Murasaki había quedado helada ante esas palabras. Después de esa confesión, Harly había llorado hasta quedarse dormida en el sofá. Murasaki se había dado el tiempo de ponerle algunas sábanas y frazadas encima para que no le diera frío ni se resfriase.

A la mañana siguiente, cuando se despertó, bajó y pudo ver que Harly ya no estaba acostada en el sofá. Escuchó unas risas en la cocina, así que se dirigió allí. Levantó las cejas con sorpresa cuando vio a Hidan y a Harly charlando como si fueran buenos amigos.

—Buenos días~ —interrumpió canturreando.

Harly se atragantó con el agua que estaba tomando y Hidan se puso rígido en seguida.

—Buenos días... —respondieron los dos mayores, nerviosos.

—¿Estaban haciendo cosas malas que se ponen tan... así? —inquirió Murasaki con tono infantil.

—No digas tonterías, niña —repuso Harly.

—Cómo sea... tengo que trabajar. Adiós.

Hidan se marchó sin decir ni una palabra más. Cuando la puerta sonó indicando que Hidan se había ido, Harly pudo respirar en paz.

—¿Mi hermano te pone nerviosa o algo? —preguntó Murasaki, agarrando una taza, echándole crema y luego una cucharada de café en polvo.

Harly miró como Murasaki mezclaba la crema con el café.

—No —medio mintió.

—Sabes, ayer cuando estabas media ebria me contaste un secreto —comenzó Murasaki.

—Dilo sin rodeos, ¿quieres?

—Naruto te gusta, ¿no es así? Me lo dijiste.

La cocina quedó en silencio por unos momentos. Harly respiró hondo y miró a Murasaki con una extraña mezcla de nerviosismo y seriedad.

—Ah, te lo dije... supongo que no le dirás a nadie.

—Supones bien, pero... ¿por qué no se lo dices?

—¿Por qué decírselo?

—Quién sabe, quizás también le gustes un poco.

—Que él me guste no significa que también pueda corresponder mis sentimientos. Eso sólo pasa en películas, libros de amor, novelas y esas mierdas —dijo con rabia—. Además, a Naruto ya le gusta otra chica.

—¿En serio? —Murasaki miró a Harly con una ceja levantada.

—Así es. Me lo dijo... cuando estaba ebrio.

—Qué coincidencia.

—Lo sé. Nunca más vuelvo a tomar ésta mierda —Harly, de su chaqueta sacó una pequeña botellita a medio acabar. Tenía una etiqueta.

—¿Poción de la verdad? —Leyó Murasaki— ¿Quién te crees, Severus Snape?

—No es eso —rió Harly—. Yo lo nombré así. Es un tipo de alcohol concentrado que inventé. Un sorbo de esto, y, si eres débil, te emborrachas enseguida y comienzas a soltar un montón de disparates.

—¿Por qué lo hiciste?

—Qué voy a saber yo, estaba aburrida, y quería emborracharme rápido sin tener que tomar latas y latas de cerveza barata.

Murasaki negó con la cabeza y decidió cambiar de tema.

—¿Y quién le gusta, si se puede saber? A Naruto, ya sabes.

—Una chica de su instituto, tú tienes que conocerla, ¿no? Dicen que es bastante popular.

—¿Cuál es su nombre?

—Haruno Sakura.

***

Qué. ¿Cómo puede ser posible? ¿En serio?

Eso era todo lo que pasaba por la cabeza de Murasaki después de oír las palabras de Harly.

—¡Murasaki, ¿me estás escuchando?! —Naruto agitó su mano en frente de la cara de Murasaki para que ésta le prestara atención.

¡Al rubio que tengo enfrente de gusta Sakura!, Murasaki agitó su cabeza levemente para que dejara de pensar en eso.

Ambos amigos estaban sentados en una banca en el patio del instituto.

—C-Claro...

—¿Te han dicho eres pésima tratando de ocultar las cosas? ¿En qué piensas?

—En nada... ¿qué me estabas diciendo?

—Lo del baile de Otoño, a quién estaba pensando invitar. Como se pueden invitar a personas que no estén dentro del instituto, quizás podría invitar a Harly.

—¿A Harly? ¿Y a ella le gustan este tipo de boberías, como bailes y más?

—No sé, pero me tendrá que acompañar de todos modos —sonrió Naruto.

—No puedes obligar a las chicas —habló una voz muy diferente a la de ellos dos.

—¡Sasuke-kun! ¿...tú eres el mejor para decir ese tipo de cosas?

—Hola, Sasuke.

—Chicos —correspondió el saludo, inclinando la cabeza como con pereza. Se acercó a la banca en la que ambos de sus amigos estaban sentados y los acompañó.

—¿A quién tienes pensado invitar al baile, Sasuke?

—Si pudiera, a Sasha Grey o Alexis Texas*, pero como no puedo, supongo que a Murasaki, ¿quieres venir conmigo?

—No tenía pensado ir, pero ya que me lo pides de manera tan romántica y considerada, acepto.

—Genial... ¿cuándo es el baile?

—Éste viernes... hoy es lunes... y no tengo ningún traje —respondió Naruto.

—Yo le sacaré uno a Itachi... Ah no, espera, él es más alto que yo. Tendré que salir a comprar esas mierdas —se lamentó Sasuke frunciendo el ceño.

—Sólo tienes 16 años, no esperes ser tan grande como tu hermano mayor ya. Yo a los 12 apenas y medía 1.45 —dijo Naruto.

—Qué triste.

—Lo sé.

Murasaki se paró de la banca y comenzó a caminar.

—¿Dónde vas? —le preguntó Sasuke.

—A mear —respondió, directa.

—Ah.

—¿Por qué? ¿Quieres acompañarme?

—Ya quisieras, cerda. Ve tu sola.

Se adentró a los baños, que como siempre, estaban llenos. Apenas podía escuchar sus propios pensamientos por el ruido que había. Pareciera como si casi toda la población femenina hubiera ido a los baños para sólo hablar, ya que los cubículos apenas y estaban ocupados. Haciéndose paso entre toda la gente, entró en un cubículo que estaba desocupado justo cuando tocó el timbre que anunciaba el final del receso.

—Ah —gruñó—, no puedo hacer pis en paz si me siento apurada.

Cerró los ojos y se concentró. Hizo lo que tenía que hacer, y cuando estaba a punto de irse, escuchó sollozos. Ya nadie quedaba en los baños pues toda la manada de chicas había salido corriendo a sus clases para no llegar atrasadas.

Murasaki casi se muere del miedo, ¡el baño estaba vacío y se escuchaban sollozos! Se hizo la valiente y salió del cubículo, rezando por su vida.

—Sasuke-kun, oh, Sasuke-kun... —murmuraba la voz.

—¿Sasuke-kun? —Murasaki se tapó la boca al darse cuenta de que había hablado.

Alguien saltó de un momento a otro encima de ella y pegó un chillido de horror. Forcejeó, pero ese alguien se negaba a soltarla. Murasaki se tranquilizó al ver unos ojos verde jade mirándola con desesperación.

—¡Quédate quieta!

—Lo haré, lo haré, ¡pero suéltame!

Sakura soltó a Murasaki, dejándola libre.

—Pensé que el baño estaba solo...

La castaña observó a la contraria, que tenía el delineador de ojos corridos, demostrando que había estado llorando.

—¿Qué te pasó? ¿Por qué decías el nombre de Sasuke-kun?

—¡Eso no es problema tuyo!

Murasaki suspiró y se levantó del suelo, sacudiendo el polvo de su falda y suéter. Algo cayó al suelo.

—La poción de la verdad —susurró Murasaki.

Harly se la había dado, en precaución para no volver a emborracharse porque sí.

Murasaki miró la botellita que contenía la «poción», y luego a Sakura, con malicia. Sakura detectó enseguida esa mirada, se paró y salió corriendo, pero Murasaki ya había saltado encima de ella. Ambas cayeron al suelo y comenzaron a pelear por ver quién estaba encima. Murasaki se puso a horcajadas sobre Sakura y le puso la botella en la boca, obligándole a beber. Luego de dos tragos, la mirada de Sakura se perdió, demostrando que su organismo estaba cediendo al alcohol.

Murasaki suspiró tranquila y sonrió. Lo había logrado.

—Quiero un panqueque —suspiró Sakura, medio ebria.

—Lo tendrás, lo tendrás —le respondió Murasaki, tomándola de los talones y jalando el cuerpo de Sakura por el baño hasta llegar a un cubículo—. Pero antes, tendrás que contarme unas cuantas cosas.

Sentó a Sakura en el excusado y cerró la puerta del cubículo.

—¿Qué cosas quieres saber...?

Sakura estaba que se caía, así que Murasaki la sostuvo.

—¿Por qué estabas diciendo el nombre de Sasuke-kun hace un rato?

—Sasuke-kun... ¡Sasuke-kun es tan genial...! ¡Sasuke-kun me encanta!

Murasaki quedó tan en shock que dejó caer el cuerpo ahora endeble de Sakura al suelo, la nuca de la muchacha sonó bien feo contra la cerámica, pero a Murasaki no pareció importarle mucho.

A Harly le gusta Naruto, a Naruto Sakura y a Sakura Sasuke, la cosa ahora era, ¿a quién carajos le gusta Sasuke?

*Sasha Grey y Alexis Texas: ambas son reconocidas actrices porno.

 ¡Hagan sus apuestas, hagan sus apuestas! ¿A quién me gusta Sasuke? eue la respuesta las dejará sorprendidas~