Capítulo 4: Boeing 373.
Este mundo de la prostitución y el sexo es demasiado amplio, desde los clientes hasta sus prácticas sexuales.
Julián es un piloto mexicano de 50 años, si, tiene la misma edad de mi padre. Teddy como le llamo de cariño; es un hombre muy especial. Él es muy cariñoso y una excelente persona, aunque eso no quita que como todos los otros que vienen aquí; venga buscando lo que no encuentra en casa
Cada vez que Julián viene a la madre patria me llena de regalos muy caros desde vestidos, zapatos y joyas hasta cinturones de strapon para que me lo coja de la mejor manera. Pues sí, a Teddy le encanta el placer anal. Pero no cualquiera, sino el que le doy yo.
A penas entra por la puerta de mi habitación y suelta todas las bolsas con regalos corre hacia mí y me besa de la forma más cariñosa que me lo han hecho en mi vida. Es el hombre que siempre soñé, pero con 30 años más.
Luego de tomarnos unas copas de vino, tomo mis aceites de esencias naturales y comienzo a darle un masaje; pues está muy cansado del viaje. Mientras mis manos resbalan por su espalda y mis labios besan su cuello, siento como se va erizando poco a poco de pies a cabeza.
Cómo si nada estuviera pasando él comienza a relajarse cada vez más y a ese mismo ritmo se fueron deslizando mis manos hacia abajo. Ya con sus nalgas llenas de aceite y frotándolas mientras las aprieto él solo va separando las piernas y es el momento justo en el que aprovecho para pasar mi lengua por su ano.
Ahí se lo estuve chupando durante unos minutos hasta que se dió vuelta y con un brusco jalón de pelo puso su verga dentro de mí boca llegando hasta mi garganta. Yo la comencé a lamer como una paleta y cuando ya tenía su polla en el máximo nivel de erección supe que había llegado el momento de sacar la parte diabólica de este ANGEL.
Tomé en mis manos el bote de vaselina mientras me puse el cinturón. Lo puse a cuatro patas y le unté el lubricante con mucha suavidad en el orto y en el pene de látex.
¡ Se acabó la suavidad !
Lo tomé por el pelo y le dí la mejor cojida de su puta vida mientras se pelaba la polla con sus propias manos. Así estuvimos un buen rato hasta que decidió correrse dentro de mí boca y yo me la tragué así como el más fresco zumo de naranja.
Cómo les decía:
Este mundo es muy amplio y más de lo que creemos.
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