Florencia

Siempre pensé que la pintura era un mundo mágico, mi mundo mágico, pintar era hacer volar mi imaginación y para eso necesitaba inspiración, pero no la tenía, la inspiración no llegaba a mí y eso me preocupaba porque pintar era lo que más amaba hacer.

Aquel 12 de julio fuimos a visitar a la señora Marta y la verdad estaba todo menos ilusionada por visitar a esa señora, pero en cambio mi tía gozaba de una gran emoción porque según ella era una aventura inigualable y más por el hecho de subir una montaña para llegar a la casa de la señora esa.

-Quita esa cara, si no la señora se asustara y no nos volverá a invitar jamás-dijo mi tía caminando aún más rápido, hasta que llagamos a un enorme portón blanco el cual parecía carecer de pintura, el color parecía desgastado pero lo que me impresiono realmente fue la gran casa que se podía apreciar tras él, parecía una antigua mansión con una hermosa fachada, era hermosa y muy grande, tenía un enorme jardín delantero que gozaba de muchas flores hermosas y bancos a su alrededor.

-Por lo visto esta sí que es una hermosa casa, y creo que también te gusto -dijo mi tía mientras entraba y se dirigía a paso calmado a la entrada de aquella casa.

No hizo falta tocar porque de repente la puerta se abrió de golpe y salió un muchacho rápidamente, parecía enojado, la señora Marta salía tras él, pero al vernos se detuvo y nos sonrió incomoda.

-Me olvidaba que vendrían, pasen por favor y disculpen a mi nieto está un poco enfadado-dijo invitándonos a pasar, mi tía sonrió y la tranquilizo diciéndole que solía pasar eso con la juventud, solo pude observarla porque no creía que fuese así pero no podía decírselo delante de la señora, todos teníamos diferentes puntos de vista.

-Bueno que les parece si nos sentamos y tomamos él te mientras charlamos para conocernos un poco mejor-asentimos y ella nos guio a una enorme sala y nos sentamos en unos muebles a esperar por el té.

Mi tía y la señora Marta charlaron durante horas y yo solo habla de vez en cuando, pero la realidad es que estaba muy aburrida de solo escuchar historias y cosas de su vida.

-Me disculpo voy a salir a tomar un poco de aire-dije y ellas asintieron sin prestar mucha atención a mis palabras y movimientos.

Sali rápidamente de esa casa y me senté en uno de los bancos que ahí se encontraban y me quedé observando el lugar durante un largo tiempo.

Una casa tan hermosa y tan vacía era lo único que podía apreciar a la distancia de donde me encontraba, como podía ser que un paraíso tan hermoso por fuera, era tan vacío por dentro, y eso me hizo pesar en que muchas veces conocemos personas que son como esa casa, hermosas por fuera y vacías por dentro, así lo pensé y lo creí durante mucho tiempo, pero algunas veces debí medir mis pensamientos y mis palabras al juzgar ya que no siempre las cosas son lo que parecen, puede que tras esa pantalla de persona hermosa y buena allá una historia, como también puede que tras ese rostro furioso y descortés de aquel chico que llegaba nuevamente a su casa después de irse de manera inesperada allá también una historia que lo hace ser como es, al fin y al cabo todos tenemos una historia, una vida y unos sentimientos que muchas veces no queremos mostrar.

Lo vi caminar rápidamente y entrar a su casa por la parte de atrás, me fije bien y parecía que él seguía enojado y también que algo o alguien le molestaba, pero aun así vi que seguía siendo un descortés y no se dignó a dirigirme tan solo una mirada o un saludo, solo se fue como quien está solo y desesperado en su propio mundo, ósea su cabeza, parecía una persona que a simple vista batallaba con su ser interior, me costaba dejar pasar por alto el hecho de que analizaba a las personas que conocía, los observaba y los analizaba, solo que en aquel momento no pensé que esa mirada de analista que tenía me causaría tantos problemas, algo he de aprender de mis acciones.

Fue después de tanto observarlo que lo recordé, era el mismo muchacho de aquella vez en el callejón, no me había fijado bien la primera vez, pero podía reconocerlo, será que él también me reconoció y por eso me miraba de esa forma tan extraña.

Entre todos esos pensamientos sucedió lo inesperado yo seguía sentada y el venia caminando hacia mí, de la nada se sentó a mi lado sin siquiera hablarme, solo se sentó y me miro, le devolví la misma mirada solo que la suya era mucho más intensa y más perturbada diría yo, sus ojos mostraban miedo, angustia, resentimiento, pero tenían algo de paz, de calma y no supe que hacer ni que decir.

- ¿Qué es lo que buscas? -me pregunto por fin, hablo calmado y rompiendo un silencio que parecía inquietante pero que no lo era, y entre ese raro momento su pregunta me desequilibrio, no entendía.

-No entiendo, a que te refieres-dije tranquila y al mismo tiempo intrigada por él, por su mirada, por su manera de ser y no sé porque más.

- ¿Qué haces en mi casa, que buscas? -siguió preguntando y cada vez entendía menos, si, en cada momento su mirada se ponía más oscura era como si buscara asustarme.

-La verdad no entiendo lo que dices-conteste mirándolo firme su mirada no me asustaba ni un poco.

-Me estoy enojando en serio, solo diré una cosa, ni tu ni nadie ocupara su lugar que te quede claro, con el puedes hacer lo que quieras pero ten mucho cuidado porque yo no juego, y no soy igual a el, pero si lastimas a ese chico te arrepentirás-dijo muy bajito como si temiera que alguien más escuchara, sentí que sus palabras eran una advertencia pero no entendía de que, a que se refería cuando dijo todo eso y se fue, era un muchacho extraño y solo pude pensar antes de irme que era un estúpido, enojada me fui a casa y deje sola a mi tía ahí, nada me importo más que el hecho de que todo era muy extraño y yo odiaba lo que no podía entender y él era una de esas cosas que no tenían explicación.