Hermano Odioso
Recién bañada, vestida con un traje de negocios, con un portafolio que contenía muchos documentos listos para ser utilizados cómo pruebas irrefutables para evitar que su padre fuera muy severo a la hora del castigo y una actitud muy seria, además de unas gafas que la hacían lucir muy profesional, era como estaba Lyra en estos momentos.
Se levantó más temprano antes de la hora para ir a la escuela para tener tiempo suficiente para demostrar su inocencia antes sus progenitores.
La castaña se dirigía hacia la habitación de sus padres. Como dije antes, se levantó muy temprano antes de la hora de levantarse para ir a la escuela para negociar su castigo con su padre y su madre.
—Calmada Lyra, si juegas bien tus cartas y expones los temas más importantes, papá será muy piadoso contigo —se dijo a si misma para darse valor.
Se acercó a la puerta de la habitación de sus padres y toco un par de veces.
(Toc) (Toc)
—Adelante —se oyó la voz de su padre del otro lado.
La castaña abrió la puerta del cuarto y antes de entrar por completo, asomó su cabeza para ver hacía adentro.
—Buenos días papá, ¿Puedo pasar? —Preguntó amablemente.
Lincoln la vio con una sonrisa. El hombre de cabellos blancos se alistaba para ir al trabajo, al contrario de Luna, la cuál dormía con las sábanas cubriéndola por completo, solo dejando visible su cara.
—Buenos días Lyra, puedes pasar —habló Lincoln.
Vio de reojo que su hija que venía vestida cómo toda una profesional, de seguro planeaba usar su don de convencimiento para persuadirlo para que no la castigará, de todos modos Lincoln no iba a decirles nada a ninguno de los dos, Luna se lo prohibió, pero aún así quería escuchar la presentación de su hija, le traía un bello sentimiento de nostalgia y le recordaba cuando el hacía lo mismo con sus padres cuándo era muy joven. Pero su hija era mucho más profesional, incluso usaba gafas viéndose cómo toda una abogada. Traía hasta con un portafolio color café con varios documentos en él.
Lyra obedeció y entró a la habitación lista para dar su presentación. Empezó a acomodarse frente a sus padres y con la ayuda de su celular, iluminó un poco la pared para dar efecto de un proyector.
Lincoln simplemente se cruzó de brazos y miró fijamente a su hija mientras comenzaba, al contrario de Luna, quién soltaba un ronquido de vez e cuándo.
La chica estaba lista para comenzar.
—Si prestas atención a esta gráfica veras el alto índice de problemas que conllevan no castigar a un hijo cuándo este hace cosas que no debe, pero... —Explicaba Lyra pero se giró a ver a su padre a los ojos. —... ¿Es realmente necesario castigarlos por un simple accidente? —Preguntó seriamente. Lincoln asintió con seriedad. —La respuesta es muy sencilla y es un rotundo N...
(¡SLAP!)
—¡Y Lemy Loud entra al campo enemigo para arrasar con todo y liberar al pueblo de la opresión! —Su hermano menor la interrumpió de forma abrupta, abriendo la puerta de una patada aun con su pijama puesta pero con una especie de metralleta de juguete en sus manos que lanzaba dardos.
La mayor iba a decir algo pero recibió un disparo en la frente, si, ahora tenía un dardo clavado en esta, y con el dedo índice levantado y con la boca bien abierta.
—¡Lemy! —Lo regañó Lincoln. Aunque fue mala idea. —¡AAAAAAH!
Enseguida una lluvia de dardos empezó a caer sobre el albino. El cuál aún molesto volteó a ver a su hijo, pero este ya no estaba enfrente.
—¿Lemy? —Preguntó al no verlo.
—¡Y el campeón del mundo, Lemy Loud se prepara para volar! —Gritó el pequeño desde arriba del armario.
—¡No, espera! ¡AAAAAAH! —Soltó Lincoln pero fue tarde. El menor le cayó encima haciendo caer a ambos pesadamente sobre la cama donde dormía alguien peor que una fiera.
—Supongo que las visitas de Lynn son algo provechosas para ti, campeón —hablaba Lincoln con los ojos en espiral.
Ahora Lemy estaba aplicándole una llave al cuello con mucha delicadeza a su padre.
—¿Es todo lo que tienes? —Preguntó Lincoln en tono burlón. —¡Ah! —Pero gritó de repente.
—¡Oh no! ¡La temible diosa del rock a despertado! —Gritó Lemy alarmado al ver que Luna le jalaba las orejas a Lincoln.
La rockera miró con una sonrisa malvada a sus dos hombres favoritos y les dijo con delicadeza.
—Así es y el castigo por despertar a su diosa... ¡Son las cosquillas! ¡Muajajajaja! —Empezó a reír como maniática.
Lincoln rápidamente se separó y se levantó de la cama con su hijo en brazos.
—¡Huyamos! —Gritó el albino con mucho miedo, pero antes de salir se detuvo frente a una Lyra, aún boquiabierta. —Hija no te preocupes, no voy a castigar a ninguno, jeje...
—¡Corre! —Le gritó Lemy al ver que Luna se levantaba de la cama, tomaba su arma de dardos y se colocaba en la cabeza su pañuelo de calaveras que él dejó tirado en la cama cuándo salto sobre su padre. —¡AAAAAAH! —Gritó Lincoln nuevamente y salió disparado junto con su hijo de la habitación.
—No pueden huir, puedo oler el miedo a kilómetros de distancia... —Dijo Luna saliendo en persecución de su esposo e hijo.
Mientras ellos tres se divertían, Lyra sonrió de forma simple, sacó los papeles del portafolio y los empezó a romper en tiras. Arrojó su maletín muy lejos y se recostó en la cama de sus padres en posición fetal mientras sonreía de forma extraña.
Estuvo preparando su presentación cómo por dos horas y todo para nada. Su hermano lo volvía a estropear todo y era recompensado de la mejor manera.
Tenía mucho sueño, pero no podía dormir, ya casi eran las siete y debía irse a la prepa, no quería, ni podía manchar su índice de perfecta asistencia.
Se levantó de la cama y se dirigió a su habitación, no sin antes recoger los papeles que rompió y su portafolio. Se dirigía a su habitación pero sus ojos se posaron en el dardo que aun tenía en su frente, frunció el ceño y de muy mala gana se lo quitó y lo tiró en el suelo, en fin, el piso estaba lleno de dardos y la casa estaba inundada por las risas de sus padres y Lemy cómo para que la notarán.
¿Algún día se llevaría bien con su hermano menor? Quién sabe.
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