Mientras el equipo de la Agencia de Espionaje se preparaba para su misión en Paldea, en otro rincón del mundo, un ambiente completamente distinto se desarrollaba en la oscura y opulenta guarida de Ivanov. Escondido en una fortaleza subterránea que se extendía bajo las vastas montañas de la región, Ivanov planeaba sus próximos movimientos con una calma inquietante.

El cuartel general de Ivanov era un lugar de lujo. A pesar de estar bajo tierra, las paredes estaban adornadas con arte moderno y esculturas exóticas. Las luces tenues creaban una atmósfera casi surrealista, y en el centro de la sala principal, Ivanov estaba sentado cómodamente en un enorme sofá de terciopelo negro. Frente a él, una copa de vino tinto descansaba sobre una mesa de cristal, con la bebida reflejando los tenues destellos de las luces del techo.

Junto a él, su compañera, una Salazzle llamada Sally, se estiraba perezosamente sobre el sofá, con su característico aire seductor. Sus ojos brillaban con una mezcla de astucia y diversión mientras miraba a Ivanov, que estaba completamente concentrado en su próximo gran plan. Sally, al igual que Ivanov, tenía una presencia dominante y cautivadora, y su risa ligera resonaba en la habitación mientras movía su cola con gracia.

"¿De verdad crees que ese grupo de espías tiene alguna oportunidad contra nosotros?" preguntó Sally en un tono burlón mientras se servía una copa de vino para sí misma. Su voz era suave pero cargada de una peligrosa confianza.

Ivanov sonrió de manera sombría mientras observaba el contenido de su copa girar lentamente. "No tienen idea de lo que se avecina. Incluso si intentan detenernos, estarán demasiado tarde. Mi nuevo producto cambiará las reglas del juego. Con él, dominaré no solo esta región, sino todas las que ponga en mi mira."

Sobre la mesa frente a ellos, había una serie de documentos y frascos pequeños llenos de un líquido oscuro y espeso. Era la sustancia que Ivanov había desarrollado, un compuesto químico que él llamaba "Elixir V". Este misterioso elixir no solo mejoraba la fuerza física y la velocidad de quienes lo consumían, sino que también creaba una dependencia instantánea. Cualquier persona o Pokémon que lo probara quedaba bajo su influencia y su control.

Sally, levantando una ceja y mostrando una sonrisa felina, miró uno de los frascos con interés. "Eres un genio, querido. No puedo esperar a ver cómo esos idiotas caen bajo tu poder. Será divertido verlos retorcerse, buscando más de esta sustancia."

Ivanov rió suavemente y tomó un sorbo de su vino. "Exactamente. No solo les daré fuerza y velocidad más allá de sus límites, sino que los convertiré en mis peones. Serán más adictos a esta sustancia que al aire que respiran. Y, lo mejor de todo, ni siquiera sabrán lo que les está pasando hasta que sea demasiado tarde."

Mientras hablaba, sus ojos brillaban con malicia. El poder y control eran su verdadera adicción. Desde que había comenzado sus experimentos, había perfeccionado el "Elixir V" hasta el punto de convertirlo en una herramienta perfecta para la manipulación. Ahora, estaba listo para lanzar su plan maestro en Paldea, y sabía que pronto tendría a todo un ejército bajo su control, gracias a esa sustancia.

Sally, siempre disfrutando del espectáculo, se acomodó en el sofá y miró a su pareja con admiración. A pesar de ser un Pokémon, su conexión con Ivanov era más profunda que la de muchos humanos. Había algo en la maldad y la ambición de Ivanov que resonaba con la naturaleza astuta de Sally, y ambos formaban un dúo imparable.

"Querido," dijo Sally, estirándose con gracia y girando su copa en sus garras. "Cuando todo esto termine, ¿qué es lo que planeas hacer después? No me digas que te quedarás satisfecho con Paldea."

Ivanov sonrió, pero esta vez su mirada se tornó más fría, casi calculadora. "Paldea es solo el principio, Sally. Después de esto, expandiremos nuestras operaciones a otras regiones. Con el control de este elixir, no habrá resistencia que pueda detenernos. Galar, Kanto, Hoenn... caerán uno por uno."

Sally asintió con satisfacción, imaginando ya los escenarios en los que ella e Ivanov se convertirían en los líderes indiscutibles del mundo. Su risa, suave pero venenosa, resonó en la habitación.

Pero en medio de toda esta charla, la puerta de la sala se abrió de golpe, y un científico de aspecto nervioso entró, interrumpiendo la conversación. Llevaba una bata blanca y sostenía una carpeta repleta de documentos en sus manos temblorosas.

"Ivanov... Señor, los resultados del último ensayo del elixir están listos," dijo el científico, claramente consciente de que no debía molestar a Ivanov sin una razón válida.

Ivanov no lo miró directamente, pero su presencia era tan intimidante que el científico titubeó por un momento antes de acercarse más. Sally observó la escena con diversión, disfrutando de cómo todos temían a Ivanov.

"¿Y bien?" dijo Ivanov con calma, pero con un tono que claramente indicaba que no le gustaba ser molestado sin una razón de peso.

El científico tragó saliva y continuó. "Los sujetos de prueba han mostrado una mejora significativa en fuerza y velocidad, tal como esperábamos. Sin embargo, también hemos notado una mayor dependencia de la sustancia en un tiempo mucho más corto de lo previsto. Se vuelven... insaciables."

Ivanov dejó su copa sobre la mesa, sus dedos tamborileando sobre el cristal. "¿Y eso es un problema?"

El científico dudó. "Bueno, señor, hemos observado que algunos de los sujetos comenzaron a mostrar signos de deterioro mental... paranoia, alucinaciones... puede ser peligroso si—"

Antes de que pudiera terminar su frase, Ivanov lo interrumpió con un tono gélido. "No me interesa la estabilidad mental de mis peones. Lo único que importa es que sean más fuertes, más rápidos, y obedientes. Las consecuencias no son mi problema. Si muestran efectos secundarios, simplemente los reemplazaremos."

El científico asintió, claramente nervioso, pero no se atrevió a discutir. "Como desee, señor. Continuaremos con la producción masiva según sus instrucciones."

Ivanov asintió ligeramente y el científico se retiró rápidamente, aliviado de haber sobrevivido a la interacción.

Sally observó toda la escena, encantada por la fría determinación de su pareja. "Eres implacable, Ivanov. No me canso de ver cómo manejas todo esto con tanto control."

Ivanov, sin perder su serenidad, volvió a tomar su copa de vino y la levantó en un brindis. "Por el futuro, Sally. Uno en el que el mundo estará bajo nuestros pies."

Sally, con una sonrisa enigmática, levantó su copa también, y ambos brindaron en la tranquilidad de su guarida subterránea, sabiendo que el caos que desatarían pronto sería imparable.

La sombra de su poder comenzaba a extenderse, y mientras el equipo de espías se preparaba en Paldea, Ivanov y Sally saboreaban su victoria antes de que siquiera comenzara.