Escucho por primera vez la voz de Látigo y juraba que no podía hablar. Suena bastante masculina e imponente, a pesar de que no la expone en un alto tono, como si quisiera que quedara en el olvido.
—Tú, hablaste —le digo, pero no es lo que más me sorprende.
"Eres un asesino, Jeremy", sus palabras resuenan en mi cabeza.
—¡No, no lo soy, yo no he hecho nada así nunca! —Me cubro mis oídos cuando grito.
Siento que sus brazos me envuelven pegándome a su pecho, hago presión para soltarme sin lograrlo y termino por ceder. Mi cuerpo tiembla ante la idea, ser descubierto y haber asesinado de verdad.
Sus dedos se deslizan por mi cabello calmándome, creo que no tiene intención de entregarme. Mi boca vuelve a sufrir los estragos dejando un sabor a óxido bastante molesto tras mis propias mordidas.
—Yo no fui, yo no hice nada. —Agarro su camisa y levanto la vista—. ¡Respóndeme!
El viento y su mirada en mis labios es la única respuesta, vuelve a ser un ser silencioso al cual no puedo acceder de verdad.
—¿Me vas a entregar o decir algo? —digo titubeando.
Ninguna respuesta se hace presente.
—¿Me vas a hacer algo tú?
Tampoco me responde, esto me está poniendo cada vez más impaciente.
—¿Me vas a usar? —esto último lo digo molesto.
Su mano solo acaricia mi cabello lentamente para dejar un beso suave en este, aunque frío como la nieve.
—Es como todos dicen, quieres hacerme tu juguete... ¿Qué le pasó a los viejos?
Coloca las manos en mis mejillas para mirar más allá de mis pupilas.
—Habla, ya sé que puedes hacerlo —respondo con coraje, por algún motivo estoy alterado. No sé por qué. Quizás sí, asesinatos, un circo que desaparece personas, mi querida amiga perdida, estar en las manos de este hombre, no tener un mínimo control de la situación—. Pienses lo que pienses, yo no fui.
Termina por dar ligeras palmaditas en mi cabeza y se marcha dejándome solo en el bosque. Ese que posiblemente cargue muchos cadáveres y secretos.
—Látigo, ¿tú cómo puedes ver esto como un juego? —le pregunto ya sin verlo, pero escuchando aún sus pasos alejarse. Se detiene un momento para mirarme, aunque solo dura segundos y sigue avanzando.
Me quedo solo, me dejó solo aquí. Lo desea, él quiere que camine por este bosque, que me adentre en él. Aún está asomando el sol y se baña en un verde claro que puede parecer hermoso, pero en la noche, se tiñe de un negro abismal mezclado con escarlata. Se vuelve un área para juegos peligrosos.
Decido avanzar aprovechando la oportunidad que me dio y solo hay eso, nada, no hay nada más que un bosque sencillo y sin cosas extrañas. Podría ir más lejos, pero deben estar vigilando el área y podría convertirme en el principal sospechoso.
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Llego al área de entrenamientos en la tarde ignorando la petición de Látigo y centro mi atención completamente en llegar al otro extremo de la cuerda a tres metros de altura.
Caigo más de diez veces, llego a pensar que solo lo logré en el examen porque un dios piadoso obró a mi favor. Por otro lado, veo en mayores alturas a la mujer de verde. Ella pasa como si nada a diez metros del suelo, lo baila como si fuera la real "Pluma", ahí escucho su nombre, o mejor dicho, su apodo del circo, le llaman Cisne.
Decido subir de nuevo a mi podio colocando un pie suavemente en la soga para avanzar. Despejó mis pensamientos y solo contemplo plumas volando por los aires, como si cayeran de las aves con delicadeza, del cisne. Me visualizo, más que desear llegar al otro extremo, disfruto cada paso por las alturas, mis pequeños tres metros son como abrir la primera cerradura de la jaula. Es increíble como esto me hace olvidar las preocupaciones por completo... Por completo.
Abro los ojos al alcanzar la otra esquina para caer en mi realidad. Lo comprendí, al fin lo comprendí, no es llegar al extremo, es disfrutar el recorrido.
Siento como si rompieran mis pensamientos con un martillo sobre cristal cuando veo llegar a Látigo con el maquillaje en su rostro, parece estar buscándome. Me agacho en el podio para que no me vea y observo sus movimientos.
Se acerca a la mujer de verde, ahora sé que le llaman Cisne, y comienza a hablar con ella en otro idioma, no les entiendo. No sé distinguir si es ruso o alemán. ¿Entonces no es que no hable?, sino que su lengua es diferente a la nuestra. Parece que ella lo entiende.
—(¿Entonces, sabes quién fue?) Wissen Sie also, wer es war? —dice Cisne.
—(No, no tengo idea) Nein, ich habe keine Ahnung —comenta Látigo con una sonrisa.
—(No te hagas el tonto para esconderlo, ¿fue tu juguete nuevo?) Stell dich nicht dumm, um es zu verbergen, war es dein neues Spielzeug? —habla la chica.
—(No lo fue, Aurora, pero como te metas con él te corto las piernas. Así que no te entrometas en mis asuntos. Yo controlaré esto) Das war es nicht, Aurora, aber wenn du dich mit ihm anlegst, schneide ich dir die Beine ab. Halten Sie sich also aus meinem Geschäft heraus. Ich kontrolliere ihn —dice con un tono frío
—(Eres un idiota. Está bien, has lo que te dé la gana. No digas que no te lo advertí. Me parece una puta rata curiosa) Du bist ein Idiot. Es ist okay, mach, was du willst. Sag nicht, ich hätte dich nicht gewarnt. Sieht für mich wie eine neugierige Schlampe aus.
—(Todos en este lugar son ratas, hasta tú. No te creas tanto el apodo de Cisne, hace mucho que dejaste de tener alas) Jeder hier ist eine Ratte, sogar du. Kaufen Sie den Spitznamen Schwan nicht so sehr, Sie haben schon vor langer Zeit keine Flügel mehr —le dice a la chica y nuestras miradas se cruzan—: (parece que ahí está mi rata) es scheint, dass da meine Ratte ist.
¡Demonios!, me vio y lo peor es que no entiendo una mierda de su conversación.
Látigo se acerca a mí y me observa desde abajo del podio. Lo entiendo al instante, quiere que baje hasta él.
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