Capítulo 21: "Rompiendo una primera barrera: Sentimientos que causan temor"
El sonido de una puerta saco de sus pensamientos a una pelinegra de mirada meditabunda.
En diez minutos nos traen el desayuno, dijo Gokú con calidez, mientras caminaba hacia su escritorio, al tiempo que la pelinegra cerraba la cajita musical. Sobre el escritorio está el reporte de ventas de este mes, y también el informe del evento al que asistimos, ya le envíe una copia a tu padre, agregó el apuesto joven.
Creo que te es muy difícil hablarme con respeto, pronunció Milk con calma.
¡Eh! es que eres muy joven, pero..., decía Gokú.
Ya no importa, no te lo reprocharé, después de todo me has ayudado mucho en estos días, solo no lo hagas delante de mi padre, acoto la pelinegra sorprendiendo por sus palabras al apuesto muchacho.
Sí, contesto el joven de cabello alborotado, mientras la pelinegra miraba las carpetas.
Veo que sabes mucho de negocios, incluso de finanzas, ¿acaso tienes estudios de economía, administración o contabilidad?, decía Milk.
No, pero tengo mi propio gimnasio, en él no solo soy maestro de artes marciales, sino además me encargo de todo lo relacionado a la administración y contabilidad del mismo, respondió Gokú, mientras en su rostro se plasmaba una encantadora sonrisa, mientras un pensamiento venía a su mente: Estamos hablando de algo que no es trabajo, si, lo estamos haciendo.
Ah sí, claro allí debiste adquirir la experiencia, dijo Milk, haciendo una pausa para agregar con curiosidad, mientras revisaba uno de los informes: Pero no comprendo, si tienes un negocio propio, ¿por qué trabajar en otro lugar?, ¿acaso tu negocio no te rinde lo esperado?
Me da lo necesario para poder vivir de manera tranquila, y permitir que otras personas que trabajan junto a mí, también lo hagan, sin embargo, no es como para volverme millonario de un momento a otro, yo estoy conciente que para poder conseguir una fortuna hay que trabajarla arduamente, y en ello estoy, es más hace un poco más de un año el alcalde del pueblo reconoció a mi gimnasio como uno de los mejores de la ciudad, respondió Gokú con orgullo.
Ah sí, dijo Milk, guiada por la curiosidad.
Incluso me dieron un incentivo monetario, el cual invertí en hacer mejoras para el gimnasio, agrego el joven, mientras pensaba: Tal vez sea el momento de hablar de mis sentimientos hacia ella, de esos sentimientos que nacieron en mí desde que la vi en aquel pub.
Claro, pronunció la pelinegra.
Ese fue el motivo porque aquel día que no recuerdas fui al Pub Dragón, añadió Gokú.
Lo lamento, pero no recuerdo a verte visto ese día, dijo Milk con la misma firmeza que antes le hablaba, para así disimular lo nerviosa que estaba tras las palabras que pronunció su apuesto asistente, al tiempo que el teléfono de la oficina empezó a timbrar.
Pues yo desde ese día no he podido olvidarte, y me trace un objetivo volver a verte y seguir trabajando arduamente para poder brindarle en un futuro a la princesa de mis sueños todo lo que merece, agrego Gokú, mientras tomaba la llamada, al tiempo que la pelinegra bajo la mirada y sus mejillas empezaron a teñirse de carmín. Bien, que pasen, decía Gokú.
Luego de ello el apuesto joven dejo el fono del teléfono sobre el mismo, al tiempo que la puerta de la oficina se abría, para segundos después ingresaran un par de meseros.
Ese es para la señorita, pronunció Gokú, mientras el mesero asentía y se dirigía a colocar la bandeja con alimentos sobre el escritorio de la pelinegra.
Tras algunos minutos el par de meseros salieron de la oficina, dejando solos al par de jóvenes.
Espero y haya elegido lo correcto para ti, estuve averiguando sobre tus preferencias en los alimentos, pero las secretarias desconocían de los mismos, sin embargo, tu padre me brindo esa información, dijo el joven de cabello alborotado.
¡Mi padre! respondió sorprendida la pelinegra, mientras pensaba: De seguro se lo dijo para que no cometa errores conmigo y no lo termine aburriendo yo con mis desplantes, después de todo tengo que reconocer que hace un buen trabajo en la empresa, y mi padre pues aprecia mucho el mismo.
Sí, aunque también Marón me comento algo de tus gustos, sobre todo por los postres, por ello si hoy también almorzamos te pediré..., acotaba Gokú.
¿Le preguntaste a Marón sobre mis gustos?, dijo alarmada la pelinegra.
Sí, respondió Gokú.
¿Cómo puedes hacerle algo así a ella?, y yo que te creí diferente, pronunció Milk con cierta amargura, mientras pensaba: Si bien Marón solo lo quiere como un pasatiempo debe dolerle que le ande preguntando por los gustos de otra con la que quiere quedar bien.
Hacerle, ¿qué?, Marón es mi amiga, dijo Gokú con la mayor calma posible.
Sí, claro, respondió Milk, con cierta ironía en su voz.
Es solo ello princesa, te estoy diciendo la verdad, solo es mi amiga, ella no despierta en mí, lo que tú, agrego el apuesto joven por impulso.
Será mejor que desayunemos, esta plática es innecesaria, dijo Milk con firmeza empezando a probar los alimentos que le habían traído.
Princesita bella, escucho la pelinegra.
¿Quieres que te envíe un memorándum por romper las reglas de la empresa?, respondió Milk con firmeza.
¿Qué reglas?, dijo Gokú con calma.
No me hagas perder el tiempo, tenemos mucho trabajo por hacer, pronunció Milk, mientras llevaba una taza a sus labios, al tiempo que sentía su cuerpo temblar, tras haber escuchado como la había llamado su apuesto asistente.
No te enfades, aunque aún molesta te vez bella, más bella te ves con tu rostro en calma, añadió Gokú.
Artículo 95 del reglamento interno de la empresa revísalo, fue lo último que pronunció la pelinegra.
Las horas siguientes que permanecieron en la empresa Milk no pronunció palabra alguna, solo se limitó hacer su trabajo, como Gokú hizo el suyo.
¿Pido el almuerzo también para ti?, pronunció Gokú rompiendo su silencio.
No, almorzare fuera, dijo Milk, tomando su cartera.
Te acompaño, agrego el joven.
¿Qué?, respondió Milk.
Es que podrías necesitar mi apoyo, añadió Gokú con dulzura.
No lo necesitare, dijo Milk con firmeza, antes de salir de la oficina.
Creo que fui muy directo, pero si no lo hacía, jamás hubiera podido romper esa barrera que ella ha estado poniendo entre los dos, pensaba Gokú con nostalgia, mientras veía cerrarse la puerta.
En tanto:
Milk caminaba presurosa por un pasillo mientras marcaba un número en su celular, mientras pensaba: Lo que me faltaba, que ahora se crea con derecho a hablarme como si fuera algo suyo, solo porque permití que me besará.
A la mente de la jovencita pelinegra vinieron algunas imágenes de aquella primera vez que conoció al joven de cabello alborotado, haciendo que sus mejillas empiecen a arderle.
Soy una tonta, no debí usarlo como barrera para que Broly se aleje de mí, pues lo único que he hecho es que él se crea con derecho sobre mí, él sabe que fui esa chica que conoció en el pub, así se lo siga negando él está seguro de sus recuerdos, y si no ha mencionado lo que paso entre los dos esa noche, es porque yo no se lo he permitido, pero como se me ocurrió pedirle que me bese para librarme de Broly, debe sentir que tiene alguna oportunidad conmigo, pensaba la pelinegra.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz.
Dime Milk, ¿necesitas algo?, escucho.
¡Eh! no, bueno, solo quería saber ¿Cómo estabas?, pronunció la pelinegra, mientras entraba a un ascensor.
Bien Milk, ¿y tú?, escucho.
También, respondió la pelinegra.
¿Estás en la empresa?, escucho.
Estoy yendo a almorzar, dijo Milk.
Paso por ti, justo estoy yendo con Bulma a un restaurante, escucho.
No, no te preocupes, estoy yendo a casa, mintió la pelinegra, mientras pensaba: No puedo seguir incomodando a Vegueta y Bulma.
¿En verdad?, escucho.
Sí, quiero almorzar con mi padre, respondió la pelinegra.
Mi padrino también está yendo a casa, pensé que tenía reunión de corrido en la empresa, escucho.
Pues se dará un tiempo para almorzar conmigo, respondió la pelinegra.
Minutos después: "Mansión Ox"
Una pelinegra estaba sentada sobre una larga mesa, sobre la cual sus empleadas colocaban unos platos.
¡Gracias! pronunció Milk, antes de que sus empleados se retiraran.
La pelinegra luego empezó a comer, mientras a su mente venía la voz de su apuesto asistente.
Es solo ello princesa, te estoy diciendo la verdad, solo es mi amiga, ella no despierta en mí, lo que tú.
¿Por qué no puedo dejar de pensar en ti desde aquel beso?, no comprendo, no es el primer beso que nos hemos dado, aunque ante ti niegue recordar lo que paso aquella noche en el pub, la verdad es otra, nunca pude olvidar aquel día, tal vez por culpa, o por el remordimiento que me acompaño desde aquel día, ya que yo debido a mi rabia, traicione mis principios, si los traicione, y lo peor de todo es que aquel día si bien hice lo que hice por la rabia, tengo que reconocer que el momento lo disfrute, lo disfrute mucho, pues fue como imagine que sería el día en que me casaría con el amor de mi vida, por ello me sentí sucia, sucia por mucho tiempo, y ahora con este nuevo beso, volví a sentir lo mismo que aquella noche, lo disfrute, y ello no debería ser así, no debería ser así, pensaba la pelinegra, mientras de sus ojos salían unas lágrimas que rodaban por sus mejillas.
Esa tarde la pelinegra decidió no volver a la empresa, se quedó en su casa, específicamente en su habitación, meditando sobre sus sentimientos, esos sentimientos que le causaban temor, pues no quería volver a salir lastimada, además había otros factores que aumentaban sus temores y eran los prejuicios con lo que ella había sido formada, además estaba su responsabilidad al ser una Ox, la heredera del hombre más adinerado de su país.
Al día siguiente: "Empresa Ox"
Una pelinegra entraba a su oficina, al darse cuenta que solo ella estaba allí, camino hacia su escritorio y tomo asiento en el mismo.
¡Qué extraño que aún no llegue! pensó la pelinegra.
El tiempo pasaba y la inquietud en la pelinegra se hizo mayor, pues no había encontrado una sola nota, ni siquiera una llamada de su asistente informándole que había sucedido para que no llegará a trabajar, entonces decidió tonar el fono del teléfono que había en la oficina y marcar a una de las secretarias que estaban fuera de la misma.
Dígame señorita Ox, escucho.
¿De casualidad mi asistente no ha llamado para dejarme algún recado?, pronunció la pelinegra.
El recado, escucho.
Si ha llamado entonces, dijo Milk.
Señorita Ox, discúlpeme, se me paso por alto decirle, que el joven Son por órdenes de su padre fue a su empresa.
¡Fue a la empresa de mi padre! pronunció Milk.
Sí, en cuanto llego, tuvo que irse, ya que el señor Ox, así lo dijo, escucho.
Bien, gracias, respondió Milk, terminando así la llamada, al tiempo que pensaba: ¿Por qué papá lo mando llamar?, ¿será qué Broly cumplió su palabra y le comento a mi padre sobre mi supuesto romance con él?, no, no lo creo, Broly desconoce que Gokú trabaja para mí...
En tanto:
No comprendo su pregunta señor Ox, decía Gokú.
Mira muchacho, mi hija ha estado un poco extraña últimamente, por ello te lo pregunto, ya que tal vez tú puedas haber visto algo extraño, como regalitos, alguien que haya ido a verla, respondía el señor Ox.
Pues si le han llegado presentes a la oficina, pero es normal, ¿no?, su hija es muy bella, tanto que parece una muñeca, dijo Gokú.
Sí, es cierto, mi hija es una niña muy bella, tiene muchos pretendientes, pero no todos pueden llegar a tener el privilegio de estar con ella, por ello te lo pregunto nuevamente, ¿has visto a alguien cerca de mi hija?, pronunció el señor Ox.
No, mintió Gokú, mientras pensaba: Nunca imagine que fuera cierto lo que escuche, que el señor Ox solo aceptaría para novio de su hija a alguien de su círculo social, aunque ello no me va a detener, yo amo a Milk, la amo, y si ella llega a corresponderme, nada ni nadie impedirá que estemos juntos.
Tiempo después:
Gokú entraba a la oficina donde trabajaba, bajo la mirada de una pelinegra.
Al fin llegas, dijo Milk, fingiendo desinterés.
No te dijo la secretaria a donde fui, respondió Gokú con calma.
Veo que no me hiciste caso, añadió la pelinegra con seriedad.
¿Qué?, dijo Gokú.
No has leído el reglamento interno de la empresa y menos las normas, pronunció Milk.
¿No quieres saber para que me mandó llamar tu padre?, dijo Gokú, mientras pensaba: Haré de cuenta que no escuche lo que dijiste princesita bella, ya di el primer paso contigo, y no pienso retroceder.
No, respondió Milk, a pesar que sentía curiosidad por saberlo.
Está preocupado por ti, dice que te ha visto muy extraña últimamente..., respondía Gokú, mientras la pelinegra fingía no prestarle atención.
Horas después:
Hasta mañana, dijo Gokú cortándole el avance a la pelinegra, que lo miraba con firmeza, al tiempo que este le colocaba algo en su mano. Es un chocolate delicioso que probé y quise que tú también probarás, añadió.
La pelinegra sin decirle nada, salió de la oficina, mientras caminaba iba mirando el chocolate el cual tenía forma de corazón.
No hagas que mi vida sea más difícil, pensó la pelinegra.
1 semana después:
Ya había pasado una semana desde que Gokú le había expresado abiertamente sus sentimientos a la pelinegra, aunque ella fingía no haberlo escuchado, una semana durante la cual Milk había decidido llamar a Vegueta para que vaya a la oficina a apoyarla, ya que según ella su asistente no podía hacerlo, pues tenía otras funciones que cumplir, ello había detenido el avance logrado de Gokú con ella, ya que el joven cabello de flama compartía la oficina con Milk, mientras Gokú tuvo que salir de ella, por órdenes expresas de Milk, ocupando por el momento otra oficina.
Creo que con esto hemos terminado Milk, decía Vegueta.
Sí, creo que sí, respondía con cierto pesar la pelinegra.
Milk, dime la verdad, ¿por qué sacaste a Son de la oficina?, si él prácticamente ha estado todo el día aquí, todos los días de la semana, y no solo por unos minutos como me lo dijiste, ya que supuestamente tenía que ir a unas capacitaciones, dijo Vegueta, haciendo una pausa para agregar: ¿Acaso has tenido algún problema con él?
No, claro que no, respondió una nerviosa Milk.
Entonces, añadió Vegueta.
Es que tenía miedo de que Broly se aparezca por aquí, mintió la pelinegra.
¡Broly! dijo furioso Vegueta, haciendo una pausa para agregar: ¿Ese imbécil te ha estado molestando?
Sí, pero creo que ya entendió, respondía la pelinegra con voz temblorosa.
¿Ya entendió qué?, acotó confundido el joven cabello de flama.
Vegueta, cometí un nuevo error, dijo Milk con voz temblorosa.
¿Qué has hecho Milk?, contesto Vegueta confundido.
Le hice creer que Gokú es mi novio, pronunció la pelinegra, dejando boquiabierto al joven cabello de flama.
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