Capitulo 4
-Quiero una explicación ahora mismo Florencia-sí, explicaciones eso era justo lo que yo necesitaba y lo que tanto anhelaba, eso que ella me pedía era lo yo tanto quería, pero como hacer, acaso era así de fácil como se escuchaba, dar y pedir no es tan fácil como suena y más cuando son cosas que valen tanto.
-No entiendo porque me dejaste sola, fuimos juntas y juntas debíamos regresar, me asusté cuando no te vi, pensé que te había pasado algo malo, quiero y merezco una explicación-dijo exaltada y esas mismas palabras eran las que debía haber utilizado cuando mis padres decidieron que debíamos mudarnos, sería tan fácil pedir explicaciones y recibirlas, en ese momento me di cuenta que no, porque como decirle que aquel chico que ni siquiera sabía el nombre me había dado una advertencia de la que ni siquiera sabía el porqué, como decirle eso, me creería acoso, no lo sabía y tenía la duda, tendrían mis padres la misma duda eso no lo sabía...
Por eso solo supe callar y pedir perdón, disculparme sin dar las explicaciones que ella me exigía y que yo debía aprender a exigir, al fin y al cabo, era grande y tenía derecho para saber el porqué de algunas cosas.
***
- ¿Por qué dejaste sola a tu tía cariño? -pregunto mí abuela entrando en mi cuarto y sentándose en la cama.
-Tuve que hacerlo abuela, pero no podría explicarme, solo me enoje y me fui sin importarme nada y sé que no debí, pero lo hecho, hecho esta-dije mientras seguía pintando.
-Bueno, tus razones has de tener, tu tía pronto ya no estará enojada, tú no te preocupes-dijo mirándome y como siempre tratando de entenderme.
-Gracias abuela, tú siempre tratando de entenderme-dije mientras seguía pintando.
-De nada cariño, oye, y de quienes son esos ojos que dibujas y porque estas golpeando la pintura, parece que te molestaran esos lindos ojos-dijo mirando la pintura que tenía delante, y no me había fijado que estaba siendo muy brusca con la pintura, y tampoco que eran esos ojos lo que había pintado, era extraño, pero a veces sucedía, uno quería pintar una cosa, pero salía otra y esos ojos fueron los que pinte sin darme cuenta.
-A caso son los ojos de Jaret, aunque no lo parece-dijo en modo de pregunta, y en ese momento sentí culpa porque en él era en lo que menos había pensado.
-Tu mirada muestra tristeza y confusión, dime que te sucede-siguió diciendo y en cierto punto entendía que quería saber, me conocía muy bien.
-Nada abuela, extraño mi casa, a algunos de mis amigos y por supuesto que en cierto punto me hace falta Jaret-dije tranquilamente y mintiéndole en algunas cosas.
-Es bueno extrañar, pero también es bueno conocer y en este pueblo a hay mucho para recorrer, sabes yo también muy pronto voy a conocer a la señora Marta, tu tía quería llevarme, pero prefiero ir contigo así te disculpas por la forma en que te fuiste, que dices cariño-dijo y no servía de nada negarme porque mi abuela era mucho más terca que cualquiera otra y además me serviría de mucho ir.
-Está bien abuela, pero será mañana hoy la verdad no tengo ganas-dije mientras dejaba de pintar.
-Está bien -dijo mirándome alegremente.
-Si me permites abuela me daré un baño-dije y ella asintió saliendo de la habitación y dejándome sola con los ojos de la pintura y con mis pensamientos.
Ese baño duro horas, hace mucho tiempo que no tenía un baño tan largo, uno de esos baños que a veces tenemos para poder tranquilizarnos y pensar un poco mejor en todo lo que nos pasa y vivimos cada día de nuestras vidas.
Quería olvidarme de todo por lo menos unas horas, sentir que las cosas eran diferentes por un segundo, como si nada hubiese pasado, como si nuestras vidas siguieran siendo las mismas de hace unos meses atrás, pero nadie puede hacer eso, es imposible olvidar tan rápido por lo menos de una manera sana.
Cuando salí de ducharme vi ese retrato nuevamente pensando en porque lo habría pintado sin darme cuenta, pensando en porque mi subconsciente me hizo hacerlo, me perturbe durante largas horas hasta que me quede dormida profundamente y sin ningún pensamiento que me robara el sueño.
A la mañana siguiente desperté más tarde de lo habitual, había dormido a la perfección y eso me daba ánimos y una alegría inmensa para continuar con mi vida y también para disculparme con la señora Marta y averiguar de que se trataba la advertencia que su nieto me había dado el día anterior, la verdad recuerdo muy bien que cuando pensaba en buscar respuestas no pensé en las consecuencias que eso podía traerme.
***
Visitamos a la señora Marta ese día mi abuela y yo, le pedimos disculpas por mi huida del día anterior y pasamos a tomar un té a su sala, la señora muy amable me perdono, tomamos él te, pero como el día anterior me sentía aburrida en una conversación que no me sentía incluida, así que me pare y pedí pasar al baño un momento.
Dicen que la curiosidad mato al gato o al ratón la verdad no se bien, solo sé que la curiosidad me carcomió ese día, y decidí dar una vuelta por esa casa tan grande que parecía de película de misterio donde se esconden los más fríos secretos.
Recorrí por un largo rato algunos pasillos pues no podía entrar en las habitaciones tampoco era una intrusa, solo tenía curiosidad.
-No lo puedo creer ya te crees dueña y señora de esta casa, recorriéndola como si fuese tuya-dijo alguien a mis espaldas, pero esa voz ya la reconocía y sabía bien de quien se trataba.
-No sé a qué te refieres, pero me disculpo por recorrer tu casa, tenía curiosidad-dije volteando a verlo.
-No lo vuelvo a decir, aléjate de él y de esta casa porque no sabes de lo que soy capaz-dijo mirándome fríamente y tomándome del brazo con mucha fuerza mientras me arrastraba fuera de la casa a la vista de mi abuela y la señora Marta que lo miraban consternadas.
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