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•|Narrador|•

- ¡Papas hervidas! ¡papas hervidas! -  exclamaba un pequeño Jeongin de aproximadamente 7 años.

- Te gustan mucho, ¿verdad, Jeongin? - Nayeon destapó la cacerola, dando a ver unas ricas papas cocidas.

Jeongin estaba recostado en la pequeña barra que separaba la cocina de el comedor, visualizo a su mamá tomando una de las papas que tanto le gustaban con un par de palillos, soplando un poco ya que estaban recién salidas del fuego.

- Ahora, ¡abre grande! - Nayeon acercó los palillos a la boca del pequeño.

El pequeño se puso de pie rápidamente y colocó ambas manos en la barra, abriendo grande la boca. Cuando el menor sintió la bolita de papa dentro de su boca la cerró fuertemente y comenzó a mastivarla emocionado.

- ¿Ah? - dijo el pequeño cuando no sintió nada en su boca, abriendo los ojos viendo a su mamá con la bolita de papa aún entre los palillos, Nayeon soltó una risita.

- ¡Oye! - exclamó el pequeño peliblanco.

- ¡Abre grande! - dijo la mayor riendo suavemente.

El pequeño abrió nuevamente su boca, esta vez cerrandola con la papa dentro; pero, segundos después volvió a abrirla al sentir la bolita caliente aún.

- ¡Están deliciosas, las amo! - exclamó el niño, saltando alegremente sobre la silla.

- ¿De verdad? - preguntó la mayor aún sonriendo.

- Jeongin, come papas hervidas - Eunwoo acercó sus palillos al plato del centro, donde las papas que cocinó Dahyun estaban servidas - te gustan, ¿no es así?

El menor levantó la mirada de su plato mientras colocaba una tira de carne en su bowl de arroz. El peliblanco solo hizo un sonido con la boca mientras con sus palillos tomaba la tira de carne y la metía en su boca para masticarla lentamente.

- ¿Esta soso? - preguntó Dahyun, preocupada.

- Para nada, esta delicioso - el mayor hizo un movimiento con las manos, restandole importancia - es más sano así, sabe a alta cocina - dijo con una sonrisa, tomando una bolita de papa.

- ¿De verdad? - preguntó la mujer sonriendo por el cumplido, tomando igual una bolita.

- ¿Verdad, Jeongin? - el pelinegro volteó a ver a su hijo.

- Nunca he probado alta cocina - respondió el menor tomando trozo de carne - los niños como yo preferimos la carne grasosa y sabores fuertes - metió el trozo de carne a su boca.

- Vas a engordar - le dijo su padre como reprimenda.

- Hyunjin dice que le gusto más cuando estoy gordito - dijo con la tira de carne aún en su boca.

Ambos mayores levantaron el rostro de sus platos, confundidos.

- ¿Hyunjin? ¿quién es? ¿es tu novio? - Eunwoo dejó los palillos a mitad de camino.

Dori, quien estaba comiendo en su platito escuchaba todo atentamente.

- No es de tu incumbencia - le dijo a su padre.

- ¿Lo es, verdad? ¿cómo es? - Eunwoo se inclinó hacía el menor con el ceño fruncido, Jeongin no respondió - ¿Lo sabías, Dahyun? - preguntó el pelinegro, recuperando la compostura.

- No... - respondió rápidamente la única mujer en la mesa.

- ¡Deberías traerlo a casa y presentarselo a Dahyun! - exclamó emocionado el mayor, mientras Jeongin acercaba sus palillos a las bolitas de papa.

- ¿Qué? - preguntó Dahyun, mirando a su marido con la boca abierta.

Jeongin agachó su mirada con algo de decepción, pero siguió sin responderle a su papá. Dahyun miró al chico y cerró su boca, Jeongin no lucía nada feliz con la propuesta.

- Es mujer, debería ser más cómodo si lo habla contigo - insistió el mayor - puedes hablar con Dahyun de lo que sea.

Jeongin llevo la bolita de papa a su boca aún con la mirada gacha y la mastico lentamente.

- ¿Está en tu clase? ¿o es más grande? - preguntó el mayor sonriendo - ¿quién de declaró a quién?

- No es mi novio, ¿de acuerdo? - respondió el peliblanco ya harto de la situación.

- No seas tímido - el pelinegro tomó unas cuantas papas cocidas más.

- Solo déjenme en paz, se que no pertenezco aquí -

El par de cortinas blancas con adornos de color verde que estaban colocados bajo la litera de Jeongin se abrieron rápidamente, dejando ver al peliblanco que se levantó demasiado rápido.

- ¡Es verdad! - exclamó poniéndose de pie.

Dio una vuelta sobre sus pies y todo se volvió de color morado
alrededor del muchacho, los muebles de su habitación cambiando a los de un príncipe y en su cuerpo apareció un bonito traje de color amarillo.

- Me casaré con Hyunjin... - se quedó en medio de su habitación, con las manos entrelazadas - ¡y me mudaré de aquí en cuanto pueda! - dijo con desicion, sus puños apretados frente a él.

El peliblanco se dio la vuelta y comenzó a subir los pequeños escalones que daban a su cama.

- Para poder hacerlo... - se tumbó sobre su cama - no podré perder esta oportunidad - estiró su mano sobre su cabeza y tomo la pequeña mascara máscara de gato, se giró sobre su cuerpo y quedó recostado sobre su brazo, teniendo a la vista la máscara blanca.

- Lo amo y no por que me acogió - dijo el peliblanco con el rostro sonrojado - Me llamó "Kkami", a un gato - recordó la foto que estaba en la habitación del chico, la cuál mostraba a su madre usando un sombrero de playa, a Yeji con una enorme sonrisa y a el padre del pelinegro, y por último pero no menos importante, a Hyunjin con un pequeño perrito de color negro en brazos - era el nombre de su perro, es muy leal.

El pequeño gato blanco se rascaba la oreja mientras veía al pelinegro concentrado estudiando.

- Es muy inteligente, pero no se conforma - el minino se puso en dos patas y con una de sus patas delanteras acarició el cabello del chico.

El chico volteó a ver confundido al minino, creyendo que el no le había tocado la cabeza, pero al verlo sinplemente sonrió y lo acercó a él.

- ¡Kkami! - exclamó el pelinegro, tomando con ambas manos al gatito.

El peliblanco soltó un maullido que sonó como una risa, el muchacho colocó al minino sobre su cuaderno y con su nariz comenzó a hacerle cosquillas en la barriguita.

- Se bien como es -  dijo el chico - me ignora cuando soy Nule y eso me pone triste.

Hyunjin se alejó de Kkami para comenzar a reír por lo tierno que era el gatito.

- Pero cuando soy Kkami, es muy dulce conmigo - el minino sonrió, siendo tomado nuevamente por Hyunjin.

Ambos se miraban fijamente, Hyunjin tenía una pequeña sonrisa en su rostro, se hizo hacía atrás, dejando su espalda recargada en la silla, el gatito maullo, el muchacho lo acercó más a su rostro.

- Te amo, Kkami - dijo el chico juntando su nariz con la ajena, el gato maullo nuevamente - siempre hueles como el sol - dijo aún con la sonrisa en su rostro.

- ¡Hyunjin! - el minino comenzó a maullar desesperadamente - yo... yo soy... - el gatito seguía maullando.

- ¿Qué pasa? - preguntó el mayor confundido.

El gatito dejó de maullar - no puedo... - el gatito blanco cerró los ojos - no tengo el valor para decirle que soy Nule.

Hyunjin depósito nuevamente al minino sobre la mesa, colocando su cabeza entre sus brazos, dejando un espacio para no aplastar a Kkami.

El chico soltó un suspiro, mientras Kkami soltaba un maullido confundido.

- Tienes mucha suerte, Kkami - murmuró el chico abriendo levemente los ojos.

- ¿Qué pasa Hyunjin? - el minino veía confundido al mayor - ¿cómo puedo ayudarte?

- Debo preparar mi almuerzo - murmuró el chico, como si le respondiera al gatito.

- ¿Prepara su propio almuerzo? - preguntó confundido el gatito - me gustaría probarlo...

- ♡ -

Holaaaaaa

No tengo nada que decir así q chau

Espero les haya gustado, nos leemos pronto ♡

Pd: no revisé el capítulo, cualquier error avísenme ^^

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