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Bajo Ataque en el Baile


La mansión de Ivanov, ubicada en una remota colina en Paldea, parecía tranquila desde el exterior, pero en su interior, el caos estaba a punto de desatarse. Ivanov, sentado en su despacho con una copa de vino en la mano, miraba su teléfono con una sonrisa. Sabía que Marck y Yor estaban en la ciudad, demasiado cerca para su comodidad. Pero tenía un plan, uno que involucraba a sus secuaces más letales.

—Es hora de mover nuestras piezas —dijo Ivanov, marcando el número de uno de sus subordinados. La llamada no tardó en ser contestada.

—¿Todo listo? —preguntó Ivanov con tono seco.

—Sí, señor, estamos preparados. Sawk, Throh y Machamp están listos para actuar cuando lo ordene —respondió la voz al otro lado.

Ivanov sonrió, observando cómo las luces de la ciudad parpadeaban en la distancia. —Que empiece la cacería.

Mientras tanto, en el centro de Meseta, el ambiente era muy diferente. Marck y Yor habían decidido tomarse un descanso de su misión y disfrutar un poco del festival que aún continuaba. Tras haber pasado el día vigilando la ciudad, finalmente habían encontrado un momento para relajarse. En una gran plaza, decorada con luces coloridas y flores, se llevaba a cabo un baile tradicional. La música era alegre, y las parejas danzaban con gracia bajo el cielo estrellado.

Marck y Yor, aunque algo reacios al principio, decidieron unirse a la diversión. Por primera vez en mucho tiempo, ambos se sentían fuera de la presión constante de la misión. En medio de la música y las risas, Yor miró a Marck, sintiendo una mezcla de nervios y alegría.

—¿Sabes? —dijo Yor, tratando de sonar casual—. No pensé que te gustara bailar.

Marck se rió suavemente. —No lo hago, pero por alguna razón, esto no está tan mal.

Yor sonrió, su corazón latiendo más rápido de lo habitual. —Quizá deberías intentarlo más a menudo. Se te nota feliz.

—Es más fácil cuando no tengo que pensar en Ivanov y sus secuaces —respondió Marck, soltando un suspiro de alivio—. Pero tú me haces olvidar un poco de eso.

Yor sintió un escalofrío al escuchar esas palabras. A medida que bailaban, las risas y la música les envolvían, creando un ambiente perfecto. Sin embargo, su momento de tranquilidad se interrumpió cuando un ruido fuerte resonó en la plaza, seguido de un apagón repentino. Las luces se apagaron abruptamente y la multitud comenzó a murmurar, confundida.

—¿Qué está pasando? —preguntó Yor, mirando alrededor.

—Algo no está bien —dijo Marck, sacando su comunicador—. Voy a tratar de obtener información.

Antes de que pudiera hacer algo, una voz retumbó a través de la plaza. —¡Marck! ¡Yor! ¡Se acabaron los juegos!

Era la voz de Ivanov, amplificada por los altavoces que habían estado reproduciendo la música. En ese instante, las luces volvieron a encenderse, revelando la figura imponente de Ivanov en un balcón de la mansión. Detrás de él, sus secuaces —Sawk, Throh y Machamp— estaban listos para atacar.

—¿Ivanov? —gritó Marck, apretando los puños—. ¿Qué demonios estás haciendo aquí?

—Vine a disfrutar del espectáculo —respondió Ivanov, una sonrisa maliciosa cruzando su rostro—. Pero no me malinterpreten, ¡no vine a bailar!

Los murmullos de la multitud se convirtieron en gritos de pánico mientras los secuaces de Ivanov se lanzaban al escenario, listos para atacar.

—¡Marck! ¡Yor! —gritó Carmela, quien había estado observando desde la esquina—. ¡Necesitamos ayudar!

—Carmela, Marco, ¡ustedes aléjense! —ordenó Marck, ya en modo combate.

Pero no había tiempo para más palabras. Sawk y Throh se lanzaron hacia ellos, listos para pelear. Machamp, con sus poderosos brazos, se unió al ataque, y la plaza se convirtió en un campo de batalla improvisado.

—¡Yor, cuidado! —gritó Marck mientras empujaba a Yor hacia un lado, justo a tiempo para esquivar un puñetazo de Throh.

—¡No me subestimes! —exclamó Yor, tomando su posición. Su mirada se volvió intensa—. ¡Tengo que hacer esto!

—¡Yor! —llamó Marck, pero era demasiado tarde. Ella ya había lanzado un ataque.

—¡Drenadoras, ven a mí! —gritó, evocando sus movimientos con gracia mientras usaba sus mejores movimientos de baile para esquivar.

Yor se movía entre los ataques de los Pokémon de Ivanov, utilizando su agilidad y precisión. Marck, por su parte, se unió a la lucha, utilizando su Pokémon para proteger a su compañera. La multitud, aunque aterrorizada, observaba con admiración cómo estos jóvenes combatientes luchaban contra los secuaces.

—¡Esos movimientos son impresionantes! —gritó Carmela mientras atacaba con su Pokémon.

—¡Gracias! —respondió Yor, sonriendo mientras esquivaba otro golpe—. ¡Pero no me distraigas!

—¡Marco, a mi lado! —dijo Carmela, comenzando a coordinar su ataque.

Marco asintió, y juntos se lanzaron al ataque contra Machamp. Con movimientos sincronizados, ambos lanzaron sus Pokémon, creando una combinación efectiva. Sin embargo, el poder de Machamp era abrumador.

—¡Esto no está funcionando! —exclamó Marco mientras esquivaba un puñetazo.

—¡Entonces hay que cambiar la estrategia! —gritó Carmela, pensando rápidamente—. Necesitamos distracciones.

De repente, Yor vio una oportunidad. —¡Carmela, ven aquí! ¡Voy a necesitar tu ayuda!

Carmela se acercó rápidamente. —¿Qué tienes en mente?

—Voy a usar un movimiento especial, pero necesito que tú y Marco mantengan ocupados a esos tres —dijo Yor, concentrándose.

—Está bien. ¡Marco! ¡Vamos a hacerlo! —Carmela gritó, y juntos comenzaron a distraer a Sawk y Throh con ataques rápidos.

Yor se concentró, sintiendo la energía fluir a través de ella. —¡Ahora! ¡Drenadoras! ¡Usen su fuerza!

Con un movimiento elegante, hizo que sus Pokémon lanzaran su ataque, mientras Marck luchaba a su lado, bloqueando golpes y proporcionando apoyo. La energía de Yor iluminó el área, y el ataque impactó contra Machamp, Sawk y Throh, creando una explosión de luz y energía que sorprendió a todos.

—¡Eso es! —gritó Marck, viendo cómo la estrategia de Yor funcionaba.

Pero justo cuando pensaban que habían tomado la delantera, una sombra se cernió sobre ellos. Ivanov, todavía en su balcón, aplaudía con una sonrisa burlona.

—Bien hecho, pero esto es solo el comienzo —anunció Ivanov, sus ojos brillando con malicia—. ¡Salgamos a jugar!

Con un gesto de su mano, otros secuaces comenzaron a salir de las sombras, rodeando a Marck, Yor, Carmela y Marco. La batalla apenas comenzaba, y el ambiente festivo del festival se había transformado en un campo de batalla lleno de adrenalina y tensión.

—No podemos rendirnos —dijo Marck, mirando a sus amigos—. ¡Debemos unir fuerzas y luchar hasta el final!

—¡Así es! —asintió Yor, sintiéndose revitalizada por el apoyo de Marck—. ¡No dejaré que Ivanov gane!

La determinación brilló en sus ojos mientras se preparaban para la próxima ronda de la batalla, sabiendo que su amistad y trabajo en equipo serían la clave para vencer a Ivanov y sus secuaces. La música del festival seguía sonando, pero ahora la melodía estaba en armonía con el sonido de sus ataques, creando una sinfonía de lucha y valentía

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