La Huida de Ivanov
La batalla en la plaza de Meseta se intensificaba, con Marck, Yor, Carmela y Marco luchando juntos contra los secuaces de Ivanov. Las luces del festival iluminaban el enfrentamiento, mientras el ambiente festivo se convertía en un campo de batalla caótico. El ritmo de la música se mezclaba con los gritos de combate y el sonido de los ataques Pokémon.
A pesar de su mejor esfuerzo, la superioridad numérica de Ivanov estaba comenzando a pesar sobre ellos. Los golpes de Machamp resonaban en el aire, mientras Sawk y Throh mantenían a Marck y Marco ocupados.
—¡Carmela, necesitamos una distracción! —gritó Marck, esquivando un ataque de Sawk.
—¡Voy! —respondió Carmela, lanzando su Pokémon al ataque. —¡Vamos, Luxray, usa Chispa!
El ataque impactó contra Sawk, pero no fue suficiente para detenerlo. Sawk se lanzó hacia adelante, tratando de golpear a Carmela, pero Yor entró en acción.
—¡No tan rápido! —gritó, llamando a su Pokémon—. ¡Drenadoras, usa Viento Fuerte!
Un potente chorro de aire golpeó a Sawk, haciéndolo retroceder.
—¡Bien hecho, Yor! —exclamó Marck, sintiendo que tenían una oportunidad—. ¡Sigue así!
Pero Ivanov, observando desde la distancia, sonrió burlonamente.
—Esto es entretenido, pero es hora de que se acabe el juego —dijo, levantando su mano como si diera una orden.
De repente, desde las sombras, un grupo de hombres armados apareció, corriendo hacia el escenario. Eran más secuaces de Ivanov, y el ambiente cambió de inmediato.
—¡No puede ser! —gritó Marco, mirando a su alrededor mientras se sentía abrumado—. ¡Nos están rodeando!
—¡Todos juntos! —ordenó Marck, levantando su mano en señal de unidad—. ¡No dejemos que nos separen!
Con un esfuerzo conjunto, los cuatro amigos intentaron mantener a raya a los nuevos adversarios, pero la presión era abrumadora. La lucha se convirtió en una danza caótica de ataques y defensas, mientras el festival seguía su curso, ajeno al peligro inminente.
De repente, en medio de la confusión, Ivanov aprovechó el caos. —¡Es hora de mi salida! —anunció, saltando del balcón con un movimiento acrobático. Sus secuaces lo siguieron, formando un escudo entre él y sus perseguidores.
—¡No! —gritó Marck, intentando avanzar hacia él, pero fue interceptado por un potente golpe de Machamp.
—¡Marck, no! —exclamó Yor, extendiendo la mano mientras el cuerpo de Marck se tambaleaba hacia atrás. —¡Debemos proteger a los demás!
—¡Carmela, Marco! ¡Atrás! —dijo Marck, levantándose rápidamente y lanzando un golpe con su Pokémon hacia Machamp.
Pero Ivanov ya se movía rápido, tratando de escabullirse entre la multitud. Las luces de la plaza se reflejaban en su figura mientras se dirigía hacia la salida.
—¡No puedo permitir que se escape otra vez! —gritó Marck, tomando una decisión rápida.
Sin pensarlo dos veces, se lanzó hacia adelante, buscando abrirse paso entre los secuaces de Ivanov. Pero el caos seguía creciendo, y aunque estaba decidido, no podía hacerlo solo.
—¡Marck, ven aquí! —gritó Yor, intentando acercarse a él. —¡Es un truco, no podemos arriesgarnos!
Ivanov se dio la vuelta, mirando hacia Marck. —Adiós, chico espía. Esta vez no te dejaré atraparme.
Con un movimiento rápido, Ivanov activó un dispositivo en su muñeca, y de repente, un denso humo comenzó a llenar el área, dificultando la visión. La multitud gritó, confundida y asustada, mientras los amigos intentaban mantenerse juntos en medio del caos.
—¡Sigue a Ivanov! —gritó Carmela, tratando de atravesar el humo. —¡No podemos dejar que se escape!
Con un esfuerzo conjunto, Marck, Yor, Carmela y Marco comenzaron a avanzar a través del humo, pero Ivanov ya había desaparecido de la vista.
—¿Dónde se fue? —preguntó Marco, mirando a su alrededor.
—No lo sé, pero no podemos perderlo de vista —respondió Marck, frustrado.
Yor trató de calmarse, sintiendo que su corazón latía con fuerza. —No podemos rendirnos. Si seguimos su rastro, encontraremos su base.
—¿Rastro? —preguntó Carmela, frunciendo el ceño. —¿Qué tenemos?
—Sus secuaces. Si seguimos a alguno de ellos, tal vez podamos encontrar su ubicación —dijo Marck, con determinación en sus ojos—. ¡Vamos, no hay tiempo que perder!
Los cuatro amigos se separaron, cada uno tratando de buscar pistas entre la multitud que aún permanecía en estado de alerta. Las luces del festival titilaban en la distancia, creando un contraste surrealista con el caos que había desatado Ivanov.
Mientras buscaban, Marck sintió una punzada de decepción. Habían estado tan cerca de capturarlo, y sin embargo, una vez más, se les había escapado. Pero no podía dejar que eso lo desanimara.
—¡Aquí! —gritó Marco de repente, señalando a un grupo de hombres que trataban de mezclarse con la multitud.
—¡Allí! —dijo Carmela, mientras todos se reunían rápidamente a su lado. —Parece que están tratando de escapar.
—¡Vamos! —dijo Marck, decidido a no dejar que esta vez se les escapara. Se lanzaron tras los hombres, tratando de no perder de vista su objetivo.
Ivanov, sin embargo, ya había escapado por un camino lateral, riéndose entre dientes mientras sus secuaces se retiraban.
—No se preocupen, mis queridos espías —murmuró para sí mismo—. Esta no será la última vez que se crucen en mi camino.
Mientras tanto, en la plaza, Marck y su grupo corrían a toda velocidad, decididos a alcanzar a los hombres antes de que se desvanecieran en la noche.
—¡No dejaré que se escapen! —gritó Marck, sintiendo la adrenalina correr por sus venas.
La búsqueda apenas comenzaba, y con cada paso, sabía que la lucha contra Ivanov se tornaría más intensa. Estaba decidido a poner fin a esta pesadilla de una vez por todas, y esta vez, no se detendría ante nada
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