Capítulo 1
Inicio: 07-05-2024
Termino: 12-05-2024
"Siempre estás ahí para salvarme y estar a mi lado."
En la parada de buses, se había puesto a llover, yo no llevaba paraguas y junto a la parada, había una gran poza de agua y esperaba a que el bus llegara, cuando de pronto, mis dos odiosos primos pasaron en su auto deportivo frente a mí y me mojaron por completo. Yo los miré anonadada y ellos estallaron en risas, burlas y se dieron a la fuga.
Toda empapada, llegaría tarde a la entrevista de trabajo si me devolvía a nuestro departamento para cambiarme, y sin saber qué hacer, pensé en él, y sin más, me subí al bus y me fui a la empresa en donde me habían llamado.
Con mis primos no nos llevábamos bien, ambos se habían pasado la vida fastidiándome y haciéndome bullying. Siempre había sido así, desde que era una niña, pero toda esa rabia y resentimiento hacia ellos, se opacó cuando lo conocí a él, a mi amado Layne Staley.
Llevábamos dos años juntos, en donde él y yo éramos y estábamos muy felices. Layne era el chico más tierno, adorable, atento y sencillo que nunca, antes conocí y cada día me hacía amarlo y apreciarlo más y más.
Siempre, cada vez que podíamos, nos tomábamos fotos juntos y poníamos caras chistosas. Ese era uno de nuestros hobbies favoritos, además de pintar, ver series animes y comer chatarra hasta hartarnos.
Esas últimas semanas había estado buscando empleo, porque en mi antiguo trabajo me habían despedido por reducción de personal, y un poco desanimada, él me decía cosas como no estuviera triste, que tuviera calma y que algo saldría, lo que me reconfortaba y me daba ánimos. Así era Layne y siempre estaba ahí para animarme y rescatarme de lo que fuese.
Justo aquella mañana me llamaron de una empresa de administración, en donde yo había postulado hacía semanas, y más que contenta y nerviosa, me levanté más que rápido y corrí a la parada de buses.
Nerviosa, la lluvia no se detenía y mi ropa toda empapada por culpa de mis primos, pensé en ellos y se me cubrieron los ojos de lágrimas. Era increíble que también me hubiesen hecho algo como aquello, y preocupada por la entrevista, se acercaba mi parada, y tiesa e incómoda, me levanté del asiento y toqué el timbre.
Casi no sentía las piernas y temblando por completo, los dientes me crujían. Era imposible que toda mi ropa se secara de esa parada, a la vuelta de la empresa, en donde tenía que presentarme en menos de diez minutos.
<< ¿Qué es lo que haré? >>
<< No puedo presentarme así con esta ropa al encargado. >>
<< ¡Dios! >>
<< Pero ya estoy aquí, no puedo darme por vencida, así como así. >>
Acelerada y angustiada, doblé a la siguiente calle y volví a pensar en mis primos y apreté los puños. Les deseé lo peor.
<< No sé cuándo, pero se van a arrepentir de todo el daño que me han hecho. >>
Temerosa, se me llenaron los ojos de lágrimas y de pronto me llegó un WhatsApp de Layne.
"—Hola mi angelito ¿Cómo está la muchacha más dulce y hermosa de todas? Tranquila, mi vida. Sé que te irá bien, solo ten fe y confía. Ellos verán todas las capacidades que tienes.
Te amo."
Al cabo de leer su WhatsApp, me sentí más abrumar, y desconfiada, preferí no decirle lo que acababan de hacerme mis primos y valiente, entré a la empresa...
Sentada en la recepción, aún la ropa me estilaba, e inquieta e incómoda, estaba temblando cuando de pronto la secretaria me llamó y me hizo pasar a la oficina de la Gerente de Recursos Humanos.
Tiesa, entré a la oficina, y ahí sentada frente a mí, estaba la gerente, quien me miró en seco de arriba abajo y yo me sentí avergonzar.
—Buenos días, señorita...
—Margarita. Me llamo Margarita — volvió a mirarme de esa manera y yo me tensé aún más.
—Claro... Tome asiento, por favor.
—Ok...
Sentada frente a ella, quise cruzar mis piernas para tratar de verme más profesional, pero creo que no dio resultado, y mientras iba pasando la entrevista y respondía a todo lo que la mujer me preguntaba, sentía que ella más desaprobaba mi presencia, lo que me hizo volver a desanimarme, hasta que me dijo fría y tajante.
—No creo que, por su extraña apariencia, nuestra empresa necesite a alguien como usted, lo siento — me derrumbé por completo, pero fuerte, le sonreí y me levanté de mi asiento.
—Está bien... Muchas gracias por su tiempo — le extendí la mano para despedirme, pero la mujer denigrante, prefirió no darme la suya.
—Le diré a recepción que le indiquen la salida...
Con los ojos hinchados de lágrimas, caminé triste, de regreso a la parada de buses. Me sentía de lo peor; estaba conteniendo las ganas de llorar y pensé en Layne y las lágrimas me corrieron por las mejillas.
Hacía un frío horrible, y temblando sin cesar, había pasado más de media hora y el bus no llegaba. Cansada, decidí irme caminando hasta el departamento.
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