#2
Ciro aún seguía perplejo, su piel estaba aún más pálida de lo normal y sus ojos estaban a punto de estallar por la conmoción y Max, él estaba...aún respiraba y eso era una misión imposible al haber sido avergonzado de tal manera por el joven mentiroso.
—Tenias la razón, sentimos no haberte creído amigo.—Dijo sarcásticamente James aguantando la carcajada después de hacer presenciado la pasada escena.—Aja, te creemos.—Añadió Marty con la intención de presionar a Ciro a confesar su gran mentira con todo el alboroto que se había hecho.
—¿O puede que nos estuvieras mintiendo sobre lo de ese suéter y ni siquiera supieras a quien le pertenecía?—Inquirió Cody también intentando que por primera vez, su amigo admitiera la verdad.
El calumnioso estaba callado, silenciado, mudo cual tumba.
¿Mentir aún más y probablemente empeorar tu situación o aclarar las cosas? ¿Tu orgullo o una vil mentira?
Para Ciro Dalles no había respuesta más clara.
El muchacho tomó aire volvió a sacudir sus cabellos y con la mirada en alto, con la luz del día aguardando la tan esperada confesión sincera él masculló:—La verdad es que...Bebé, ¿Cómo te olvidaste de que estamos saliendo?—Preguntó dirigiendo sus ojos grisáceos hacía el dueño del suéter. Dejándoles en claro a todos que él, probablemente nunca admitiría la verdad.
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