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•|Narrador|•

Ambos chicos estaban sentados en una banca mientras disfrutaban de unas delicosas paletas heladas.

- Esto es triste - dijo Seungmin dándole una mordida a su paleta.

- ¿Qué? - respondió apenas audible Jeongin.

- Claramente no está interesado, pero no te rindes - el pelimorado siguió comiendo su paleta de chocolate - es deprimente.

- Ya veo... pero aún así - Jeongin metió la paleta en su boca - ningún chico es tan cercano a el como yo, significa que soy especial, ¿no?

- Hablas como un acosador - le dijo Seungmin con una mueca - Dime, ¿por que te gusta Hyunjin? - dijo dejando de lado su paleta - antes te daba señales para alejarte, ahora solo te ignora.

Jeongin sacó rápidamente la paleta de su boca y dijo - ¡Seungmin hyung! - este respondió un "¿Qué?" - ¿quieres saber? - sus ojos brillando al pensar en Hyunjin mientras una sonrisa aparecía en sus labios - ¿Recuerdas esa vez que llovió durante el festival?

- ¿Al que no pude ir por el funeral de mi abuela? - preguntó el mayor.

- Ese día... nos acurrucamos juntos, solo los dos - iba contando Jeongin con una sonrisa - estaba muy silencioso, parecía que no había festival.

Hyunjin estaba recargado en una columna de piedra mientras Jeongin estaba acostado en su pecho, Hwang pasando su brazo por encima del hombro de Jeongin.

- Es como si todo hubiera desaparecido - dijo el pelinegro con los ojos cerrados.

- Tienes razón - le respondió Yang con una sonrisa.

- El mundo está lleno de cosas que odio y cosas que no necesito - siguió el mayor, hablando casi en un susurro, como si hablara con el mismo - pero si no hubiera nada de eso cuando saliera de aquí... no lo querría - dijo por fin abriendo los ojos.

Jeongin se acomodó en sus brazos para decir - ¡Quien diría que eres un romántico! - se burló con una sonrisa.

- No querría que eso pasara - dijo mirando al hermoso cielo estrellado.

Nule colocó su mano sobre el hombro de Hyunjin, y este lo miró con confusión, el peliblanco se acercó a su cuello y comenzó restregar su nariz ahí. Una tipo de aurora dorada invisible los rodeó a ambos.

- ¡Eso hace cosquillas! - dijo el pelinegro con una sonrisa, para luego comenzar a reír a carcajadas.

- Te ríes como un niño pequeño - dijo Jeongin, apreciando la belleza de Hyunjin aprovechando que se encontraba distraído riendo.

- Estaba harto de este mundo, pero ahora se que no es tan malo por que conocí a Hyunjin - dijo Nule mientras se restregaba en Seungmin con una sonrisa en su rostro, mientras que el pelimorado tenía una mueca por lo antes dicho y por la cercanía.

- ¡Nule! - gritó Seungmin separándose rápidamente, haciendo que el resto de su paleta se separara del palillo y cayera al suelo.

- ¡Tu paleta! - gritó Jeongin al ver el ahora liquido chocolatoso en el suelo.

- ¡Controlate! - gritó de vuelta Seungmin comenzando a pegarle en la cabeza a Jeongin - ¡Estás confundiendo tus fantasías con la realidad! - por cada palabra un golpe paraba en la pobre cabeza del menor, haciendo que ahora su paleta también cayera al suelo. 

- Y ahí va la mía también - murmuró con pena el peliblanco.

Seungmin pasó una de sus manos por el hombro de su amigo - Esto es muy triste, ¡no me gusta! - comenzó a hacer circulos con el palito de la paleta frente a la cara de Jeongin - ¡Tierra a Nule!, ¡vuelve!

Jeongin se separó de su amigo para levantarse de la banca - Pero sí pasó, ¿por que no me crees...? - detuvo su habla y su caminata cuando diviso a unu gato marron frente a él, haciendo una mueca para luego hacerse a un lado y dejar al gato pasar.

- No sabía que odiabas los gatos - le dijo Seungmin cuando el minino comenzó a caminar.

- Depende el momento, el lugar y el gato - respondió Jeongin viendo al gato marcharse.

- ¡Nos vemos Seungmin hyung - gritó el peliblanco con una sonrisa - No se te olvide seguir siendo mi mejor amigo mañana, ¿de acuerdo? - dijo mientras se alejaba.

- No seas tonto, ¡adiós! - el pelimorado hizo un ademan de despedida con la mano.

- ¡Adiós! - Jeongin hizo una pequeña reverencia mientras sonreía.

Jeongin comenzó a caminar tranquilamente hasta llegar a su casa, cuando estaba a unas cuantas casas de llegar alguien gritó.

- ¡Jeongin, Jeongin! - la señora Choi venía corriendo detrás de él.

Jeongin se sobresalto un poco cuando la señora se acercó de más a él.

- Hola... - susurró con nerviosismo.

La señora lo tomó del brazo - ¿Estás bien? ¡Dios! ¿Bajaste de peso? - dijo mientras estiraba el brazo que tenía entre su mano.

- No, no en realidad... - la señora lo interrumpió.

- ¡Estás en los huesos! - gritó mientras miraba hacía todos lados.

- No bajé de peso - continuo el menor, intentando zafarse del agarre de la señora.

La señora soltó un suspiro de alivio mientras soltaba el brazo del muchacho, quien pudo notar una enorme marca roja en el, abriendo los ojos como platos mientras escuchaba a la señora Choi gritar de fondo.

- No sabes cuanto lo siento por ti, Jeongin -  gritaba la señora.

El peliblanco comenzó a retroceder lentamente mientras con su otra mano cubría la marca roja en su brazo - No tiene que hacerlo, yo...

- ¿Te está alimentando bien? - dijo mientras daba un paso al frente y acercaba su rostro a la oreja del menor, haciendo que una mueca apareciera en su rostro.

- Por supuesto - dijo ahora con una sonrisa fingida.

- Vive contigo, ¿no es así? - la señora se acercó aún más, si es que se podía - ¿Te está forzando a comer comida que no te gusta?

Jeongin retrocedió un poco, con la sonrisa fingida aún en su rostro.

- No... - el menor se vio interrumpido de nuevo.

- Jeongin - dijo una voz a espaldas del peliblanco.

La señora Choi pegó un pequeño brinco del susto, al igual que Jeongin, ambos miraron al lugar de donde provino la voz y vieron a la madrastra de Jeongin parada en medio de la calle, viendo en su dirección.

- ¡Dios! ¡Hola! - saludó amablemente la señora Choi.

- Hola - respondió la muchacha ahora frente a ellos.

- Adiós Jeongin - la señora Choi se dio la vuelta - Debo irme.

- Adiós... - dijo el peliblanco en un susurro.

Un pequeño gato miraba todo desde la ventana de la casa, parecía que el minino solo estaba parado ahí en espera de su dueña, pero en realidad se estaba fijando en cierto muchacho de pelo blanco.

- No pueden dejar de entrometerse a esa edad - comentó Jeongin al aire mientras veía a la señora Choi marcharse - Ya volví, Dahyun Noona - dijo Jeongin con una sonrisa fingida.

- Bienvenido Jeongin - dijo la peliazul viéndolo entrar a casa.

- ¡Dori! - gritó Jeongin entrando a casa.

- El informe del clima dice que mañana estará soldeado - Dahyun caminó detrás del muchacho - Voy a sacar los colchones, entoces...

- No se preocupe por el mío - decía el peliblanco mientras se quitaba los zapatos.

- Quedará más suave - dijo Dahyun imitando su acción.

- ¡Esta bien!, lo haré con el mío después - respondió el menor - No debería molestarla.

- No importa - fue la respuesta de la mayor.

Cerraron la puerta y se dirigieron al salón, donde Jeongin encontró a Dori esperando en la entrada.

- ¡Dori! - acercó su mano con intención de acariciar al minino, pero este fue en dirección a su dueña.

- Ya volví Dori - Dahyun acarició al pequeño animal.

- Supongo que hay que criarlos desde pequeños para que te quieran - el menor caminó a la cocina.

- Hay helado en el refrigerador - dijo su madrastra cuando se puso de pie.

- Gracias, pero ya comí uno - respondió Jeongin sacando un refresco en lata del refrigerador.

- ¿En serio? - preguntó la mayor.

- Debería comer un poco Dahyun Noona - cerró el refrigerador - Usted y Dori - dijo comenzando a caminar hacia su habitación.

- Esta bien - dijo la peliazul cuando el menor pasó junto a ella - ¡Te avisaré cuando la cena este lista! - dijo cuando lo vio entrar a su habitacion.

- ¡De acuerdo! - respondió el menor desde adentro.

- Dori, ¿quieres un premio? - le preguntó Dahyun al minino a su lado.

- Se que intenta ser amable pero debería dejarme en paz - Jeongin habló en voz baja dentro de su habitación - Tengo mis planes - dijo jalando una silla y colocandola a lado de la litera, subió a ella y casi cae al pisar mal, Jeongin comenzó a buscar algo bajo su colchón - ¿Dónde está? - preguntó mientras seguía rebuscando, cuando la encontró sin querer piso mal y terminó cayendo de la silla, golpeando su espalda con su escritorio para luego dar la vuelta y caer sentado sobre la silla tirada sobre el suelo - Tengo mis planes - susurró mientras miraba la máscara de gato blanca en sus manos con una sonrisa.

La ventana que daba al balcón se abrió un poquito, un pequeño gato blanco subió a el barandal de este, caminó un poco hasta el enorme árbol junto a el balcón para perderse entre las ramas de este.

- ♡ -

Aquí el segundo capítulo de amor de gato ^^

Dos actualizaciones en un día wao wao wao, últimamente tengo muchas ganas de actualizar, espero no se me pase pronto kahdiaj

Espere les guste, nos leemos pronto ♡

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