"Bienvenida a la India" era lo único que escuchaba y lo poquito que podía entender en el aeropuerto. Ya se me había pasado el coraje, con la mente despejada estaba emocionada por conocer de donde provengo realmente no me acuerdo de nada y estar aquí será una gran aventura, al pensar en mi padre la emoción se iba al carajo por lo que trataba de pensar en él en lo más mínimo. En este país no éramos nadie, nadie nos conocía y no teníamos contactos.

Gracias a dios había traído a Amaia conmigo quien se había convertido en mi traductora oficial, mientras trataba de mirar en el GPS donde quedaba el Hotel ella pidió un Taxi. Afuera muriendo del calor se paro frente a nosotros lo que yo esperaba que fuera un loco o un deambulante peor no era nuestro "Taxi" en un carrito peculiar, una motorita un "Rickshaw". Yo estaba que me moría de la risa

¿Pero qué es esto?

Ay Dios Mio Alysha, esto no es seguro, mejores llamemos a otro

Estás loca, mala yerba nunca muere, vamos a montarnos

Alsyshaaa, Oh Dios

El taxista acelero de tal manera que quedamos pegadas al espaldar, había tanto polvo y yo no paraba de reír y sacarme fotos con Amaia que estaba cagada del miedo. Con una música de fondo que no entendía que tenía el chofer veía literalmente un nuevo mundo. Aquí no sabían lo que era Louis Vuitton ni nada de eso. Luego de un largo viaje, de estar entre la vida en la muerte con el chofer que conducía como loco llegamos al "Luxgold Hotel". Yo he viajado a varios hoteles, pero este me dejo impactada, era gigantesco y hermoso.

Allí nos recibieron amablemente, nos adelantaron en la fila de registro y nos llevaron hasta nuestra Suite. La piscina era gigantesca, pero por lo que vi no podía ponerme lo que había traído y cuando me disponía a bajar a comprar algo en el hotel. "Señoria el Sr. la está esperando" en mi mente solo sonaba una palabra "Puñetaaa". Con una cara hipócrita sonreí y subí hasta los mas alto del hotel donde se encontraba la oficia del dueño de la línea de hoteles. Me escoltaron hasta la oficina y al entrar no había nadie, casi no podía ver por la gran luz que entraba todo lo que había eran cristales y una vista espectacular. Recostada sobre el cristal apreciando la vista

¿Le gusta la vista Señorita Khan?