No existe la vida perfecta, no existen más que en los cuentos de hadas donde el príncipe besa a la bella durmiente y de repente ella despierta, eso solo sucede en los cuentos, ahí en donde los finales siempre son felices, donde las intrigas acaban y todo se resuelve en un abrir y cerrar de ojos, pero en la vida real, en la de las personas como yo, las cosas son un poco más complicadas, los días son difíciles, las sonrisas pueden ser falsas y las lágrimas lamentadas.

Mi día empezaba normal, era un día cualquiera, un amanecer tranquilo y consolador comparado con el día anterior, pero que pasaría si de pintar en el jardín llegara la sorpresa de tener que pintar para alguien más, eso no era algo que esperaba en tan poco tiempo y la verdad me preguntaba cómo era que la gente de ese pueblo sabía que yo pintaba.

-Quiero que pintes un retrato de mi hija para su cumpleaños, será un regalo-comento la mujer mirándome muy entusiasmada y yo solo podía sonreír incomoda.

-Está bien, pero tendré que ver a su hija para poder pintarla...

-Claro, pero no quiero que se dé cuenta, por eso he traído una foto suya-dijo pasándomela foto donde se podía ver una niña de unos dos o tres años.

-Entonces cuando el cumpleaños de la pequeña...

-Mañana, ¿cree que estará listo tan pronto? -pregunto inquieta.

-Claro, mañana temprano puede venir por el-dije despidiéndome de la señora y dejándola con mi madre conversando.

***

-Oye mama, porque no avisas que traerás alguien para que le pinte un cuadro, deberías haberme preguntado antes-dije enfadada, no era por la pintura, pero debería avisarme.

-Es solo un cuadro, estaba en el mercado y ella buscaba un regalo para su hija y creí que sería bueno que tú le hicieras un lindo retrato, no es para tanto, además te encanta pintar-dijo convenciéndome con unos ojitos de perrito.

-Está bien, pero no lo vuelvas a hacer...

En ese momento tenía tanto en que pensar que pintar un cuadro no estaba entre mis planes, pero no podía evadir la responsabilidad en ese momento la promesa ya estaba hecha.

***

Pinte ese cuadro en un par de horas y la verdad quedo muy bien, no me arrepentía de aceptar pintarlo, hace mucho que no pintaba para alguien más, me hacía falta ese gusto de pintar para alguien que no fuera mi familia.

-Quedo precioso este retrato hija-me hablo la abuela viéndome con ternura.

-Lo mismo pensaba abuela-respondí sonriendo.

-Si que pintas como los mismos dioses de eso no tengo dudas...

-Gracias abuela, pero creo que exageras....

-No discutiremos eso, ahora dime una cosa...

-Que quieres saber-dije intrigada.

- ¿Resolviste tu problema con el nieto de la señora Marta? -me pregunto con una curiosidad que se notaba a dos calles.

-No abuela, desde ayer no le he vuelto a ver...

- ¿Te gusta? -pregunto alzando una ceja.

-Pero que dices abuela, como puedes pensar eso después de cómo me ha tratado todo este tiempo desde que lo conocí....

-Solo preguntaba cariño, últimamente le das mucha importancia a lo que el piense de ti, antes no eras así, dejabas que las personas hablaran y no te importaba nada, pero a él le das mucha importancia, que crees que debo pensar...

-No digas eso, es solo curiosidad por la forma en que me trata nada más...

-Si claro-dijo riendo.

-No digas cosas que no son abuela, mis padres se lo pueden creer y ni se diga mi tía-conteste con seriedad no quería que alguien pensara lo que no era.

-Está bien cariño, ahora me iré a ver a tu tía, piensa en esto que hablamos....

-Pensarlo, ni que fuera loca-me dije a mí misma...

***

El día paso volando, paso tan rápido que sentí un alivio en el alma, el día se había convertido en uno extraño desde que hablé con mi abuela, esa conversación me persiguió por horas y horas hasta que fue de noche y el sueño me venció.

El día llego y no empezó como esperaba, mi madre llamo a mi puerta muy temprano, tan temprano que de solo ver la hora me moleste.

-Pero que te pasa mama, es muy temprano...

-Temprano o no, necesito que te levantes y me hagas un favor, un gran favor...

- ¿Que necesitas de mí, a estas horas de la mañana? -pregunte de mal humor.

-Que lleves el retrato de la niña a su madre que te estará esperando en el mercado y luego compres algunas cosas que necesito...

-No lo puedo creer, no que la mujer vendría por el retrato...

-No puede y yo tengo cosas que hacer aquí, así que lleva el retrato y tráeme las cosas, vamos levántate y alístate, te espero en la sala....

Suspire resignada, ya que contra mi madre no se podía hacer nada, cuando ella se le metía una idea en la cabeza no había poder sobrehumano que la hiciera cambiar de opinión en este mundo, así que me levante y prepare lo más rápido que pude.

-Tardaste mucho...

-Por Dios mama hoy estas insoportable...

-No le hables así a tu madre, te cargue nueve meses en mi vientre, no puedes hablarme como quieras-dijo regañándome y utilizando su arma más fuerte que era recordarme que estoy viva gracias a ella.

-Me voy, hablamos más tarde-dije tomando el retrato y la lista de lo que debía traer.

***

Camine y camine hasta llegar al mercado que ni siquiera sabía dónde quedaba así que tuve que preguntar con toda la vergüenza del mundo donde era, todos con los que me encontraba me miraban raro por lo que cargaba en mi mano, supongo que era por eso y no porque parecía una loca con pinta de malhumorada tan temprano.

-Te estaba esperando, me disculpo por hacerte venir hasta aquí, en verdad lo lamento-dijo la señora del retrato mirándome con cara de pena.

-No se preocupe, no es molestia-mentirosa fue lo que pensé justo cuando termine de decirle esas palabras a la señora.

-Gracias, de verdad, dime cuanto te debo...

- ¿Que?, no, no me debe nada, lo hice con mucho gusto de verdad...

-No, como crees, claro que debo pagarte.

-De verdad no hace falta...

-Bueno, hiciste algo por mí, así que yo también are algo, te invito a la fiesta de mi hija...

-No hace falta...

-Claro que sí, te espero esta tarde en mi casa, así veras la reacción de mi hija cuando vea su regalo, te espero en la casa que está al lado del bar, supongo que sabes dónde queda...

-Claro, ahí estaré-dije aceptando la invitación sin poder negarme más.

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