hombre.
Señor Ox, usted y yo ya hemos hablado...., decía Gokú, pero se vio interrumpido por el padre de su novia.
Sé cuál es tu manera de pensar, que para ti el amor es lo más importante, lo sé, y respeto tu postura, y por ese amor que sientes por mi hija, te pido la dejes libre, contesto el señor Ox, haciendo una pausa para agregar: Ella está muy agradecida contigo, ella supo por las enfermeras que lo cuidaban todo lo pendiente que tú has estado de ella, y yo, y yo también te agradezco tanto amor hacia mi hija, pero quiero que comprendas que ustedes dos nunca podrán ser iguales, mi hija lo sabe, pero es tan noble y agradecida que te eligió a ti, a pesar de saber que algo entre los dos, está condenado al fracaso, tal vez no ahora, pero sin en el mañana, cada día que pase, las diferencias entre los dos saldrán más a flote, entonces los dos empezaran a sufrir, y yo no quiero ello para mi hija.
Estoy conciente de la diferencia económica que existe entre los dos, pero como alguna vez le dije, yo no quiero el dinero de su hija, quiero su amor, y yo sé que lo estoy consiguiendo, respondió Gokú.
¿Pretendes traer a mi hija a tu mundo?, ¿crees que ella podrá acostumbrarse a una vida con tantas carencias?, mi hija está acostumbrada a tenerlo todo, a asistir a los mejores restaurantes del país y del mundo, a vestir ropa que sobrepasa el valor de tu gimnasio, a viajes, a alojarse en los mejores hoteles del país y del mundo, a contar con muchas cuentas bancarias, y ello solo es poco de lo que mi hija está acostumbrada, y que tú no podrías darle, porque no vayas a creer que ella podrá seguir con esa vida pues gozara de mi dinero, porque ello no será así, he decidido cerrarle de manera momentánea todas las cuentas que aperturé a su nombre, solo la dejare con su sueldo de ejecutiva, dijo el señor Ox, con amargura.
Ya le dije una vez y se lo vuelvo a repetir, a mí no importa su dinero, solo su hija, respondió Gokú, con firmeza.
Sigues siendo un terco, pero además egoísta, solo piensas en ti, y así dices amar a mi hija, amar también significa sacrificio, imagino que lo sabes ¿no?, solo que más puede tu egoísmo que tu amor, pronunció el señor Ox, haciendo una pausa para añadir: Bien cerrare las cuentas de Milk, estoy conciente que con ello quien sufrirá más será ella y yo, no tú, ya que a ti te da lo mismo que mi hija de tenerlo todo pase a no tenerlo nada, pues solo estás pensando en ti....
No es así señor Ox, pronunció Gokú.
Ya no tengo nada más que hablar contigo, ¡Permiso! agrego el gigantesco hombre antes de abandonar de dirigirse hacia la salida del lugar.
Señor Ox, señor Ox,...., dijo Gokú, pero el gigantesco hombre no detuvo sus pasos, continuo su camino hacia la salida de la modesta oficina.
Tras algunos minutos entro Ten a la misma.
¡Qué tal suegrito que te cargas amigo! ¿me pareció o está furioso?, dijo Ten, pero decidió no hablar más al ver el rostro entristecido de su amigo. Mejor me retiro, agrego el joven saliendo de la oficina, dejando a un entristecido y pensativo joven de cabello alborotado.
Fuera del gimnasio:
El gigantesco hombre abordaba un auto mientras pensaba: Ya que ese terco no quiere alejarse de ti, pondré a prueba tus sentimientos hija, sé que tu no vas a soportar esa vida, sé que no lo vas a soportar., estás acostumbrada a una vida llena de lujos, no a la clase de vida que él piensa darte.
¿A la empresa señor Ox?, escucho.
Sí, dijo el gigantesco hombre, al tiempo que marcaba un número en su celular.
Señor Ox, ¿a qué debo su llamada?, escucho.
Necesito que me apoyes con unos trámites, agrego el gigantesco hombre.
Claro, estoy para servirle, ya lo sabe..., escucho.
Gimnasio Son:
El señor Ox, cumplirá su palabra, de ser así, ¿Cómo lo tomará Milk?, pensaba Gokú, mientras su mirada se tornaba entristecida.
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