Quizás al pasar los días, todo se iba acomodando, las cosas marchaban bien, pero mis días seguían siendo raros y la extrañes y la tristeza de no estar en casa se seguía sintiendo y no solo en mí, podía palpar la tensión en el aire.

Anoche mientras trataba de descansar lo recordé, me acorde de el que por un lago tiempo, fue mi novio y el que por largos años fue mi compañero de travesuras, pensaba en el mientras trataba de dormir, me levante y recorrí la casa creyendo que tal vez podría aclarar mi mente, pero no.

Fue así como en el intento de encontrar paz y tranquilidad en mi mente y en mis sentimientos de repente me acorde de él, de aquel chico que fríamente me dijo que me fuera, que me corrió de la manera más extraña, no sé por qué, pero me intrigaba, y con aquel pensamiento me fui a dormir.

***

La mañana siguiente estaba bastante aburrida, no sabia que hacer para alegrarme los días o por lo menos ese día, ni siquiera podía pintar y todo porque no encontraba ni un poco de inspiración, por primera vez en la vida quise que todo fuese una pesadilla y despertar en mi antigua casa, poder recorrer los mismos pasillos y ver las mismas caras, la vida es tan contradictoria, hay momentos en que queremos escapar de la rutina y hay otros en que queremos volver a ella, son esos momentos en que perdemos lo querido, y lo queremos de vuelta, cuando se tiene se deja pasar desapercibido pero al perderlo es cuando notamos estaba ahí.

Entre mis pensamientos y mi aburrimiento apareció ella como si supiera que mi día no estaba siendo muy bueno.

-Cariño, porque no salimos a dar una vuelta, estoy cansada de este triste encierro-dijo mi tía mirándome con un triste puchero, que para ser sincera me provoca una tremenda risa.

-Tía este pueblo es aburrido no hay nada interesante, te advierto para que después no me digas nada, me cambio y te acompaño-le respondí pues negarme no serviría porque cuando algo se le mete en la cabeza no hay poder sobrehumano que la haga cambiar de opinión.

***

-A mí me parece un lugar muy tranquilo, pero no aburrido debe haber algún lindo lugar o muchos solo que aún no lo conocemos bien-dijo mi tía tratando de creerse ella misma sus palabras no la veía muy convencida.

-Si como no, yo digo lo que veo, este lugar es muy aburrido y las personas extrañas, no había otro pueblo para mudarnos tía ¿Por qué este lugar? Y ¿Por qué tan de repente? -dije tratando de que me diera una explicación.

-Si quieres información pedídsela a tus padres no a mí, que te parece si compramos algo para comer-dijo entre seria y risueña como siempre cuando quiere esquivar un tema.

-Si claro-respondí mientras la seguía, odiaba que me ocultaran información como si fuera una niña.

-Hola, buenas tardes, puede por favor darnos dos jugos de fresa-dijo mi tía entrando a una pequeña cafetería casi vacía, no había muchas personas.

-En un momento siéntense por favor-dijo no muy amablemente la señora, ni siquiera eran amables las personas en este pueblo.

Nos sentamos a esperar por nuestros jugos durante un rato y nos lo tomamos en silencio por lo incomodo y silencioso del lugar, sentía que si hablaba la poca gente que había escucharía, así que me quede callada y mi tía parecía pensaba igual ya que no dijo ni una sola palabra en todo el tiempo que permanecimos en ese lugar.

***

-Me estaba cansando de tanto silencio, este pueblo tiene sus cosas raras-la miré con cara de te lo dije.

-Es raro porque recién han llegado a este lugar, pero con los días se acostumbrarán a como son las cosas aquí-Volteamos y vimos a una señora mayor de sonrisa amable, la primera que veía alegre y amable y a decir verdad me daban un poco de esperanza sus palabras.

-Claro-dijo mi tía sonriendo y tendiendo su mano para presentarse-mucho gusto soy Magdalena y usted-le dijo a la señora mientras se presentaba.

-Que tonta no me presente soy Marta es un gusto conocerlas-dijo de la misma manera.

- ¿Y tú como te llamas? - pregunto viéndome fijamente.

-Florencia, me llamo Florencia-dije tendiendo mi mano y ella lo tomo cálidamente en modo de saludo.

-Les decía que este pueblo parece raro, pero no lo es, en cuanto se acostumbren las cosas serán diferentes todo es cuestión de tiempo-dijo mientras caminaba y nosotras la seguíamos como si la conociéramos de toda la vida.

Caminamos y pasamos calles y calles sin siquiera saber a dónde íbamos.

-A dónde vamos señora-pregunte curiosa.

-No se ustedes, pero yo voy a mi casa, si quieren pueden venir y tomar un te-dijo sonriente.

-Bueno le agradecemos señora Marta, pero ya es hora de volver a casa, será mejor otro día-contesto amablemente mi tía.

-Bueno es su decisión, si tienen tiempo mañana las espero para tomar al algo y charlar, mi casa es la de la montaña solo tienen que subir y la encontraran, hasta pronto-dijo y se despidió sonriendo.

***

Luego del raro encuentro con la señora llamada Marta volvimos a casa y mi madre nos regañó como niñas pequeñas por tardar tanto, pero mi tía la tranquilizo diciéndole que conocimos a una amable señora que nos invitó a su casa y que iríamos a tomar el té mañana.

***