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Capítulo XXXI: El amor en ti.

La mañana luego del concierto, Lia se levantó tan temprano como de costumbre. Estaba radiante de felicidad: la noche anterior realmente fue una de las mejores de toda su vida. Era el último día del año y había invitado a sus amigos más cercanos a cenar en su casa, por lo que debía salir a comprar los ingredientes frescos que necesitaba para la cocina.

Mientras disfrutaba su café de siempre sentada en el sofá, intentó recordar todo lo ocurrido durante el concierto, pero todavía tenía lagunas mentales, seguramente debido al estado emocional en que se encontraba. Sin pensarlo mucho, tomó su celular y le envió un mensaje a Damir que decía:

«Gracias por la mejor noche de mi vida.»

Sonrió al imaginar la expresión de su rostro cuando lo leyera. Ni siquiera tuvo tiempo de recuperarse, cuando escuchó el tono de su teléfono que indicaba una llamada entrante: por supuesto que era él. Sintió como se aceleraban los latidos de su corazón, parecía una adolescente.

—Buenos días, Liana. —La voz de Damir sonaba ronca debido al esfuerzo que realizó al cantar durante más de tres horas seguidas.

—Hola, "hermoso" —respondió ella conteniendo la risa.

—¿Escuchaste eso anoche?

—Sí, todo el estadio lo escuchó, fue muy gracioso. Tenías que haber visto tu cara, creo que te sonrojaste, esa latina te sacó los colores. Pensé que a la chica le iba a dar un ataque, por Dios. —Lia no paraba de reír—. ¿Sabes lo que significa "hermoso"?

—Sí, es que he pasado algún tiempo con dos cubanos, repiten mucho esa palabra. ¿Eso te causó mucha gracia? Recuerda que la venganza es un plato que se come frío.

—Cierto, señor "soltero", menos mal que luego te vengaste de todas.

—Cuando dije venganza no me refería a mis fans, sino a ti y a cierta apuesta que hicimos, no finjas que no la recuerdas.

—Tenía la esperanza de que no te acordaras. ¿Siempre te tomas todo tan en serio?

—No tienes idea. Estás en mis manos ahora, quiero que lo repitas.

—No lo haré. Se te olvidó con quién estás hablando, soy una "cubana terca", no puedes obligarme a hacer nada.

—Y yo un "kazajo testarudo" que no acepta un "no" por respuesta.

—Mejor cambiemos de tema.

—Reconoce que gané.

—Está bien, usted gana, "señor príncipe" —dijo ella en tono de burla.

—Con eso me basta, por ahora.

—Damir... Quería darte las gracias.

—¿Por qué?

—Por todo, por el concierto, por cantar lo que te pedí y por esa canción en español que me llegó muy dentro, sentí que era para mí.

—Lo era. Se llama "El amor en ti". Quería cumplir todos tus deseos. Tuve que mandar a buscar una compositora por todas las embajadas de habla hispana para tenerla lista a tiempo. Usé las grabaciones porque no pude aprender la letra por completo, además de que el efecto que quería lograr con las voces no podía ser en vivo. ¿Te gustó?

—¿Hiciste todo eso por mí? No puedo creerlo. Esa canción me encantó, no he podido sacarla de mi cabeza y ese trío-cuarteto fue alucinante, no importa que fuese grabado.

—Me alegro que la sintieras, solo quería que supieras lo importante que eres en mi vida, Liana. Quiero que vuelvas a creer nuevamentente en el amor. ¿Se escuchó muy mal mi pronunciación?

—Eso es lo de menos, pero hubiese podido ayudarte con tu español.

—Es que quería que fuera una sorpresa.

—Lo fue, la mejor de todas. Me estoy acostumbrando a tus sorpresas.

—Eso me gusta. Cuando regrese de China, planearemos un viaje para los tres. Esta vez no podrás negarte.

—No lo haré.

—¿Lo juras?

—Lo juro.

—Ahora ya quiero que el tiempo vuele.

—¿Damir?

—¿Sí?

—Hay otra cosa... La canción... "The Story of One Sky", ¿es tuya?

—Sí, pasé más de tres años escribiéndola.

—Es tan hermosa y desgarradora, sentí tantas cosas al escucharla: dolor, angustia, desesperación. Quería gritar junto contigo, pero la voz no me salía. Me atrevería a decir que es tu mejor obra. Pude ver tu alma en esas letras.

—Pido perdón, no quería que te sintieras así.

—No te disculpes, es el poder de la música. Tienes que cantarla en todas partes, Damir. Creo que esa canción puede cambiar el mundo.

—Me agrada saber que tienes esperanzas.

—Tú me has dado eso. "I choosing you".

—Yo te elijo a ti, Liana, por encima de todo. Tengo que colgar ahora, volaremos a Astaná para despedir el año allí. Dale un beso a David de mi parte. Espera mi llamada en la noche.

—Que tengas buen viaje. Te estaré esperando, Damir, siempre.

Aquellas palabras quedaron suspendidas en el aire sin que ninguno de los dos pudiera olvidarlas. Se repetían una y otra vez en la cabeza de ambos como una promesa verdadera. Lia no tenía idea de lo que habían significado para él, simplemente dijo lo que sentía por primera vez. Damir nunca creyó que alguien aceptara la espera constante que suponía estar junto a un artista que pasaba más tiempo en aviones que con los pies en la tierra, pero ella le había dado esperanzas de nuevo, no pensaba rendirse esta vez.

Cuando David despertó, salió junto a su mamá en busca de las compras necesarias para la cena, ella quería que sus amigos probaran la comida cubana, así que se esforzó mucho en encontrar los ingredientes. David la miraba divertido, hacía tiempo que no la veía tan feliz.

—Voy a tener que pedirle a Damir que nos invite a sus conciertos más a menudo, hoy no me has regañado ni una sola vez —le dijo con tono de broma.

—Yo solo te regaño cuando haces algo mal, además, no quiero despedir el año enojada.

—¿Quién eres y qué hiciste con mi madre?

—¿Me estás diciendo que te gusta que te regañen?

—Claro que no, pero igual es extraño.

—Eres increíble.

—Gracias. Volviendo al tema, te aconsejo que bajes de la nube donde te encuentras y despiertes de una vez. Anoche hasta las ancianas babeaban por Damir, deberías apurarte.

—¡David! ¿Cuándo vas a entender que yo soy tu madre y no una amiga de la escuela? Voy a fingir que no escuché nada porque de lo contrario, terminarás lavando los platos de por vida.

—Como quieras, yo ya te lo dije.

—Por Dios, a veces no sé de dónde sacas esas cosas.

—De mi cabeza, no olvides que soy un genio.

—Bueno, señor "genio", ayúdeme con las bolsas si quiere cenar hoy.

Luego de las compras, tomaron un taxi hasta la casa sin detenerse en ningún otro sitio, puesto que las temperaturas estaban descendiendo bruscamente. Pasaron el resto del día preparando la cena y engalanando su hogar para recibir a los invitados, mientras cantaban a todo pulmón las canciones que Damir había interpretado en el concierto la noche anterior. Estaban tan felices que se reían por nada.

Bajo el árbol habían colocado algunos presentes para sus amigos, ya que los kazajos tenían como costumbre abrir los regalos en las vísperas del año nuevo.

En la tarde, cuando llamó a sus padres, se sintió plenamente feliz, ya no había espacio para la tristeza en su corazón, ahora tenía esperanzas de verlos pronto, Damir también había traído eso a su vida. Conversaron un buen rato, rieron al escuchar las historias de David y Lia se despidió de ellos con la promesa de enviarles fotografías de la cena con sus amigos. Su madre se alegró al saber que su hija y su nieto no estaban completamente solos en aquellas lejanas tierras.

El primero en llegar un poco antes de las siete fue el señor Mukhamed, a quien David recibió con un caluroso abrazo. Lia lo hizo pasar y le ofreció una copa de vino acompañada de pasitas. Conversaron un rato hasta que sintieron el timbre nuevamente: eran doña Elena y su esposo. La última en llegar fue la señora Irina, la dueña de la tienda de flores en la que ella trabajaba. Se sentaron todos en la sala a disfrutar de la buena música que tocaba el señor Mukhamed en su dombra, incluso bailaron al ritmo de una polka. Cantaron además algunas canciones tradicionales que ella y su pequeño habían aprendido al principio de vivir en Kazajistán, pasaron una velada muy agradable.

Lia había preparado uno de sus acostumbrados banquetes, siempre disfrutaba mucho al cocinar.
Todos quedaron encantados al degustar la carne de cerdo asada y el arroz moro, una comida típica de los cubanos para estas fechas, aunque faltaban los tostones rellenos o la yuca con mojo, lo cual sustituyó por papas fritas. Para el postre cocinó arroz con leche y flan de caramelo, todo había quedado exquisito.

Luego de la cena, se sentaron nuevamente en la sala para conversar, mientras escuchaban música e intercambiaban los sencillos presentes que tenían para cada uno. Antes de despedirse, se tomaron todos de la mano y dijeron en voz alta los buenos deseos que tenían para los demás en este nuevo año, una tradición muy linda que mantenían en estas fechas. Para Lia y David pidieron que lograran viajar a su país natal y abrazar a sus seres queridos, no había nada que quisieran más. Finalmente se marcharon mucho antes de la medianoche, pues la temperatura había descendido considerablemente y afuera el clima estaba helado, aunque ya estaban acostumbrados.

Madre e hijo, al quedarse solos en su pequeña vivienda, mientras esperaban los fuegos artificiales que anunciarían el comienzo del nuevo año, fueron limpiando y ordenando todo como un verdadero equipo. Bien cerca de las doce, salieron al jardín perfectamente abrigados y envueltos en una manta. El hermoso espectáculo de pirotecnia no se hizo esperar y el cielo se iluminó con luces de todos los colores imaginables, trayendo alegría y esperanza en cada hogar. Pocos minutos después, ella sintió vibrar su celular en el bolsillo, no tenía la menor duda de quien era. Esta vez les estaba haciendo una videollamada.

—¡Happy New Year! —dijeron los tres al unísono.

—¡Hola, Damir! Estuvo genial el concierto, ¿cuando vas a dar otro en Kazajistán? —lo saludó David con alegría.

—Qué bueno que te divertiste, pero el próximo será en China. ¿Qué hace ese jovencito despierto hasta tan tarde? —preguntó Damir con tono de broma.

—Por nada del mundo me perdería los fuegos artificiales, además, tampoco quería dejar sola a mi mamá.

—Qué buen chico. ¿Despidieron el año solos?

—Claro que no, tuvimos algunos invitados, pero se fueron hace unas horas, hay mucho frío esta noche y no quería que se enfermaran. Cuéntanos, ¿cómo pasaron la noche por allá? —respondió Lia esta vez.

—Mi casa está llena de invitados, hay mucho ruido, subí ahora a mi cuarto para hablar con ustedes. Estuve todo el día de niñero, estoy considerando cambiar de profesión, esta se me dá muy bien.

—Yo sé que adoras los niños y ellos a ti, ¿no has podido descansar?

—No, confieso que estoy exhausto, pero ellos me dieron energías. Cuéntenme, ¿qué tal estuvo la cena por allá? —El rostro de Damir se notaba cansado y a la vez feliz.

—Muy divertida, bailamos polka mientras el señor Mukhamed tocaba su dombra, hasta doña Irina cantó con nosotros —contó el pequeño mientras reía.

—¿Doña Irina? —preguntó Damir intrigado.

—Es la dueña de la tienda de flores. También invitamos a la señora Elena y a su esposo. Pasamos una noche agradable. Me alegro que tú también —Lia lo sacó de dudas.

—Bendiciones para ustedes en este nuevo año y que todos sus sueños se cumplan. Me hubiese gustado estar allí.

—Debías estar con tu familia, nosotros entendemos, no te preocupes. ¿Cuando vuelas a China?
—habló ella nuevamente.

—Mañana debo hacer una pequeña presentación en un evento aquí en la capital y el martes debo tomar el avión en la tarde. No dejen de escribirme.

—Prometido, que tengas buen viaje —contestó el niño con entusiasmo.

—Gracias, nos vemos pronto.

—I see you soon.

Minutos más tarde, luego de que David se fuera a dormir, Liana revisó su teléfono antes de poner la cabeza en la almohada para responder los mensajes de felicitaciones que tenía de sus amigos. Su corazón dio un vuelco al ver que había uno de Damir:

"Mi deseo para ti en este nuevo año es que te des una oportunidad para amar y sentirte amada nuevamente. Quiero que vuelvas a soñar, a creer en ti, que consigas ver lo hermosa y fuerte que eres, que llegues a volar como los cisnes del Gran Lago. Quiero que cierres los ojos e imagines que estoy allí contigo, contemplando los fuegos artificiales. Yo estaré siempre a tu lado aunque no puedas verme, para cumplir todos tus deseos, nunca lo dudes, Liana. ¡Happy New Year!
Damir"

Dos lágrimas de felicidad asomaron en sus ojos y, sin pensarlo dos veces se dispuso a contestarle; las palabras salían solas, como si fuese su alma quien las estuviera escribiendo:

"Mi deseo para ti en este año que recién comienza es que continúes brillando con esa luz que solo tú posees. Quiero que tu voz llegue a escucharse hasta en el último rincón de la Tierra, que lleve un mensaje de amor y esperanza a todo aquel que haya perdido la fe. Deseo que vivas plenamente, que disfrutes incluso de las pequeñas cosas que tiene la vida, prometo estar aquí para ti cuando quieras escapar de la realidad. Todos los los días estaré esperando que toques a mi puerta. ¡Feliz Año Nuevo!
Liana"

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