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Hermanos Rivales

¡Hola gente! ¿Cómo están? No sé si recuerden que este fanfic estaba en una lista que actualmente está abandonada porque no creo que vuelva a escribir de nuevo en un tiempo jeje.

Un usuario tenía en su poder 4 capítulos de este fanfic y el fanfic completo de "Diez hermanos y ninguna hermana", por lo que iré subiéndolos poco a poco.

Agradezcanle a user52352791, que es el responsable de que estén leyendo esto antes de que Rex lo publique jeje.

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Lyra caminaba a paso rápido de vuelta a casa. Cómo recordarán fue castigada injustamente por culpa de su hermano menor, Lemmy Loud, hijo de Lincoln Loud, hijo de Lynn Loud padre.

A sus diecisiete años Lyra era toda una prodigio musical, era una experta tocando cualquier instrumentos de cuerda y percusión. Pero lo que más le encantaba tocar, era su amado violín. Ese que su querido padre le obsequio en su cumpleaños número diez, en ese entonces se dio cuenta que quería ser una artista musical de la más alta clase.

En su lista de sueños, estaba ser la mejor músico del continente, tocar para la realeza algún día, ser parte del salón de la fama de la música orquestal, inspirar a muchos jóvenes para que se dedicarán a tocar un instrumento de cuerda en vez de andar de holgazanes en la calle y en sus casas, casarse con un músico famoso; posiblemente un joven director de orquesta, fundar su propia academia de música de diferentes gustos, por que gracias a su madre entendió que todo tipo de música es buena y lo mejor y lo más importante que tenía que hacer y que no podía esperar un minuto más de su vida, era...

-¡Cuándo lo atrape sabrá quien soy en verdad!-.

Pulverizar hasta las moléculas a su molesto y problemático hermano. (¡Smack!)

Pateó un bote de basura con mucha fuerza, haciéndole una abolladura en el costado.

La castaña sentía una rabia inconmensurable, por culpa de Lemmy se perdió su clase de música, en el cuál se inscribió para asistir después de la escuela. Lo malo es que solo era una clase una vez a la semana y por lo tanto se impacientaba mucho cuando tenía que esperar para que iniciará la siguiente clase.

—Ya verás hermanito querido, ya verás... —Murmuró por lo bajo mientras caminaba, ya estaba cerca de casa y podía sentir el olor a una víctima sin defensa alguna.

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—Aquí tienes mi cielo —Luna le sirvió con mucho amor un sándwich bien cargado de ingredientes a su hijo menor. —No olvides avisarme cuando termines de comer para lavar los platos. —Acarició con ternura la cabeza del joven Loud.

—Yaaaa mamá, no hagas esoooo... —Se quejó Lemmy de forma divertida.

—Es que no puedo evitarlo, mi nene es tan adorableeeee —Luna lo abrazó con fuerza y junto su cachete con el de él.

El castaño miró a un lado y a otro con sus ojos y al ver que no habían personas cerca, se digno a abrazar a su madre.

Al igual que Lyra, él tenía un sueño. Gracias a su madre, la cuál el considera que es la mejor y más grande estrella de rock de todos los tiempos, incluso la considera mejor que ese tal Mick Swagger, él supo que desde hace mucho tiempo que quería ser también una gran estrella de rock.

Su lista de sueños era muy diferente a la de su hermana mayor. Lo primero que quería hacer era rockear ahora, luego rockear cuando sea más grande, después rockear al convertirse en la más grande estrella de rock, luego rockear junto a su madre en un concierto con mil millones de espectadores, luego rockear en la cara de su hermana para presumirle que es mejor que ella y no un revoltoso que solo busca problemas y por último seguir rockeando hasta la muerte.

Si, era una lista de sueños muy rockera.

Luna se separó de su pequeño para seguir haciendo un par de quehaceres, su vida de estrella de rock, que aunque no fue una reconocida cantante mundial, su bella voz era conocida en los suficientes estados como para ser lo suficientemente famosa y rica para su familia.

Después de que Lincoln y ella volvieron a reunirse con sus demás familiares después de estar alejados de ellos por casi cinco años, su vida se había vuelto un tanto relajada y floja. Tenía su propio casino, el cuál era el segundo más grande de las Vegas, pero aún así ganaba lo suficiente como para no tener que volver a trabajar en su vida.

Volteó a ver a Lemmy, su pequeño la hacía feliz, no sólo era su más grande fan, si no que también seguía sus pasos. Ya no podía esperar a escucharlo tocar en su primer concierto, ella juró ante todo el mundo que será la primera en la fila para apoyarlo.

—Haaaa... —Soltó un suspiro relajado. —Si tan solo a Lyra se le pasara esa fase de músico de orquesta mal pagado y se dignara a apreciar la buena música. —Susurró para si misma.

Lyra le había dado un susto hace años en el momento en que le dijo...

—Mami, quiero ser la mejor músico de orquesta que el mundo haya tenido la gentileza de ver y por eso necesito un violín —le habló la pequeña de diez años.

Luna se quedó congelada en su sitio, por un momento pensó que Lyra le hacía una broma, pero al ver la radiante sonrisa de ensueño que tenía su primer hija, se digno a preguntar.

Hija, ¿Estas mal de la cabeza o que? —Preguntó Luna, la rockera estaba muy asombrada y confundida por el extraño rumbo que su hija estaba dispuesta a seguir.

La pequeña simplemente la miró con tristeza después de borrar la sonrisa de su rostro. Sin decir nada más, se fue corriendo a su habitación bajo la atenta mirada de enojo de su madre.

Luna tembló en su sitio. Recordaba la vez que acompaño a Lisa a su primera opera, esa vez por poco se muere del aburrimiento, pero para su suerte y la de todos pudo animar el ambiente al lanzarse desde el escenario justo encima de los aburridos músicos que tocaban música triste.

—Si, jejeje Lis quedó sin habla —recordó la expresión que tuvo su hermana menor ese día, fue asombrosa.

Con una sonrisa se dirigió al baño, dejó solo a su hijo mientras comía su sándwich.

Lemmy comía tranquilamente su comida pero de repente una sensación de peligro lo invadió en todo el cuerpo. Era como si algo muy malo y aterrador se acercará y si no huía, entonces corría peligro de ser lastimado.

—Seguramente no es nada —le resto importancia al asunto y siguió comiendo.

En ese momento la puerta del frente se abrió rápidamente y se volvió a cerrar. Cosa que paso desapercibida por el pequeño Loud, en verdad estaba muy concentrado en su sándwich y nada más en eso que ni notó que su hermana ya estaba parada detrás de él sonriendo de una forma tan linda que incluso daba miedo.

—¡Woah! —Lemmy soltó un pequeño grito al sentir un repentino abrazo por sus espaldas. —Ah, eres tu. Hey sis, ¿What's up? —Preguntó de forma despreocupada y continuó comiendo.

—¡Hermanito! —Gritó Lyra con emoción.

El castaño se sorprendió al escuchar esa manera tan amigable de su hermana para dirigirse a él. Algo andaba mal...

—Hey sis, ¿Qué tal el castigo? —Preguntó para molestarla. —¡Agh!

Muy mala idea, Lyra aumento la fuerza del abrazó. La castaña aun sonreía de forma amigable mientras abrazaba su hermanito.

—Pues que te puedo decir... —Empezó a contar. —Primero tuve que sentarme por tres horas en una dura silla.

—Lyra... —La llamó Lemmy.

—Luego tuve que sacudir los borradores de varios salones...

—L-Lyra...

—Después tuve que escribir cien veces en el pizarrón "No debo quitarle el dinero a los más pequeños"...

Lyra...

—Y por último...

En ese momento dejo de sonreír y miró con furia a su hermano menor, él cuál se puso a temblar por el miedo.

—¡Tuve que perderme una importante reunión con mis compañeros de la clase extracurricular! —Gritó con enojo. Dejo de abrazar a su hermano y le dio la vuelta bruscamente haciéndolo mirarla fijamente. — ¡Y todo por tu culpa!

—¿Mi culpa? —Preguntó Lemmy.

—¡Si, tu culpa! ¡Todo por ser un niño malcriado y mentiroso! —Lo acusó gravemente, aunque el chico solo la miró con cansancio. —Pero ahora, lo pagarás...

Lemmy cerro los ojos al ver que ella levantaba su puño. Espero el inminente impacto pero este nunca llegó. En su lugar sintió como le picaban la nariz de manera consecutiva.

—¡Sufre, sufre he dicho! —Repetía Lyra mientras le picaba la nariz a su hermano con su dedo índice.

Lemmy abrió los ojos y la miró con extrañeza.

—¿Ooook? —No sonó muy convencido. —De acuerdo, ya aprendí mi lección oh gran y poderosa vengadora.

(¡Click!)

—¡Ouch! ¡Oye! —Se quejó al recibir un piquete en su ojo.

—¡Ja! ¡Te lo mereces por ladrón! —Se burló ella. —Ahora devuélveme mi dinero.

Extendió su mano y cerró sus ojos de manera definitiva esperando que él cumpliera con su exigencia.

—No puedo, le compre una pulsera a mamá que costaba sesenta dólares —confesó Lemmy mientras se frotaba su ojo.

Eso hizo que Lyra abriera y pusiera los ojos en blanco.

—¿Una pulsera para mamá? —Levantó una ceja pero de inmediato frunció el ceño. —¡No te creo nada! —Inmediatamente intentó revisarle los bolsillos a su hermano pero él no se dejaba, por lo que empezaron a forcejear.

—¡Déjame! —Exigió Lemmy.

—¡Devuélveme mi dinero!

—Lyra, deja a tu hermano en paz —ordenó Luna al entrar a la cocina y verlos pelear.

¡Pero él empezó! —Ambos se separaron de inmediato y ella lo acusó mientras lo señalaba con su dedo índice. —¡Por su culpa me castigaron en la escuela y me perdí mi clase extracurricular! Además me robo cincuenta dólares que papá le ordenó que debía entregarme. —Se quejó Lyra.

Luna simplemente rodó los ojos y la miró con cansancio.

—Si si, Lemmy ya me lo había contado, fue muy lindo de su parte regalarme una pulsera muy cool —Le mostró la dichosa pulsera negra que usaba en su muñeca. —Pero descuida... —Luna sacó un billete de quinientos de su bolsillo y se lo ofreció a su hija. —Ten, y espero que para la próxima en vez de atacar a tu hermano en medio del pasillo de la escuela, sepas escucharlo. —Sugirió la rockera extendiendo su mano para que su hija tomará el billete pero ella no tomó el dinero.

—¡Ese no es el problema! ¡Tampoco lo es el dinero! Ya tengo ahorrado lo suficiente para estar tranquila —confesó la castaña.

—¿Entonces cuál es el problema? —Preguntó Luna un poco molesta por la actitud de su hija. Incluso volvió a guardar el billete en su bolsillo.

—P-pues... P-pues... —No estaba segura de decir lo siguiente pero no tenia de otra. —Pues por su culpa. —señaló a su hermano, el cuál la miraba con cansancio. –Me perdí mi clase de música extracurricular. —Dio un pisotón muy fuerte con enojo.

—Allí vamos otra vez —expresó Luna con desagrado. —Mira sabes que, no te voy a decir nada. — Sonrió de repente y se acercó a Lemmy. —Es más, deberías agradecerle a tu hermano por hacerte perder esa aburrida clase. —Abrazó con su brazo al chico.

—De nada —dijo Lemmy con una sonrisa.

Lyra solo puso los ojos en blanco y una expresión de incredibilidad imposible en su rostro. En este momento sentía un enorme enojo crecer en su interior. No sólo por que su hermano siempre se salio con la suya, si no por que su madre lo apoyaba al cien por ciento y lo peor de todo era que seguía sin contar con el apoyo de su madre.

Eso último la hacia pensar de una forma que no era aceptable en una dama de su categoría y que podría incluso ser muy mal vista por otras personas.

Ella volteó a ver a su hermano y este le sacó la lengua, lo que provocó una reacción violenta en la chica.

—¡Ahora veras! —Gritó la castaña para después lanzarse al ataque contra su hermano menor.

—¡Lyra! —Luna la detuvo a tiempo, no sabia lo que pudo haberle hecho a su bebé si la hubiera dejado. —¡Detén esto ahora, Lyra! —Ordenó Luna.

Ambas forcejeaban entre sí, una para liberarse del agarre y así poder hacer trizas a su odioso hermano y la otra para evitar que le hicieran daño a su bebé.

—¡Lyra, es tu hermano y no debes...!

—No mamá... —Luna fue interrumpida por su hija. —¡Él ES UN...!

Se vio a un lobo aullando, seguido de un avión despegando, seguido de varios conejos huyendo por unas praderas para evitar que la audiencia oyera la palabrota que la violinista acababa de gritar a los cuatro vientos.

Volviendo con los Loud.

Lyra tenía la cara completamente roja de la vergüenza. Mientras que su madre y Lemmy la miraban con asombro, cualquiera diría que la chica estaba en problemas, pero no.

—¡JAJAJAJAJAJA! —Tanto Lemmy cómo Luna se echaron a reír por la divertida palabrota que acababan de escuchar, típico de los rockeros y otros miembros de bandas que están acostumbrados a las groserías y a los vicios.

—¡V-vaya hija, esa no la conocía! —Dijo Luna entre risas.

—¡Si! ¡Es muy graciosa! —Mencionó Lemmy y cuando iba a repetirla.

—¡Lemmy Loud! ¡Si repites esa palabra te castigaré hasta que salgas de la universidad! —Ordenó una voz muy molesta desde el marco de la puerta.

Todos voltearon a ver y se dieron cuenta de que era Lincoln. Un hombre de más de treinta, cabello blanco un poco largo, usaba anteojos y un chaleco naranja sobre una camisa blanca, además de un pantalón caqui y unos zapatos blancos. El albino llegaba de trabajar y se veía muy molesto. Llego temprano para comer con sus seres queridos y se encontró con su esposa y su hija peleando entre si y lo peor de todo, escuchó esa palabrota que su bien portada hija gritó a los cuatro vientos.

—Hola amoooor —Luna se le acercó para darle un beso pero él no la dejo. —¿Qué pasa bebé? — Preguntó un tanto confundida la rockera.

—No puedo creer que Lyra haya dicho una mala palabra y tu no le digas nada —se expresó Lincoln.

Luna puso una expresión de sorpresa en su rostro.

—Tienes razón cielo —dijo algo molesta para después acercarse a su hija. —¡Buena palabra hija! — Levanto su mano para que Lyra la chocará pero la vergüenza en la menor era demasiada que la pobre aún no había salido de su impresión. —Ah bueno tal vez después. —Mencionó Luna bajando su mano. —Y descuida honey, si quieres luego te enseñó una lista de palabras que me sé de memoria.

Luna le sonrió de forma sugerente a su hija, lo cuál provocó que el sonrojo de la menor aumentará en gran medida.

—¡También me las enseñas a mi! ¡Pleaseeeee mooooom! —Rogó Lemmy abrazando a su madre por la cintura.

—Claro sweet, yo te enseño...

—¡Por supuesto que no! —Lincoln decidió meterse antes de que Luna quisiera enseñarles sobre sexo a ambos, incluso ella era capaz de obligarlo a hacerlo frente a los chicos solo para mostrarles como es. —¡Pero papáaaaa! —Se quejó Lemmy.

—¡Nada de peros! —Lo regañó Lincoln.

—¡No le grites a mi pequeño! —Lo regañó Luna.

La rockera enseguida abrazo a su hijo entre sus brazos y miró con sumo enojo a Lincoln.

—Luna, lo consientes demasiado —mencionó Lincoln con mirada cansada.

Al decir eso ambos rockeros lo miraron con enojo. Era obvio que perdería este debate, así que mejor hablaría con la única persona con sentido común que vivía en la casa.

—Lyra, quisiera hablar contigo en privado... ¿Lyra? —Se dio cuenta de que su hija mayor ya no estaba.

—Se fue corriendo por las escaleras, papá —le aviso Lemmy.

Lincoln volteó a ver en dirección de las escaleras y soltó un poco de aire que no supo cuanto tiempo tuvo guardado.

—Gracias hijo —le agradeció a su hijo y se fue a buscar a Lyra.

—¿Me preparas más sándwiches? —Preguntó Lemmy con ojos de cachorro a su madre.

Luna también puso ojos de cachorro al ver esa linda expresión.

—Por supuesto, todo lo que mi bebé necesite... Pero antes... —Luna lo miró fijamente por un instante. — ¡Te daré mucho amor! —Gritó de forma divertida, para luego empezar a darle besitos en los cachetes a su hijo.

—¡Nooooo! ¡Qué ascoooo! —Se quejó Lemmy con falsa molestia. No lo demostraba pero en verdad le encantaba recibir esta clase de caricias de parte de su madre.

Mientras tanto con Lincoln.

—Dimpia das madas padabas, Dimpia das madas padabas, Dimpia das madas padabas... —No dejaba de repetir la castaña mientras se lavaba la boca con agua y con jabón.

—Oye Lyra, necesito-¡Oh cielos! ¿¡Pero que haces!? —Lincoln vio la puerta del baño entreabierta y simplemente asomo la cabeza para decirle una cosa a su hija.

Colosal fue su sorpresa al verla parada frente al espejo, restregando una pequeña barra de jabón contra su lengua.

—¡Papá! —Gritó Lyra con asombro. —¡Agh! —Él susto fue tanto que la barra se le fue hasta el fondo boca y se atoro en su garganta.

—¡Oh no! ¡Hija!

Rápidamente se cercó a auxiliarla al verla ahogándose. La tomó de la espalda y empezó a apretar su estómago.

—¿¡Qué pasó!? —Luna llegó junto con Lemmy. Ambos habían sido alertados por el grito del albino.

Luna se tapó la boca al ver que su hija se ahogaba y que su querido esposo la ayudaba.

Pero de la nada Lyra escupió el pequeño jabón con la fuerza de un proyectil.

—¡Ugh!

(¡Slap!)

La barra de jabón golpeó de lleno en la frente de Luna haciéndola caer de espaldas al suelo.

—Rock'n roll... For ever... —Fue lo último que dijo la rockera antes de caer inconsciente.

—¡Luna! —Gritó Lincoln.

—¡Mom! —Gritó Lemmy.

Rápidamente se acercaron a auxiliarla. Pero el castaño se molestó mucho por que su madre salio lastimada, se volteó hacía la culpable y se acercó para encararla.

—¡Lastimaste a mamá! —Señaló a Lyra con su dedo índice.

Lyra por su parte tenía la respiración cansada, se sostenía con una mano del lavamanos. Se molestó mucho al escuchar esa odiosa voz de su hermano.

Con mucho enojo levantó su vista, miró fijamente a su hermano, el cuál empezó a temblar de la nada.

—T-tu... —Murmuró con voz de ultratumba, levantó su mano hacia su hermano, en su boca se formó muchísima espuma y junto con el cabello despeinado, los dientes apretados y la mirada de psicópata, fueron suficientes para hacer temblar al menor.

—¡Tiene rabia! ¡AAAAAAH! —Gritó Lemmy de repente.

Lyra lo miró con una ceja levantada al verlo salir corriendo a esconderse.

—¡Lemmy espera! —Gritó Lincoln para intentar detenerlo mientras él le daba aire a Luna pero el chico no se detuvo. —¡Lyra! —Le grito a hija.

Esta solo bajo la cabeza.

—Lo siento papi... —Se disculpó ya de una vez por todas.

Su padre simplemente rodó los ojos y cargó a Luna en sus brazos para ir a dejarla descansar en su habitación. Ya después hablaría con sus hijos de lo que sea que pasó hoy.

Más tarde.

Lyra afinaba las cuerdas de su violín cuando la puerta se abrió de golpe dejando entrar a su hermano menor.

—¡Aich! ¿Qué quieres niño? —Preguntó con molestia.

—Mamá me pidió que te preparará algo de comer —mencionó de forma desinteresada. —Aquí tienes, es tu favorito. —Dejó una bandeja con una tapa sobre la cama de su hermana y salió rápidamente de allí.

La castaña lo vio con cansancio y sin pensarlo dos veces, levantó la tapa de la bandeja, soltó un suspiro de derrota al ver una barra grande de jabón en un plato, además de una nota que decía.

"Tu favorito, mocosa :v"

Simplemente dejó la bandeja aun lado y siguió dándole mantenimiento a su preciado violín. Además aún tenía que hablar con su padre junto con su hermano y no podía caer en la tentación de hacerle algo a Lemmy y meterse en más problemas de los que ya estaba.

—Además, mañana es otro día... Jeje... —Murmuró con malicia la castaña mientras afinaba las cuerdas del violín.

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