Simón parecía el tipo de persona que no rompía un plato, tenia una mirada penetrante, unos ojos grises que te atrapaban lentamente, tenía unos ojos que no se olvidaban con facilidad, era joven y guapo, y aunque lo negara era la verdad, pero su carácter de mierda lo dañaba todo, le quitaba mucho de lo que parecía ser.

Y no se porque me trataba de aquella forma, trataba de averiguarlo, pero no obtenía resultados, obtenía insultos como el día que conocí a su hermano, había pasado una semana desde que conocí a Sebastián, quería volver a ver a su hermano y sabía que era la excusa perfecta para averiguar porque le caí tan mal, su hermano también quería saberlo y estaba dispuesto a ayudarme o al menos eso me había dicho la última y la primera vez que lo vi.

No sabía como acércame a Sebastián porque si iba a su casa a verlo estaba segura de que no le haría nada de gracia a Simón, así que decidí que buscaría a la persona que creía podía ayudarme a ver a Sebastián y así poder llegar a saber que tenia su hermano conmigo, pensé en Marie, creí que ella era la clave y la persona que mas cerca y más confiable podía ser, aunque prácticamente no la conocía.

Sali temprano de casa y busqué la dirección que me dio la ultima vez que la vi, no estaba segura de poder llegar al lugar correcto, pero nada perdía como intentarlo.

Cuando llegue a lo que creí era su casa, mas no menos por mi sentido de turista que no conoce mucho, toque la puerta y espere un momento, hasta que una señora mas no menos de la edad de mi madre abrió la puerta.

-Si, buenas días, ¿a quién busca? -me pregunto con amabilidad.

-Eh, hola, busco a una muchacha se llama Marie-dije con tranquilidad, ella me miro y sonrió.

-Oh y porque la buscas, la conoces de algún lado, nunca te había visto por aquí-dijo con curiosidad.

-No la conozco mucho, la vi hace unos días y me dijo que podía venir a buscarla en caso de necesitarla, espero no sea molestia-dije tratando que notara que no era mala persona.

-ok, entra, ya la llamo, por cierto, soy Marcela su madre-dijo invitándome a su casa y presentándose ya más confiada.

-ok gracias, yo soy Florencia-dije sentándose en su sofá, mientras ella iba por su hija o eso creo.

En ese momento pensé en que hacía yo ahí, no conocía a esa muchacha y ya estaba en su casa, mi madre me diría que no debería ser tan confiada sin conocer a las personas realmente y tenía razón, pero en ese momento ya no podía correr hacia atrás ya estaba ahí.

-Hola, ¿cómo estás? -pregunto alguien a mi espalda e inmediatamente volteé, y era ella, la muchacha del otro día, sonreí.

-Bien gracias y tú? -conteste.

-Yo bien, eh y que haces por aquí-me pregunto sentándose a mi lado.

-Te sonara loco, pero necesito de ayuda-dije y la vi arquear una ceja.

-Y en que podría yo ayudarte-me pregunto con curiosidad.

-Eh, conoces a Sebastián y Simón-pregunte y asintió-ok, Simón tiene un problema conmigo, me amenaza y me da advertencias y la verdad quiero averiguar el porqué, su hermano Sebastián está dispuesto a ayudarme, pero no se como buscarlo porque si voy a su casa Simón se enojará así que necesito que me acompañes y solo así buscaremos la forma de habar con Sebastián-dije y ella rio.

-Si que estas loca, es raro, porque Simón es un ángel incapaz de amenazar te lo digo enserio lo conozco hace mucho-dijo mirándome con seriedad y continúo hablando-y la verdad me extraña que Sebastián piense eso de su hermano, no sé qué decir, si ayudarte o pedirte que te vayas de mi casa-termino diciendo con la cara muy seria.

-Ayúdame, y veras que lo que digo es cierto-dije y ella asintió.

-Esta bien, Intentémoslo y veremos qué pasa-dijo mirándome como si no estuviera totalmente convencida.

***

Quizás y las personas no sabemos lo que buscamos hasta que nos topamos con ello de frente, vamos por la vida deseando y buscando algo que no existe, idealizamos a las personas, buscamos respuestas a preguntas que muchas veces ya conocemos sin darnos cuenta, eso me paso siempre supe las repuestas a sus preguntas, pero nunca las vi, me arriesgue a buscar lo que existía sin saber el porqué.

- ¿Crees que nos reciban o que Simón no se enoje? -pregunte ansiosa, porque así me sentía, creía que el corazón se me saldría del pecho de la ansiedad que sentía en ese momento.

-Conozco a Sebastián y a Simón desde hace muchos años, así que no creo que nos corran de su casa, aun no te creo lo de Simón así que veremos.

-Que desconfiada eres, camina rápido y veras que es verdad-dije aproximándome al portón de la casa y llegando a la puerta donde esperé que ella estuviera a mi lado para tocar.

-Toca el timbre-dijo así que respiré y lo hice.

Esperamos unos segundo y apareció la muchacha que creo era la del servicio, se veía tensa y muy angustiada.

- ¿Hola Fátima, están los chicos? -pregunto Marie que parecía conocerla, la chica sonrió incomoda y asintió, pasamos y inmediatamente gritos se oyeron por toda la casa, mire a Marie que asombrada miraba a la muchacha.

- ¿Qué pasa Fátima? -pregunto Marie.

-No sé, el joven Simón discute con su padre y su abuela-dijo con incomodidad, en ese momento Simón bajaba las escaleras con furia en su mirada y los puños cerrados, nos miró fugazmente y se fue.

Que habrá pasado para que se pusiera así, ya veo que su enojo no solo es por mi culpa.