Era un día común y corriente en la preparatoria Westhood, los chicos caminaban por el pasillo, algunos enamorados se besaban en el patio y Ciro Dales estaba soltando otra mentira.

—¡Puedo jurarlo!—Exclamó el chico llevándose las manos a su cabello negro de una manera desesperada.

—Ciro, desde que dijiste que te acostabas con tu tía, nos es difícil creerte.—Dijo Marty, mirando a los demás, quienes asintieron añadiendo al unísono:—Cierto.

—¿Qué? ¿Qué parte de eso no es creíble, cualquiera quisiera pasar la noche conmigo.—Respondió él ante las "falsas acusaciones".—Amigo, no tienes una tía, tú madre te descubrió la vez pasada.—Soltó James, mientras todos caminaban directo hacia él aula de Cálculo.

¡Miren! ¿Esto les sirve de prueba?—Inquirió Ciro sacando un lindo suéter tejido de un color rosa. Su grupo de amigos, atónitos, impactados, estaban a punto de caer en tal mentira cuando un estruendoso grito que provenía desde el otro extremo del concurrido pasillo arruino la calumnia del joven.

—¡Eso es mío!—Grito Max señalando la prenda que en ese momento se encontraba en la mano del muchacho mentiroso.

—¡Devuélvelo maldito ladrón!

James, Marty y Cody miraron divertidos a su compañero y apuntó de estallar de la risa miraron a Max, y luego a Ciro, Max, Ciro, Max y de nuevo Ciro.

—¡¿Él es t-t-tú pareja?!—Carcajearon los tres dándole al joven rubio, dueño
del suéter una mirada que advertía lo incomoda que se volvería su vida de Max por la nueva mentira de Ciro.