Collares
No muy lejos del museo de la ciudad, craig se encontró con una curiosa casa de antigüedades, era la primera vez que veía una, y vaya que algunas cosas parecían tener gran valor. Era un sitio realmente interesante, y mientras veía uno que otro objeto dentro de las elegantes vitrinas de vidrio, escucho al vendedor, posiblemente el dueño, hablar en voz alta con una señora. Encima de la barra estaba un tipo de reloj collar roto y el hombre suspiraba al oír a esta quejarse.
Craig escuchaba la conversación discretamente desde lejos.
—¿Cómo que no puede repararlo? Está es una casa de antigüedades, al menos deberían tener a alguien que arregle los objetos dañados ¿o no?
—No señora, no repararamos objetos dañados, sólo vendemos objetos antiguos, así que si quiere que reparen su reloj sólo vaya a otro lugar donde puedan hacerlo — le respondió tratando de mantener la calma, pero la mujer no paraba de insistir.
—¿Que no lo entiende? Este reloj perteneció al abuelo de mi padre ¡es una reliquia! Necesita piezas de repuesto que sólo podrían encontrarse en un lugar cómo este, no quiero que lo modifiquen tanto, perdería su esencia.
—Oh Dios... — se quejo en voz baja.
—¿Que dijo?
—Nada, escuche señora, con gusto la ayudaría, pero es que...
—¡Pues entonces hágalo!
—Lo levante la voz por favor, es una casa de antigüedades decente, no quiero escándalos aquí.
—Si no me ayuda definitivamente habrá un escándalo en esta casucha de antigüedades — amenazo con el ceño fruncido.
El sonido de alguien aclarandose la garganta llamó la atención de ambos, volteandose a ver notaron la presencia del joven azabache, quien se acercaba a la barra con expresión serena.
—Disculpe el escándalo, señor, ya no se repetiría... — dijo esto último afinando su mirada hacia la mujer.
—¿Hay algún problema? — pregunto craig mirándolos.
—No, ninguno, está señora ya estaba por retirarse ¿no es así señora?
—No me iré a ningún lado, y si que hay un problema — respondió molesta, haciendo que el pobre vendedor se palmeara la frente — se supone que está es una casa de antigüedades ¡pero se niegan a reparar un simple reloj antiguo!
—La casa no está obligada a dar ese tipo de servicio — dijo el hombre con simpleza.
—Entiendo ¿pero que tan grave es el daño? — quiso saber craig, echándole un ojo al reloj sobre la barra.
—Pues la cadena está rota y la batería ya no funciona — le explicó la mujer.
Craig tomó el reloj por un minuto y después levantó su mirada serio, no era tan difícil de reparar la verdad, y estando en una casa de antigüedades algún repuesto de reloj debía de haber, este señor estaba desperdiciando dinero fácil.
—Yo podría arreglarlo — soltó craig.
—¿Que? — el hombre levantó una ceja.
—Se sobre estas cosas... Puedo ayudarlos.
—¿Al menos trabajas aquí? — dudo la mujer.
—No, y es la primera vez que lo veo — dijo el hombre, viéndolo algo serio.
—Acabo de llegar a la ciudad, y estoy buscando trabajo... Se mucho sobre bisuteria y otras cosas de reparación. Si me da una oportunidad verá que si puedo ayudar a esta mujer.
—... ¿Estás seguro de que puedes hacerlo?
—Totalmente.
—Pero, ni siquiera lo conoce, ¿cómo sabré si es confiable? — reclamo la molesta cliente.
Este sólo suspiro profundo y miró a la mujer.
—¿Quiere ayuda o no?
De nuevo quiso quejarse, pero pensándolo mejor ya le estaban dando la solución, además no tenía más opción. Esta se cruzó de brazos y se calmo un poco, aún así su expresión mostraba desagrado.
—... Bien, veo que no me queda de otra. Pasaré por el reloj mañana a esta misma hora — accedió finalmente la mujer — pero ten mucho cuidado con esta reliquia ¿bien? Si algo le pasa ustedes serán los únicos responsables — advirtió sería antes de retirarse rápidamente de la tienda.
—Que mujer tan problemática... — comentó el hombre apenas está se fue, luego regresó su mirada al azabache quien tenía el reloj en sus manos — Bueno... Veamos si es verdad lo que dices, de lo contrario tendremos que soportarla una vez más.
—No se preocupe, se lo que hago — respondió confiado.
—Eso espero. Vamos, cruza la barra de una vez, y dime tu nombre.
—Ah... Soy craig — se presentó, mientras obedecía al hombre y cruzaba la pequeña puerta, llegando hasta su lado.
—Ok, y dices que acabas de llegar a la ciudad.
—Si — asintió.
—Mm... Bueno, pues sólo te estoy poniendo a prueba craig. Si logras arreglar ese reloj veré que hacer contigo.
—Bien, me parece justo supongo... — respondió el azabache quitándose su mochila.
No fue una tarea difícil de cualquier manera, el dueño de la tienda tenía un montón de piezas viejas e "inservibles" en una habitación a parte, y afortunadamente craig encontró una batería que pudiera servirle al reloj antiguo de la cliente. El otro se sorprendió al enterarse de que algunos relojes no estaban del todo dañado, y que hasta los podía usar para repuesto. Ahora seguramente tendría una venta exitosa por el reloj reparado. La cadena rota también fue arreglada por el azabache, y antes de que llegara la tarde el reloj ya estaba cómo nuevo.
Tal vez no sería tan mala idea tener a un asistente cómo craig, pensó el hombre mientras lo veía trabajar. Ya le había demostrado que podía hacer bien su trabajo y que podía confiar en él, por lo que antes de que se fuera de la tienda al atardecer, le dio la buena noticia de que estaba contratado, y a partir de mañana ya sería su asistente en la tienda, eso animo al azabache.
Para ser su primer día buscando trabajo no le había ido nada mal, claro que no esperaba trabajar para siempre en ese lugar, pero por algo se empezaba.
Al llegar al edificio se encontró con la casera, está regaba sus plantas cómo de costumbre y en eso se volteo a verlo.
—Muchacho ¿cómo te fue?
Craig se le acercó con una ligera sonrisa en su rostro.
—Bastante bien, conseguí trabajo en una tienda de antigüedades.
—Vaya... Me alegra oír eso.
—Si... Ayudaré al dueño a reparar piezas antiguas dañadas, es algo sencillo para mi así que creo que estaré cómodo.
—Pareces muy confiado muchacho, eso me gusta — sonrio esta.
—Ah, veo que ya termino de arreglar sus adornos — menciono craig, viendo dirección a la mesa de recepción, en donde ya todos los adornos estaban armados y en orden.
—Así es, pero acá abajo ya no hay espacio — se rio un poco la mujer, mientras caminaba hacia la mesa y guardaba la regadera.
El joven observo a su alrededor y se dio cuenta de que era cierto, las paredes estaban repletas de estos curiosos adornos, y hasta en los pasillos de los pisos habían.
—No me imagino cómo debe estar su apartamento — comentó craig.
—Exactamente igual.
—¿Y entonces que hará con todos estos adornos?
—Guardarlos.
—Oh, si, eso creí.
—También necesito mover ese viejo gabinete a mi sala — señaló el gabinete que se encontraba en el rincón — pero es algo pesado.
—Bueno, aquí estoy yo para ayudar — se ofreció de inmediato —¿Dónde está su apartamento?
—Gracias muchacho, está aquí detrás — le indicó la mujer, viendo cómo craig empezaba a mover el gabinete.
Una vez ya dentro del apartamento, craig dejó el gabinete en la sala y respiro algo cansado, para ser un gabinete pequeño en verdad que era pesado. En eso no pudo evitar mirar el montón de adornos, cuadros, y esculturas que habían en el apartamento. Era justo cómo se lo había imaginado.
—Tiene mucha creatividad — comentó craig en voz baja, luego retrocedió un poco y sin querer golpeó su codo con lo que parecía ser una foto, este se volteo apenado al notar apenas otro gabinete con muchos adornos encima. De inmediato se agacho a recogerla, se alivio al ver que no estaba rota.
—Lo siento mucho, no me fije — se disculpo con el marco en sus manos, y al levantarse vio la foto. Se trataba de la casera, esta se veía mucho más joven, y a su lado una niña cómo de unos doce años.
—No te preocupes, con tantas cosas que hay aquí no te puedo culpar de nada — respondió la mujer tranquila.
—... Es usted ¿verdad?
—Si, y la que está A mi lado es mi hija.
—Ya veo... Y... ¿Que sucedió con ella? — pregunto curioso y vio la expresión de la mujer, la cual se volvió un poco más seria. Quizás no debió preguntar.
—Ella... Decidió abandonarme hace muchos años. Ya había cumplido la mayoría de edad y era muy rebelde por cierto, nunca me escuchaba. Luego se enamoro de un hombre que no le convenía para nada, de un don nadie. En fin, Nunca me dijo a dónde iría o si volvería a visitarme en algún momento, sólo se fue sin decir adiós.
—¿Nunca más volvió a saber de ella?
—... No muchacho, hace ya veintidós años que me abandono.
—...
—Bueno, ya que estás aquí ¿te gustaría comer un poco de galletas con café? — dijo la amable anciana, caminando hacia la cocina.
—Ah, claro, muchas gracias.
—¡Sólo ponte cómodo, y ten un poco más de cuidado por donde caminas! — dijo esta desde la cocina.
—¡Si! — respondió craig, mirando detalladamente toda la sala, y acercándose al sofá para tomar asiento. En eso se quedó pensativo.
La casera era muy buena persona, pero al igual que el parecía haber tenido una vida solitaria.
*********
Varias semanas después, todo marchaba bien en la nueva vida de craig, este siempre trabajaba muy duro para que no fuera menospreciado por nadie. Y poco a poco fue ganándose la confianza de algunos clientes, y por supuesto también de su casera. Su relación era buena, y la ayudaba en cualquier trabajo pesado que fuera difícil para ella, el lo hacía con gusto, y después de eso lo invitaba a comer algo en su apartamento y a platicar un rato. No podía quejarse por el momento.
Cuando no trabajaba quedaba en verse con clyde y bebe. Los tres amigos iban al café o a algún otro lado que se les hiciera cómodo, y ahí platicaban sobre como iba todo en sus vidas. Clyde finalmente había tenido el valor de confesarle sus sentimientos a bebe y ahora estaban saliendo. Estos se veían bastante felices y eso le dio mucho gusto al azabache.
Eran una pareja feliz...
Ese pensamiento dio vueltas en su cabeza por un largo rato.
—Ya por fin te has acostumbrado a la ciudad ¿eh? — comentó clyde, abriendo su malteada y tomando un sorbo.
—... Si, ya han pasado dos meses después de todo.
—¿Y cómo va todo en tu trabajo? — pregunto bebe con una sonrisa.
—Ehh, muy bien, de hecho mañana tengo que ir.
—¿Mañana domingo? — pregunto con sorpresa la chica.
—Si, el jefe quiere que lo ayude a ordenar el desastre que dejaron unos clientes de esta semana — les explico.
—Que flojera.
—No tengo otra opción, es trabajo — contestó con simpleza.
Clyde miró a bebe, ambos con una expresión medio preocupada hacia el azabache, desde que llegó se le notaba desanimado, cómo nostálgico. El castaño se aclaró la garganta y respiro hondo.
—Y... ¿No has hablado con tweek?
Craig se quedó callado al recordar al rubio. Desde que llegó a la ciudad no había hablado mucho con él. Ya tenía un nuevo teléfono, y de inmediato le pidió su número a clyde, pero cada vez que le marcaba se oía el mismo "hola habla tweek, ngh, en este momento no puedo responderte pero dejame tu mensaje y te devolveré la llamada más tarde" pero muy pocas veces respondía sus mensajes, era muy extraño, parecía que tweek ya no usará su teléfono.
—No, lo he intentado, pero el nunca contesta — respondió el azabache con los brazos cruzados.
—Oh mierda ¿en serio?
—...
—¿Pero que tan ocupado puede estar cómo para que no te responda nunca?
—Sólo respondió a mis mensajes un par de veces, me dijo que le daba gusto que me estuviera yendo bien y otras cosas más, pero cuando le contesto, el vuelve a desaparecer, no me responde y quedó con un amargo sabor de boca. Se que tweek es una persona ocupada, pero no lose, es cómo si ya no estuviera interesado en mi.
—No digas eso amigo, tweek te quiere más de lo que te imaginas — lo animo clyde y bebe asintió de acuerdo.
—Últimamente no parece que fuera así...
Clyde trato de seguir animandolo, al igual que bebe, sin embargo craig estaba seguro de que algo muy extraño estaba pasando con el rubio. Si antes se estaba comportando de una manera extraña ahora estaba mucho peor.
Sólo esperaba que estuviera bien...
Al día siguiente, craig cargaba caja por caja y las llevaba hacia la habitación de la tienda. Cada objeto que parecía inservible era metido a la caja y mientras limpiaban el lugar. Al terminar la tienda quedó mucho más espaciosa y limpia.
—¿Cómo no se te ocurrió limpiar antes? — pregunto craig al hombre.
—Pues, Era mucho trabajo para una sola persona.
—Aún así, la tienda se ve mucho mejor — noto, mirando a su alrededor.
En eso la puerta de la tienda se abrió y dio paso a un joven con boina y cabello largo y rubio, sus ojos eran azules y hermosos y usaba una gabardina. En eso se les acercó.
—Buenas tardes, vi el cartel afuera en donde menciona que aquí arreglan collares — dijo este con su amable sonrisa.
—Si, reparamos collares, pero hoy no estamos abiertos, Lo sentimos.
—¿Que dices? Mientras haya un cliente no importa que sea domingo — lo interrumpió el azabache.
—Oh cielos, no me di cuenta, lo siento mucho — se apeno el rubio.
—No te preocupes, entonces ¿necesitas que repare algún collar?
—Así es — asintió sacándose un hermoso collar con incrustaciones de rubi. El dueño se sorprendió al ver lo costoso que debía ser el collar, craig simplemente lo tomó con sus manos y después lo coloco sobre la mesa de vidrio.
—Cómo podrás notar está todo desarmado — dijo el de ojos azules.
—Si, pero... ¿que le ocurrió? Luce muy nuevo — pregunto craig mirándolo.
—Digamos que quien se encargaba de armar este tipo de collar no era muy profesional — sonrio algo nervioso — apenas se me resbaló de las manos y se hizo pedazos. Fue un alivio que aún no se llegara a vender.
—Bueno, pues debe saber que este chico es todo un profesional, y dejara su collar en perfecto estado ¿no es así, craig?
—Ah... Si, no te preocupes — lo miro tranquilo.
—¿Estás seguro de que puedes hacerlo? Es un modelo difícil. Además necesito que lo arreglen lo antes posible, se supone que debo exponerlo mañana en mi joyería.
—... Ha dicho... ¿Joyeria? — pregunto el hombre impresionado, este chico bien vestido parecía ser importante, y además vino casualmente a su humilde tienda, sin duda debían darle una buena impresión.
—Si, joyeria pirrup, mañana hay una reunión importante y necesito el collar listo.
—...
Craig miró mejor al rubio y algo hizo clip en su cabeza.
—Joyeria pirrup... Un momento, creo que te vi en televisión la semana pasada, si, te hicieron una entrevista exclusiva en el canal de bisuteria y manualidades — recordó craig.
—Jeje, si era yo.
—He estudiado mucho la elaboración de este tipo de collar, sólo que no había tenido la oportunidad de tener uno frente a mís ojos, es que, el material es muy caro.
—Pues está es una oportunidad única ¿no te parece?
Craig sintió algo de nervios y luego respiro hondo. No dudaba de sus habilidades, podía hacerlo, era momento de demostrar su talento, y no podía defraudar a este famoso joyero en su exposición.
—Tu collar está en buenas manos, eso te lo aseguro — dijo craig, muy seguro de sus palabras.
Pip sonrio.
—La exposición es mañana a las doce ¿crees poder tenerlo listo a esa hora?
—Por supuesto, no te preocupes.
—Muy bien, entonces te lo encargo, yo tengo cosas que hacer así que... Adiós — les mostró una última sonrisa y se dio la vuelta para caminar hasta la puerta.
—Si, que tenga un buen día — se despidió craig, viéndolo salir de la tienda, luego fijo su vista en el elegante collar.
—Santo cielo sólo miralo ¿te imaginas lo caro que debe ser este collar?
—Pues... Posiblemente cueste más que toda está tienda.
—Joder... Tampoco está tan mal mi tienda — respondió algo ofendido.
—Bueno, no puedo perder tiempo, empezaré de una vez — su expresión se puso sería y empezó a buscar todas sus herramientas.
—Mmm... ¿Crees que se de cuenta si le faltan unos tres o Cuatro rubíes?
Craig lo miró con sospecha.
—Ni siquiera lo pienses ¿acaso quieres que nos demanden?
—Quizás ni lo note, se ve que es algo ingenuo — dijo pensativo.
—Definitivamente no le quitaré la mirada de encima a este collar.
—Aghh, bien, pues entonces yo me iré a hacer algunas cosas por ahí, es domingo, no me quedaré aquí sólo mirándote.
—Que te vaya bien — respondió craig sin darle importancia, este sólo se concentró en el collar y puso sus manos a la obra.
No fue un trabajo fácil, debía ser demasiado cuidadoso con este tipo de material. No se trataba de un simple collar de chatarra, esto posiblemente valía millones, y no, no exageraba, fue lo que aprendió en ese programa de televisión. Craig pidió permiso a su jefe para quedarse ahí toda la noche, cosa que sorprendió al hombre ¿tanto trabajo necesitaba ese collar? Bueno, lo más seguro es que si, por lo que no tuvo problemas en confiar en el joven y le dejó las llaves.
**********
Mientras tanto en el apartamento de Pete, este veía al rubio frente a él y con su mano le acariciaba suavemente la mejilla, acción que detestaba tweek con toda su alma, pero sólo evitó su mirada y mantenía su expresión seria.
Ambos estaban en la sala, sobre la elegante mesa de cristal había una botella de vino y dos copas. El fuego de la chimenea daba un ambiente más cálido y agradable, pero para tweek, estar ahí no tenía nada de agradable.
Pete dejó de acariciar su mejilla.
—¿Por qué no me sonríes?
—...
—Tus ojeras son más visibles... Y tu cabello es un desastre ¿al menos te esfuerzas en arreglarte un poco para venir verme? Porque a mi no me lo parece.
Tweek lo miró firmemente a los ojos, lo que decía Pete era cierto, Lucía terrible, y todo Gracias al estrés y trasnochos que le estaba provocando el mismo. Eso sin mencionar la cantidad de droga que consumía cada noche antes de acostarse con Pete.
—¿Pará qué quieres verme arreglado y lindo? No tiene sentido, después de todo sólo te importa follarme... — le respondió en un tono frío. Cosa que no le agrado mucho al gótico.
—Más te vale cuidar más tu apariencia, tus padres y la prensa comenzarán a sospechar que la estás pasando mal conmigo.
—Y eso es justamente lo que está pasando — levantó sus cejas y río un poco.
—Tsk... Debes dejar de consumir esa mierda. De ahora en adelante, ya no tendrás que drogarte para tener Sexo conmigo.
—No, la necesito — respondió de inmediato.
—No quiero a un novio drogadicto y con apariencia de mierda, quiero de regreso a ese niño rico y fino — dijo serio.
—Que más te da cómo luzco, sigo siendo rico, es lo único que te interesa ¿no?
—No intentes pasarte de listo conmigo, las cosas se harán cómo yo diga.
—Es lo único que sabes decir... Pero no voy a ocultar lo infeliz que soy estando a tu lado.
—...
—Estoy por llegar a mi limite Pete... Y si no termino diciendo cómo eres en realidad, terminaré muerto, eso juralo.
Pete estaba harto de esa actitud, pero ahora mismo le daría una lección.
—... Es increíble lo mucho que sufres estando conmigo, es decir, tengo mis comodidades, vengo de una buena familia, pero no, prefieres amar cómo un estúpido a ese infeliz del basurero.
—Ngh... Con craig no te metas — le advirtió molesto.
—Ya está muerto, que mierda me importa.
—El era diez mil veces mejor que tu... — le dijo en voz baja, y viéndola con odio.
—No me compares con un jodido muerto, o te vas a arrepentir.
—En todos los aspectos... El te superaba.
—La droga te hace decir estupideces... Lo único que debes hacer, es olvidarte de una maldita vez de ese bastardo.
—¡Eso jamás!
En un impulso de enojo, Pete lo sujeto fuertemente del cuello y lo comenzó a ahogar, apretando fuerte.
—¡Ugh!
Tweek le sujetaba los brazos e intentaba liberarse, pero se le hacia difícil, la mirada de Pete lo estaba aterrando, y cuando Pete dejó se apretar su cuello, le sujeto su preciado collar con ambas manos y lo arrancó de su cuello sin delicadeza alguna, tweek grito al sentir algo filoso rozar su piel y rápidamente se tocó eñ cuello, sentía dolor, y al ver su mano está estaba manchada de sangre.
—¡N-Ngh! — soltó preocupado, pero lo que más le preocupo fue ver cómo el gótico terminaba de romper su collar y luego lo arrojaba al fuego de la chimenea — ¡¡Noo!! — grito.
—Tal vez esto te haga poner los pies en la tierra... — dijo este mientras se limpiaba las manos.
En ese momento, tweek sintió cómo si todo el amor que se tenían el y craig estuviera viviendo en ese collar, y ahora estaba ahi, quemándose lentamente hasta hacerse trizas. Los bellos recuerdos con craig llegaron a su cabeza, de cuando este le regalo el collar y luego se daban su primer beso dentro de ese viejo auto. El collar era especial, lo había conservado por muchos años, pero ahora, ahora ya no quedaba nada.
Su labio tembló y sintió una inmensa frustración.
—No sabía que podía cortar tanto... — comentó Pete al ver su cuello sangrar — pero que se podía esperar de un pedazo de chatarra, esa cosa sólo estorbaba en tu cuello.
—Eres un hijo de perra... Ngh ¡¡te odio con todas mis fuerzas!! — se acerco furioso a este e intento golpear su pecho pero Pete le sujeto el brazo y lo miró inexpresivo — t-te vas a arrepentír por esto Ugh.
—Mejor largate de mi apartamento y has algo con esa herida. Maldita sea ya se me quitaron las ganas de cogerte... — soltó bruscamente su brazo.
—...
Tweek lo veía frustrado y de nuevo sujeto su cuello, este seguía sangrando, luego vio su chaqueta sobre el sofá y rápidamente la tomó, así cómo después salió con prisa del apartamento sin decir más.
Continúara...
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