Capítulo XXXII: La princesa de las flores.
La primera nevada no se hizo esperar en el año nuevo y, a pesar de ser un hermoso espectáculo de la naturaleza, Lia odiaba sentirse totalmente congelada. Tal vez por eso prefería el otoño con sus colores alegres y su temperatura agradable.
Damir partió a China el martes por la tarde, pero casi no habían podido comunicarse debido a la ocupada agenda del cantante y a la diferencia de horario, aunque eran solo tres horas. Casi todos los días les enviaba algunos mensajes y fotografías como de costumbre, mostrando que siempre los tenía presente. Los videos de sus presentaciones en vivo esa semana estaban por todo Internet, al igual que los anuncios del concierto que tendría lugar el 22 de enero, día en que se celebraba el inicio del año nuevo chino. Sus fans de ese país lo seguían a todas partes, pero siempre eran amables y respetuosos. Él nunca se negaba cuando le pedían una foto o un autógrafo y los trataba con mucho cariño.
Esa tarde, Lia se encontraba en la tienda prácticamente desocupada, puesto que no tenían ningún encargo ni habían llegado muchos clientes a causa del clima. El grato olor de ese lugar siempre le traía hermosos recuerdos de su infancia en Cuba rodeada de flores en el campo. Su imaginación voló a una escena en la que recogía jazmines silvestres y los iba ensartando uno dentro del otro hasta formar una corona, que luego colocó sobre su cabeza mientras el viento ondulaba su larga cabellera color azabache. Su padre apareció de pronto y la elevó sobre sus hombros:
—El Rey ha venido a rescatar a la princesa Liana y a llevarla a dar un paseo a caballo lejos del castillo. ¿Acepta?
—¡Sí! ¡Quiero volar sobre mi caballito!
Una inmensa sensación de nostalgia invadió todo su ser y, casi por inercia, tomó su celular para llamar a sus padres, necesitaba escuchar sus voces al menos por un instante. Justo en el momento en el que se disponía a marcar el número, recibió un mensaje de Damir:
🎤Damir🎶: Hola, Liana. ¿Cómo estás? ¿Puedes hablar ahora?
🦋Lia🦋: ¡Hola, "hermoso"! ¡Cuánto tiempo! Estoy bien, medio congelada, pero bien. Sí, puedo hablar, no hay muchos clientes hoy. Dime, ¿cómo van los preparativos para el concierto?
🎤Damir🎶: Si vas a seguir llamándome así, avisa antes, tuve que esforzarme para no reír en medio de la reunión.
🦋Lia🦋: ¿Estás reunido ahora? Sorry 😁
🎤Damir🎶: Sí, pero todos hablan en mandarín, entonces, te podrás imaginar que no estoy entendiendo nada, es muy frustrante.
🦋Lia🦋: Pobrecito, así me sentí yo al llegar a Kazajistán.😢
🎤Damir🎶: Los ensayos van bien, pero no tengo mucho tiempo, ni siquiera he podido llamarlos. Mañana tenemos una presentación en vivo en televisión a las 9:00 de la noche, allá serían las 12:00 am, quiero pedirte que la veas.
🦋Lia🦋: La buscaré en Internet para verla, lo prometo.
🎤Damir🎶: ¿Qué estabas haciendo antes de hablar conmigo?
🦋Lia🦋: Soñaba despierta.
🎤Damir🎶: ¿Puedo saber con qué?
🦋Lia🦋: Con Liana, la princesa de las flores.
🎤Damir🎶: ???
🦋Lia🦋: Así me llamaba mi papá cuando jugaba en el campo, creo que el aroma de la tienda me transportó a esa época.
🎤Damir🎶: Me hubiese gustado conocer a esa princesa.
🎤Damir🎶: Quiero verte, pero no puedo hacer una videollamada ahora. ¿Me envías una foto?
🦋Lia🦋: Sabes que no me gusta tomarme fotos.
🎤Damir🎶: Extraño tu rostro, Liana, por favor.🙏
Lia se quedó inmóvil en ese instante, ¿alguna vez sería capaz de negarle algo? Esta vez lo escribió, Damir estaba diciendo con todas sus letras que la extrañaba, que deseaba verla, eso la dejaba sin aliento, sin defensas. Le pidió a doña Irina que le tomara una fotografía en el exterior de la tienda con la nieve de fondo, diciéndole que era para enviársela a sus padres, puesto que no le gustaba como se veía en las selfies. Estuvo a punto de mandarla, cuando decidió jugar un poco más.
🦋Lia🦋: Ya tengo la foto, pero quiero que me envíes una tuya primero, también quiero verte.
🎤Damir🎶: ¿Me estás pidiendo que me tome una selfie en medio de la reunión?
🦋Lia🦋: Es lo justo.
🎤Damir🎶: No lo es, yo te he enviado muchas todos estos días y tú a mí ninguna.
🦋Lia🦋: No te gusta perder, ¿cierto?
🎤Damir🎶: Hay una cubana que me dice eso todo el tiempo, empiezo a creer que es verdad.
🦋Lia🦋: Quiero que sonrías en la foto.
🎤Damir🎶: ¿Pretendes que me asesinen?
🦋Lia🦋: No soy yo quien busca hacer algo entretenido en medio de una reunión. Tú decides...
🎤Damir🎶: Está bien, me rindo. Espera, hay dos hombres mirándome ahora mismo, creo que intentan decirme algo.
Las mariposas de su WhatsApp revoloteaban en el estómago de Lia en ese momento. Su lado atrevido había tomado el control nuevamente y sintió un poco de vergüenza, pero se consoló al pensar que él no estaba allí para presenciarlo. Esperó unos segundos y, al ver que no había recibido ningún otro mensaje de Damir, se preocupó. La señora Irina le entregó un pedido en ese momento que debía llevar a domicilio, así que, sin darle más vueltas al asunto, le dio "Enviar" a la fotografía y salió a la calle a cumplir con su trabajo.
Luego de hacer la entrega, pasó por la escuela y recogió a David. Caminaron directamente a la casa mientras la nieve continuaba cayendo. Ella preparó chocolate caliente y ambos se sentaron a beberlo mientras charlaban sentados en el sofá. Lia entró a su cuarto para cambiarse de ropa y estuvo a punto de dejar caer su teléfono al suelo al quitarse el grueso abrigo que llevaba. Se acostó unos minutos entre las mantas de su cama para recuperar completamente el calor del cuerpo y, tras revisar WhatsApp, vio un nuevo mensaje de Damir.
«Por Dios, estás hermosa, Liana.»
Un calor repentino invadió todo su ser al leer esas palabras tan sencillas. Cerró los ojos e imaginó que las escuchaba directamente de sus labios y una especie de fuego la incendió por dentro. No entendía como un simple mensaje podía causar ese efecto en ella. Damir había llegado para colocar su mundo de cabeza, ya nada tenía sentido sin él. Aquella vida tranquila que creía disfrutar antes de conocerlo, había sido reemplazada por un torrente de emociones desbordantes. Su día a día se había convertido en mucho más que esperar el fin de semana para descansar y quedarse en casa, ahora cada domingo conservaba la esperanza de que él apareciera frente a su puerta.
Se puso de pie y, tras mirarse en el espejo, sonrió al no reconocerse. Tal vez las personas tenían razón cuando decían que los enamorados desprenden un brillo especial, porque realmente se vio a sí misma hermosa en aquel reflejo. Tomó su celular y decidió ser atrevida nuevamente al enviarle otro mensaje:
«Gracias, pero hiciste trampa, sigo esperando tu foto. ¿Qué te dijeron por no prestar atención?»
Esperó unos segundos la contestación de Damir y, al ver que no llegaba, se dispuso a hacer las tareas del hogar. Caminó rumbo a la cocina y fue preparando la cena mientras cantaba. David la miró extrañado, pero no dijo nada. Sabía perfectamente el significado de aquella alegría. Cuando busques entender lo que es el amor, debes siempre preguntarle a un niño, te sorprenderán sus respuestas, porque son ellos realmente los que saben amar. Nosotros nos perdimos en el camino, cuando dejamos atrás la inocencia.
Damir llegó esa noche al hotel completamente exhausto. Luego de la reunión, había pasado el resto del día ensayando la presentación que tendría lugar la noche siguiente en un programa de televisión chino. Entró al baño y, después de darse una ducha caliente, se acostó en la cama. Tomó el celular para escribirle a su familia y entonces vio nuevamente la foto de Lia. Volvió a quedarse sin aliento, ni siquiera era capaz de apartar la mirada fuera de la pantalla. Se perdió en aquellos ojos oscuros tan misteriosos y en sus labios gruesos, cuyo sabor conservaba en los suyos y anhelaba volver a probar. Le escribió un breve mensaje explicándole el por qué no había podido responderle antes y, al leer el que ella había enviado, decidió seguirle el juego.
Cuando Lia se levantó la mañana siguiente, lo primero que hizo fue revisar su WhatsApp. Damir le explicaba que trajeron un traductor en la reunión para lograr comunicarse con él, lo cual le había imposibilitado continuar escribiéndole. Mientras leía, descargó el archivo adjunto y su respiración se cortó cuando lo vio: era una selfie donde el cantante permanecía acostado en la cama con el pecho completamente al descubierto. Su mente se nubló al instante, ¿qué significaba esa foto? ¿Acaso era tan evidente el efecto que él provocaba en su persona? Damir nunca se había comportado de esa forma con ella, ¿será que simplemente quería demostrarle que él también podía ser atrevido? Quizás por eso se dejó llevar por el impulso de enviarle una respuesta:
"Creí que en China también era invierno. ¿Acaso no tienes frío?"
El joven kazajo viajaba en auto junto a algunos miembros de su equipo cuando recibió el mensaje. Intentó disimular la sonrisa pícara que se dibujó en sus labios al leerlo; jamás imaginó sentirse atraído por esa clase de juegos, ni siquiera lo había hecho de adolescente. Liana hacía que todos sus pensamientos giraran entorno a ella y lo empujaba a vivir nuevas experiencias. Nunca se había visto a sí mismo como alguien seductor, a pesar de que en todas partes siempre mencionaban que era atractivo, jamás se sintió cómodo con tales comentarios, pues no era la imagen que intentaba proyectar. Con Lia era diferente, necesitaba saber que ella lo deseaba de la misma forma, que le producía sensaciones en su piel con solo mirarlo o escucharlo y, por esa vez, creyó haberlo conseguido.
Esa noche, Lia se quedó despierta hasta muy tarde esperando que transmitieran la presentación de Damir en Internet. Sentía curiosidad del por qué él le había pedido que la viera y entonces lo supo: el joven apareció en el escenario cantando con el micrófono azul que le habían obsequiado en Navidad. ¿Significaba que la canción era para ella? Se sintió en las nubes de solo imaginarse siendo su inspiración. Reconoció la melodía al instante: era "Un día inolvidable", justamente la primera canción que le pidió interpretar en aquel paseo a Kok-Tobe.
Por supuesto que a los locutores del programa les llamó la atención el color del micrófono y le hicieron preguntas sobre su procedencia, a lo que él solo respondió que unas personas muy especiales se lo habían regalado para que le trajera buena suerte. Esa noche, cada uno se durmió pensando en el otro, aferrados a la idea de volver a verse.
Los siguientes días fueron realmente agotadores para el joven cantante. La noche del año nuevo chino tocaba a sus puertas y, con ello, su concierto en solitario. Esa fecha era la celebración más importante de China, por lo cual ofrecían al público un espectáculo extraordinario en cada ciudad, dando muestras de su arte y de las nuevas tecnologías, cuidando hasta el más mínimo detalle.
Damir llevaba más de una semana durmiendo apenas tres o cuatro horas, ensayando desde muy temprano, sobre todo porque cantaría varias canciones en mandarín y equivocarse no era una opción. Tuvo que participar además en varias entrevistas y sesiones fotográficas que servirían para promocionar el concierto. Estaba exhausto, pero no se quejaba nunca, se había acostumbrado a entregarse en cuerpo y alma sobre el escenario, esa vez no sería diferente.
Lia estuvo despierta hasta bien entrada la madrugada, esperando ver la transmisión en vivo del concierto de Damir. Disfrutó de los fuegos artificiales, del espectáculo de drones luminosos que se había hecho costumbre en esa fecha, de los desfiles coloridos, pero el sueño y el cansancio terminaron venciéndola.
Al día siguiente se quedó dormida luego de escuchar la alarma y estuvo a punto de llegar tarde a su trabajo. Esa mañana en la tienda tenían algunos encargos de adornos florales que preparar, por lo que no tuvo tiempo de ver ningún fragmento del concierto. Dos clientas entraron por la puerta conversando exaltadas, algo que llamó su atención porque las mujeres kazajas no solían hablar en ese tono. Ella no pudo evitar escuchar parte de la conversación:
—No hay noticias todavía, su familia no ha informado nada a la prensa —comentó una de ellas.
—De seguro tomaron un avión hacia China.
—Dicen que estuvo varios minutos desmayado sobre el escenario hasta que se dieron cuenta algunos miembros de su equipo. La ambulancia de seguro tardó mucho en abrirse paso entre la multitud.
—Cortaron la transmisión, pero hay algunos videos grabados en Internet. Pobre Damir, solo espero que Alá lo proteja, él es el orgullo de este país.
Lia creyó que iba a desfallecer al escuchar aquel nombre. ¿Habían dicho Damir? ¿Qué le había sucedido? Sintió como su pecho se oprimía y le faltaba el aire, tuvo que sostenerse del mostrador para no caer al suelo, todo a su alrededor comenzó a darle vueltas y un pitido ensordecedor invadió sus sentidos.
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