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Capítulo XXVIII: Si nunca vuelvo a respirar.

La emoción por el concierto de Damir se sentía en el aire. Almaty vestía sus mejores galas para recibir a los visitantes, que venían de todas partes del mundo para escuchar cantar a su ídolo. El año nuevo asomaba a sus puertas como un presagio de felicidad.

Lia y David no veían la hora de partir hacia el estadio, estaban tan ansiosos, que caminaron kilómetros dentro de la casa. Ella tomó un pequeño bolso de mano y dentro echó sus documentos, celulares, algunas barras energéticas y agua, aunque allá también tendrían que comprar algo de comer para resistir tantas horas de pie. Cuando no aguantaron más permanecer allí dentro, llamaron un taxi y partieron rumbo al Estadio Central de Almaty, allá seguramente encontrarían algo más divertido que hacer.

Al llegar, quedaron asombrados por la cantidad de personas que se encontraban en los alrededores de la instalación tomándose fotos con las banderas de sus países y la de Kazajistán al mismo tiempo. La alegría que se respiraba era contagiosa. Afuera habían varias carpas con ventas de comestibles, souvenirs y accesorios para usar en el concierto. Lia sonrió al recordar su promesa de portar un cartel lumínico con el nombre de Damir y corrió a comprarlo. David prefirió los bastones fluorescentes al advertir que la mayoría los llevaba; de seguro el efecto que tendrían estos en las imágenes del concierto sería alucinante.

Estuvieron cerca de una hora paseando por fuera del estadio, comieron algunas cosas, el niño quiso hacerse una pequeña pintura de un sol en el rostro dentro de una de las carpas, mientras Lia lo esperaba, divertida. Al terminar, caminaron directo a las puertas que ya estaban a punto de abrirse. Ella tuvo la idea de mostrar las credenciales VIP que les había entregado Damir y el guardia le hizo señales a otro compañero para que se acercase, quien, muy amablemente, los acompañó hasta la primera fila y les ofreció llevarlos a los camerinos si lo deseaban, pero Lia se negó. Ella quería vivir esa noche de verdad y sentir cada emoción como otra más de sus fans.

Las personas comenzaron a entrar y poco a poco todo se fue llenando. El bullicio era cada vez mayor, todos compartían el deseo de poder escuchar en vivo al mejor cantante del mundo.

Lia se puso feliz al encontrar muchas fans latinas, las cuales gritaron de alegría al saber que ambos vivían en Kazajistán y les hicieron miles de preguntas, incluyendo si alguna vez lo habían visto en persona. Ella miró a David y el niño comprendió que debía quedarse callado esta vez.

—Es muy común encontrarlo paseando por las calles de Almaty, ya estamos acostumbrados a verlo, así que simplemente lo saludamos —contestó Lia.

El tiempo se fue volando mientras charlaban y grababan videos entonando sus canciones favoritas de Damir. Lia y David pasaron un rato agradable junto a aquellas personas de diversos países que acababan de conocer. Todos simpatizaban con el niño al instante, así que le hicieron algunos regalos como una gorra fluorescente, una camiseta con la foto de Damir, pósters, confituras, entre otras cosas.

En el escenario, tres enormes pantallas rectangulares, en posición vertical, permanecían encendidas con la promoción del concierto. Los músicos hacían pruebas de audio y afinaban sus respectivos instrumentos. Estaba a punto de comenzar el espectáculo.

De pronto, se apagaron todas las luces y se iluminaron las pantallas con imágenes de la ciudad en blanco y negro. Una voz grave comenzó a escucharse de fondo diciendo algunas palabras que hicieron que Lia se cuestionara hasta su propia existencia: era Damir. Aquellas frases calaron hondo en sus huesos, tiempo después de haber comenzado el show, todavía resonaban en su cabeza preguntas como: ¿Quiénes somos? ¿Por qué hemos venido a este mundo? ¿Llegará el momento en el que al fin comprendamos para qué fuimos creados? Ahora entendía por qué sus seguidores decían que él era un alma antigua: los pensamientos de este hombre iban más allá de la música.

Las luces se apagaron, el público enloqueció cuando escucharon el sonido de la batería que anunciaba la llegada del cantante. Los reflectores iluminaron en lo alto de la estructura metálica que se extendía por encima de la pantalla central: allí estaba él, vestido de rojo, era imposible no distinguirlo.

Comenzó cantando muy despacio la canción que desde hacía algún tiempo se había convertido en la presentación de cada uno de sus espectáculos: "Golden" (Dorado).
Segundos después, se lanzó desde la cima y descendió lentamente hasta llegar al suelo del escenario donde, luego de quitarse las cuerdas, continuó cantando junto a los bailarines.

🎶So when the silence starts to fade
And the ashes keep on falling
Then behind this masquerade
We're golden

They can say what they can say
But we're still not rolling over
Because we are, we are, we are
Golden🎶

Traducción:
(Entonces cuando el silencio comienza a desvanecerse
Y las cenizas siguen cayendo
Entonces detrás de esta máscara
Nosotros somos dorados

Pueden decir lo que quieran
Pero no vamos a rodar
Porque somos, somos, somos
Dorados)

David daba saltos de alegría junto a las personas que tenía a su lado y agitaba en el aire con sus manos los bastones con luces de colores al ritmo de la música. Lucía con orgullo la camiseta que le habían regalado con la foto de Damir minutos atrás, a pesar de que era varias tallas mayor que la suya.

Luego, el joven interpretó otra canción movida acompañada de una coreografía de su cuerpo de baile, dejando a la multitud con los ánimos bien arriba. Minutos después, cuando cesaron un poco las ovaciones y los aplausos, se escuchó el sonido de un piano y una bailarina con un vestido blanco entró lentamente en escena. Llevaba en sus brazos una chalina del mismo color, que el viento mecía al compás de sus pasos de baile, parecía un verdadero ángel.

Lia pensó en un inicio que se trataba de El amor de los cisnes exhaustos, pero después descubrió que era la canción que ella había pedido: "If I never breathe again" ("Si nunca volviera a respirar"). Sintió como su corazón latía aceleradamente y su respiración se cortaba al ver a Damir aparecer de nuevo, pero esta vez totalmente vestido de negro, con detalles plateados en su chaqueta.

El joven comenzó cantando con una voz dulce, caminando por la pasarela hacia donde la chica había dejado caer la chalina blanca como un símbolo de partida. Se agachó lentamente y la recogió del suelo, algo que Lia interpretó a través de la letra como una segunda oportunidad que el destino les estaba dando.

Esta canción evoca el amor puro y verdadero que perdura más allá de la muerte, pues el amante afirma que no le importaría dejar de respirar en cualquier momento, ya que pudo amar de la forma más inmensa y completa posible, no tenía nada que pedir a la vida.

Con cada palabra, Lia sentía como se humedecían sus ojos y crecían sus sentimientos por aquel hombre que se había apoderado de todos sus sentidos, ojalá hubiese podido subir a abrazarlo en ese instante. Se arrepintió grandemente de no haberlo hecho el día anterior.

Al finalizar la música, Damir cantó "I love you, Dears", refiriéndose a sus fans, a las que siempre llamaba de esa forma tan cariñosa. El público enloqueció de alegría y comenzaron a gritarle que también lo amaban en todos los idiomas posibles. En ese preciso instante, Lia miró a su alrededor y pudo percibir la magnitud de lo que estaba sucediendo, fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba cumpliendo uno de sus sueños. Quiso creer que la vida al fin le estaba sonriendo nuevamente.

Damir terminó realmente emocionado al cantar "If I never breathe again", lo había hecho para ella desde lo más profundo de su alma. Cada nota, cada gesto, cada palabra que salió de sus labios evocaban la imagen de Lia que vino a su mente, recordando su sonrisa, esa que era capaz de iluminar todo a su alrededor. Solo esperaba que Liana lo hubiese sentido en lo profundo de su alma, que supiera que la había buscado entre la multitud, que solo pensaba en ella. La vida tenía que darles la oportunidad de estar juntos, de vivir un amor tan profundo como el de aquellas letras.

🎶If I could stop the world from turning
You should know I'd try
And if I could stop your heart from hurting
Till the end of time

If I never breathe again
You should always know
If this ever comes to an end
I couldn't ask for more
I wouldn't ask for more

If I could stop the sky from falling
And make the mountains move
I'd get to you
Even if it means crawling
Just so I could prove🎶

Traducción:

(Si pudiera evitar que el mundo girara
Deberías saber que lo intentaría
Y si pudiera evitar que tu corazón sufriera
Hasta el fin de los tiempos

Si no vuelvo a respirar
Siempre debes saberlo
Si esto llega a su fin
No podría pedir más
Yo no pediría más

Si pudiera evitar que el cielo se cayera
Y hacer que las montañas se muevan
Llegaría a ti
Incluso si eso significa arrastrarse
Sólo para poder probar)

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