Capitulo 6
Y si, la vida me enseño que despertar sin motivos para vivir es de cobardes, porque teniendo una vida por delante no puede ser que despertemos sin motivos, hay veces que despertamos no porque queremos si no porque es un regla, es algo necesario y algo que sin importar que suceda, debemos hacer.
Hay días en que despierto y no sé porque lo hago, es estúpido pensar que no tengo nada para hacer ese día, que mi vida está a la deriva porque no sabré que hacer en todo un día.
En días como esos creo que soy una cobarde, soy una cobarde por pensar que no tengo motivos para levantarme cuando aún respiro y vivo, en toda mi vida esos días habían existido, pero después de mudarme y de tener un nuevo lugar rodeándome, de tener nuevos pensamientos y nuevos motivos para vivir y despertar, esa agonía había acabado hace un tiempo, ahora solo quería saber porque el me trataba así y porque mis padres me ocultaban cosas, tenía motivos para despertar, aun respiraba y ese ya era un motivo para vivir.
Aquel día decidí salir a caminar, en silencio, en un silencio vacío, camine y camine por las calles de aquel pueblo en un silencio abrumador, no había nadie en las calles, no había niños en las calles jugando o personas caminando apresuradas como en la ciudad, todo parecía muy tranquilo y muy silencioso, camine hasta detenerme al verlo a él, sentado sobre una roca pensativo y muy callado, quise acercarme pero no tuve la valentía necesaria para hacerlo, así que solo me quede observando como lagrimas caían de sus ojos.
- ¿Quién eres tú? -pregunto alguien a mis espaldas, así que voltee y era un muchacha más o menos de mi edad.
-Soy nueva aquí, me mude hace poco-conteste cortésmente.
-Ah, ya veo, cualquier otra persona se hubiera acercado para consolarlo, pero tu solo lo miras llorar, eres extraña-dijo como si tratara de acertar en cómo era realmente.
-No quise molestar, además lo conozco y no le caigo muy bien que digamos-dije sin mirarla y volteando a verlo a él.
-No es alguien malo, solo pasa por un mal momento, la muerte de su madre lo tiene muy mal-contesto mirándolo con pena.
-No sabía que su madre había muerto-dije con pena, aunque pensé que eso no era una explicación a su comportamiento.
-Es claro, eres nueva aquí y por eso no lo sabes, últimamente todo es silencioso aquí, la perdida de Maximiliana tiene a todos muy tristes, era una buena mujer que iluminaba cualquier lugar-dijo mientras una lagrima bajaba por su mejilla.
-Claro-dije con obviedad.
-Bueno, no me presente soy Marie, es gusto conocerte-dijo presentándose.
-Ah, mucho gusto Marie yo soy Florencia-dije amablemente mirándola.
-Bueno, debo irme, pero si algún día estas aburrida y quieres hablar con alguien, búscame en la casa que esta al final de este camino, ahí vivo-dijo sonriendo y despidiéndose.
Ese día entendí que no todos somos como parecemos ser, que a veces hay rincones que no conocemos de las personas, que hay heridas abiertas que ni siquiera el tiempo logra cerrar, ese día conocí a Marie, una buena chica que consideré una amiga en aquel frio pueblo, mientras la miraba irse volví a verlo a él, y después de un rato me acerque, no perdía nada con intentar acércame a una persona que ya estaba rota, no remediaría su dolor, pero tampoco lo empeoraría.
- ¿Qué buscas ahora, que te eche otra vez? -dijo en cuanto me noto a su lado.
-Solo quería saber el porque me tratas así si no me conoces-dije calmadamente y con un poco de miedo por su respuesta.
-No te importa, no estoy de humor para discutir contigo, solo te digo que no conseguirás lo que buscas, ni tú, ni ellos ocuparan ese espacio, no permitiré que alguien lo lastime nuevamente-dijo mirándome con frialdad.
-No sé de qué hablas, de verdad no entiendo nada, quisiera entender, pero no comprendo el porqué de tu actitud, el porqué de tus palabras-dije con inquietud porque no quería tener una discusión o un problema con un desconocido.
-Solo te estoy haciendo una advertencia, que quede claro-dijo amargamente.
-Si estas actuando así por lo de tu madre, creo que te equivocas, no es la manera correcta de enfrentar tu dolor-le dije y vi su mirada oscurecer de repente y tuve miedo, así que me alejé rápidamente.
-Quien te crees para mencionar a mi madre-me grito enojado.
-Solo sé que te estas equivocando de persona-dije con sinceridad y me fui rápidamente.
***
Llegue a casa después de haber caminado tanto y de estar furiosa con aquel ingrato de ese muchacho.
-Oye cariño y esa cara, que paso-pregunto la abuela.
-Nada abuela, otra discusión con el nieto de la señora Marta...
-Bueno, no sé qué allá pasado entre ambos, pero creo que le gustas y por eso actúa así-dijo riendo.
-No lo creo abuela, es más que eso y lo averiguare-dije dándole un beso en la mejilla y yéndome a la habitación. Tenia que averiguar que le pasaba conmigo, primero decía que no le importaba lo que hiciera con el y luego que no me atreviera a lastimarlo, pero la pregunta era, quien era el, de quien hablaba.
***
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro