Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11


Tras aquel inesperado y emotivo reencuentro en la ciudad costera, Shinobu sintió cómo su mundo recuperaba su equilibrio. Todo el tiempo que había pasado buscándola, las dudas y el miedo de no encontrarla jamás, habían desaparecido al ver a Kanao frente a ella, con esa mirada tímida pero serena que tanto recordaba de su vida pasada. Desde ese momento, Shinobu tomó una decisión: no volvería a alejarse de Kanao.

Shinobu regresó al pequeño apartamento que compartía con Kanae, su hermana mayor en esta vida y en la anterior, con una mezcla de emociones que no podía disimular. Kanae, quien la conocía mejor que nadie, no necesitó más que una mirada para entender que algo importante había sucedido.

—¿La encontraste, verdad? —preguntó Kanae con una sonrisa suave mientras dejaba su taza de té sobre la mesa.
—Sí —respondió Shinobu, incapaz de contener una pequeña sonrisa. Sus ojos brillaban de alegría y determinación—. Kanao está aquí, en esta ciudad.

Kanae se acercó y la abrazó con fuerza, feliz de que el reencuentro que ambas habían esperado con ansias finalmente se hubiera dado.

—Estoy tan feliz por ti, Shinobu. Sabía que el destino las uniría de nuevo.

Shinobu suspiró profundamente antes de soltar la noticia más importante.

—Kanae, he decidido quedarme aquí. Quiero vivir en esta ciudad, cerca de Kanao.

Kanae no parecía sorprendida, pero su expresión se tornó seria por un momento.

—¿Estás segura? ¿Es lo que realmente quieres?

—Sí —afirmó Shinobu sin dudarlo—. Kanao y yo hemos perdido demasiado tiempo separadas. No quiero volver a estar lejos de ella.

Kanae asintió con comprensión y orgullo en los ojos. Aunque extrañaría compartir el día a día con su hermana menor, no podía estar más feliz de que Shinobu finalmente estuviera dando un paso hacia su propia felicidad.

—Entonces, te apoyaré en todo. Es tu momento, Shinobu.

La despedida de Mitsuri
Días después, Shinobu organizó una pequeña reunión con Mitsuri, una de sus amigas más cercanas. El sol caía sobre la playa mientras ambas caminaban descalzas por la arena, disfrutando del sonido del mar.

—Entonces, ¿de verdad te quedas aquí? —preguntó Mitsuri, sorprendida pero emocionada por la decisión de Shinobu.

—Sí. Encontré a Kanao, Mitsuri. No puedo simplemente irme.

La sonrisa de Mitsuri iluminó su rostro. Ella siempre había sido una ferviente creyente del amor y no podía estar más feliz por Shinobu y Kanao.

—¡Eso es maravilloso, Shinobu! Sabía que encontrarías a tu alma gemela otra vez. ¡El destino nunca falla!

Shinobu dejó escapar una pequeña risa ante la efusividad de su amiga.

—Gracias, Mitsuri. Siempre has sido una romántica empedernida.

—Y tú siempre has sido demasiado lógica, pero al final el amor te ganó —respondió Mitsuri con una risita. Luego, su tono se volvió más suave—. Te extrañaré, Shinobu. Pero estoy tan feliz de que hayas encontrado tu lugar.

Ambas se abrazaron, sellando una amistad que ni la distancia podría romper.

Mientras tanto, en el orfanato, Kanao reunió el valor para contarle a sus amigos más cercanos su decisión. No era fácil para ella expresar lo que sentía, pero sabía que tenía que hacerlo.

En la sala común, Aoi, Tanjiro, Nezuko e Inosuke escucharon atentamente mientras Kanao les explicaba la situación.

—Voy a mudarme con Shinobu —dijo finalmente, su voz apenas un susurro.

—¿¡Con Shinobu!? —exclamó Inosuke, siempre ruidoso—. ¿La chica con la que estuviste hablando sin parar estos últimos días?

Kanao asintió, sonrojándose ligeramente.

—Sí. Ella... es muy importante para mí.

Tanjiro, siempre comprensivo, sonrió ampliamente.

—Eso es maravilloso, Kanao. Si es lo que quieres, estamos felices por ti.

Nezuko también sonrió y tomó las manos de Kanao, mostrándole su apoyo.

Aoi, quien conocía a Kanao desde hacía años, la miró con una mezcla de sorpresa y orgullo.

—Siempre supe que había alguien especial para ti, pero nunca imaginé que sería alguien como Shinobu. Estoy feliz por ti, Kanao.

—Gracias —respondió Kanao con una sonrisa tímida—. Prometo que no será un adiós. Siempre estaremos en contacto.

Después de varias despedidas emotivas, Shinobu y Kanao comenzaron a planear su nueva vida juntas. Buscaron un pequeño apartamento cerca de la playa, un lugar sencillo pero acogedor que sería su primer hogar compartido.

Shinobu, siempre práctica, se encargó de los trámites y organizó todo con eficiencia, mientras que Kanao ayudaba con pequeños detalles, como elegir las cortinas o los platos. Cada pequeña decisión que tomaban juntas reforzaba el vínculo entre ellas, haciéndolas sentir que finalmente estaban construyendo la vida que siempre habían soñado.

Las primeras noches en su nuevo hogar estuvieron llenas de risas, conversaciones profundas sobre su vida pasada y promesas para el futuro. Aunque ambas habían cambiado en esta nueva vida, el amor que sentían la una por la otra seguía siendo tan fuerte como antes.

Shinobu solía mirar el mar desde el balcón de su nuevo hogar, recordando todo lo que había vivido para llegar hasta este momento. Su vida como cazadora había sido dura, llena de sacrificios y pérdidas, pero ahora, al lado de Kanao, sentía que finalmente estaba en paz.

Por su parte, Kanao comenzaba a soltarse más, a expresar lo que sentía y a dejar que Shinobu viera cada rincón de su corazón. Para ambas, esta nueva etapa representaba una segunda oportunidad, no solo para estar juntas, sino también para vivir una vida llena de amor y felicidad.

El verano seguía en su apogeo en la ciudad costera. El sol brillaba intensamente durante el día, bañando las playas de luz dorada, mientras la brisa marina refrescaba las noches. Shinobu y Kanao se estaban adaptando a su nueva vida juntas, disfrutando cada instante de las vacaciones antes de que el año escolar comenzara.

Gracias a Kanae, quien trabajaba como maestra de biología en una prestigiosa escuela, el aspecto económico nunca fue un problema para ellas. Kanae siempre había sido generosa, pero ahora que Shinobu vivía lejos, no dudaba en enviarle más dinero del que realmente necesitaban.

—No uses todo en cosas innecesarias —le había advertido Kanae durante su última visita, aunque su tono era más cariñoso que serio—. Pero tampoco te preocupes por ahorrar. Quiero que vivan cómodas y disfruten de esta etapa.

Shinobu había intentado rechazar la generosa transferencia de dinero al principio, insistiendo en que podían arreglárselas solas. Sin embargo, Kanae no cedió.

—Sabes que casi no uso este dinero, Shinobu. Prefiero que tú y Kanao lo tengan. Después de todo, ustedes son mi familia.

Gracias a eso, Shinobu y Kanao pudieron decorar su apartamento con todo lo que necesitaban y algunos pequeños lujos. El lugar tenía un estilo minimalista, pero cálido, con plantas en cada rincón (algo que a Kanao le encantaba cuidar) y muebles cómodos que hacían del hogar un espacio acogedor.

Aunque disfrutaban mucho de la tranquilidad de su vida juntas, no pasaban demasiado tiempo solas. Los amigos de Kanao, especialmente Tanjiro y Aoi, solían visitarlas con frecuencia.

Tanjiro siempre llegaba con una sonrisa brillante y algún pequeño regalo, como frutas frescas o dulces caseros que él y Nezuko preparaban juntos. Era el tipo de persona que llenaba cualquier espacio con energía positiva.

—Este lugar es increíble —comentó Tanjiro durante una de sus visitas, mientras admiraba las plantas que decoraban el balcón—. Puedo sentir que aquí hay mucha felicidad.

Aoi, por su parte, era más directa y a veces algo estricta, como siempre lo había sido en su vida pasada. Aunque intentaba disimularlo, se notaba lo mucho que se preocupaba por Kanao.

—Espero que estés comiendo bien, Kanao —dijo Aoi mientras inspeccionaba la cocina. Luego se volvió hacia Shinobu—. ¿Y tú? ¿Estás cuidándola como es debido?

Shinobu sonrió, acostumbrada a la actitud protectora de Aoi.

—Por supuesto, Aoi. No tienes de qué preocuparte.

Aoi suspiró, satisfecha, aunque seguía vigilando con ojos atentos. Era evidente que quería asegurarse de que Kanao estuviera en buenas manos.

Además de los amigos de Kanao, Mitsuri también las visitaba con frecuencia. Siempre llegaba llena de entusiasmo, con historias divertidas y preguntas interminables sobre cómo iban sus días juntas.

—¡Estoy tan feliz de verlas a las dos juntas! —exclamó Mitsuri una tarde, abrazándolas a ambas al mismo tiempo—. Esto es como un sueño hecho realidad.

Kanae también pasaba de vez en cuando, especialmente los fines de semana, cuando tenía tiempo libre. Sus visitas eran más relajadas, llenas de conversaciones tranquilas y risas compartidas. Cuando las tres estaban juntas, la dinámica era exactamente la misma que en su vida pasada: Kanae asumía el papel de hermana mayor cariñosa y responsable, mientras Shinobu y Kanao disfrutaban de su compañía y la tranquilidad que traía consigo.

Cuando estaban solas, la vida diaria de Shinobu y Kanao era simple pero llena de pequeños momentos significativos. Pasaban las mañanas desayunando juntas, disfrutando del aroma del café y el sonido de las olas que llegaba desde la playa cercana.

Shinobu, quien siempre había sido madrugadora, solía preparar el desayuno mientras Kanao se encargaba de regar las plantas del balcón. Aunque no hablaban mucho durante esas primeras horas del día, la comodidad que sentían en la presencia de la otra era más que suficiente.

Por las tardes, a menudo salían a pasear por la ciudad, explorando tiendas locales o caminando por la playa. A veces, Shinobu le enseñaba a Kanao sobre botánica, compartiendo sus amplios conocimientos con paciencia y una pizca de humor.

—Esta planta es tóxica si se consume —explicó Shinobu una tarde, señalando una flor silvestre que habían encontrado en un parque—. Pero es hermosa, ¿no crees?

Kanao asintió, escuchando atentamente. Aunque no siempre respondía de inmediato, sus ojos brillaban con curiosidad e interés, algo que Shinobu apreciaba profundamente.

Por las noches, solían sentarse juntas en el sofá a leer o ver películas. A veces, Kanao apoyaba su cabeza en el hombro de Shinobu, disfrutando de la tranquilidad de esos momentos. Otras veces, Shinobu bromeaba suavemente para hacerla reír, deleitándose con la dulce sonrisa que tanto amaba.

La dinámica amorosa y fraternal
A pesar de que ahora vivían juntas como pareja, la relación entre Shinobu y Kanao mantenía la misma esencia que habían compartido en su vida pasada como cazadoras. Había un profundo amor entre ellas, pero también una dinámica de cuidado y apoyo mutuo que las hacía sentirse como en casa en la compañía de la otra.

Shinobu seguía siendo la figura confiada y protectora, aunque ahora mostraba un lado más suave que rara vez había dejado ver en el pasado. Kanao, por su parte, empezaba a expresarse más, dejando atrás la timidez que solía definirla. Juntas, lograban un equilibrio perfecto.

Había momentos en los que recordaban su vida como cazadoras, hablando de las personas que habían conocido y los desafíos que habían enfrentado. Aunque había tristeza en esos recuerdos, también había gratitud por haber sobrevivido y encontrado la felicidad en esta nueva vida.

—¿Crees que ellos estarían felices de vernos ahora? —preguntó Kanao una noche, mientras miraban las estrellas desde el balcón.

Shinobu tomó su mano y la apretó con suavidad.

—Estoy segura de que lo están, Kanao. Siempre nos apoyaron.

Así pasaron los días de verano, llenos de risas, amor y tranquilidad. Aunque sabían que pronto el año escolar comenzaría y sus rutinas cambiarían, ambas estaban listas para enfrentar lo que viniera, siempre y cuando lo hicieran juntas.

Cada día que pasaban en su pequeño apartamento junto al mar era una prueba más de que, a pesar de todas las dificultades que habían enfrentado en sus vidas pasadas, habían encontrado un lugar donde podían ser felices.

Para Shinobu y Kanao, este verano no era solo el inicio de una nueva etapa, sino también un recordatorio de que el amor que compartían era eterno, capaz de superar cualquier obstáculo y renacer en cualquier vida.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro