Chase:

Cuando llegamos al despacho, Mazón había solicitado hablar en privado conmigo, por lo que los chicos se quedaron en el pasillo, esperando.

Me sentía nervioso, puesto que muy en el fondo, sabía que algo no saldría bien de está situación.

—Toma asiento. —ordena fríamente.

Acato su orden.

Él me mira directamente a los ojos, con una frialdad que jamás había visto en él, al menos no conmigo ni con los otros del equipo.

—Una guerra esta por iniciar. Una pelea por nuestro territorio. ¿Sabes por qué cedí a desatar el caos? —pregunta, manteniendo ese semblante sombrío.

Niego en respuesta.

—Para mantener la paz entre clanes hay únicamente 2 opciones: matrimonio arreglado o una sangrienta guerra. No pienso casar a ninguna de mis dos hijas con los miserables de la familia Clark. —menciona disgustado.

—Un matrimonio arreglado es la perdición para una mujer. —comento.

Intento averiguar hacía donde va está plática, pero no se me ocurre una idea clara.

—Así es. Yo, más que nadie, sabe lo que es un matrimonio arreglado entre clanes enemigos. —confiesa, y eso me toma por sorpresa. Mazón nunca habla de su vida personal. —Tenía 30 años cuando me uní en matrimonio con Emilia Delvok. Yo, personalmente, sé como son tratadas las mujeres bajo los matrimonios arreglados; Emilia sufrió mucho los primeros 6 meses a mi lado. No nos soportábamos, y estar en los mismos espacios dentro de nuestro hogar era un caos, lo nuestro era un matrimonio caótico. —se detiene por un momento, y nuevamente clava sus ojos con intensidad, sobre mí. —Después de un tiempo, el odio se convirtió poco a poco en un tira y afloja de emociones, hasta que llegó el momento en que la tensión era abismal, y en un cerrar y abrir de ojos, me tenía a sus pies, dándole el puto mundo.

Emilia Delvok es la ex esposa de Mazón. Y, por un momento, creo saber hacía donde va todo esto.

—A pesar de que la amaba y viceversa, nunca logramos entendernos en su totalidad, por lo que decidimos separarnos. Kryan y Holly, tenían solo 6 y 7 años cuando el tramite del divorcio comenzó. —sigue con su charla. Esto parecía una maldita charla motivacional. —Después de Emilia, jamás volví a casarme. Aún la amo y viceversa, pero estar separados es lo mejor para ambos.

Entonces, caí en cuenta de que en realidad sí sabía de lo que estaba hablando, y no estaba preparado para esto, porque no pensé que sería tan rápido.

—No quiero eso para mis hijas...No quiero que sufran lo que Emilia sufrió conmigo, sea o no un matrimonio arreglado. Mataría a cualquiera que se le ocurra lastimar de cualquier manera a mis niñas.

Trago saliva. Los nervios se apoderan de mí. No sabía que decir, ni siquiera estaba pensando en una respuesta, porque no había manera de excusarme.

—¿Fue divertido el incidente en el ascensor? —suelta aquellas palabras como un balde de agua fría.

Me quedo frío. Pero ¿Cómo? Después, recuerdo un pequeño detalle que había olvidado. ¡Mierda!

—Creo que olvidaste que hay cámaras. —me recuerda. —¿Te divertiste?

Como no tiene idea.

—Jefe, yo...—intento excusarme, pero me manda a callar.

—Te advertí, Chase. —se acerca a mi amenazante. —Te advertí que no tocaras a mi hija con tu suciedad.

—No sé qué me pasó. —respondo, finalmente. —Y si lo que recién me acaba de contar, es por mi...No quiero lastimarla.

—Chase, todos sabemos que no eres de una sola mujer. —me recalca mi mala reputación en la cara.

—Solía ser así, pero desde hace un tiempo que no puedo estar con nadie más, aunque lo he intentado, ella embruja mis malditos pensamientos.

Mazón enarca una ceja, en señal de sorpresa. Apuesto que nadie esperaría que palabras como esas salieran de mi boca. También estoy sorprendido de mi mismo, porque tiempo atrás, no es algo que hubiera dicho.

De pronto, escuchamos gritos en el pasillo.

—¡Te voy a matar! —la voz de Camila nos alarma. —¡Maldita perra! ¡púdrete, arpía de mierda!

Me levanto de mi lugar y abro con urgencia la puerta del despacho. En el pasillo, logro divisar a Camila sobre Holly, golpeándola con ferocidad.

Me acerco rápidamente y tomo a Camila de la cintura, alejándola de la rubia.

—¡Suéltame! ¡Suéltame, que la mato! —vocifera.

Hago caso omiso y la arrastro lejos.

Antes de perder a la rubia de vista, grita: —¡La próxima vez, te mato, maldita puta!

Esto me recordaba a nuestra primera lección en la bodega, solo que esa vez no golpeó a nadie. Me sorprendía lo salvaje que está mujer podía ser cuando estaba cabreada.

Había dejado a Holly con el rostro hecho mierda y el cabello hecho una maraña. Debía admitir que se lo merecía.

Desde que supo que ella iba a ser su reemplazo, empezó a provocarla, así que no podía interferir por completo en lo inevitable, y esta situación era inevitable.

Dentro del ascensor, la suelto y ella me mira fulminante.

—Debiste dejarme reventarla a golpes. —se queja.

—¿Más? —enarco una ceja.

Su pecho subía y bajaba de la emoción tan fuerte que había experimentado.

Que sexy.

Llegamos a la planta baja y salimos del edificio. Estando fuera, la tomo del brazo y la arrastro hacía un callejón, mientras intenta resistirse.

Apartados del edificio, la acorralo contra la pared, posando ambas manos por los costados de su cabeza y una de mis rodillas entre sus piernas.

Acerco mis labios a su oído.

—Sin duda tengo que enseñarte modales, bambi. —susurro.

Tenía clara la conversación con Mazón, y aunque sabía que quizá podría morir, esperaba que mi último recuerdo fuera ella.

Esos ojos oscuros me observan con un brillo tan candente, que me pone duro en instantes.

Me toma de la nuca con brusquedad y me acerca, uniendo nuestros labios. Me había tomado por sorpresa.

Ella nunca tomaba la iniciativa, y está vez, fue algo nuevo. Podría deberse a la adrenalina que se dispersaba por su cuerpo, después de tremenda pelea.

Siendo honesto, lo estaba gozando como nunca.

Sus labios se movían torpemente sobre los míos. No era tan difícil detectar que era una novata, pero me fascinaba la idea de ser el primero en cada una de sus experiencias.

Debía admitir que nunca me metía con mujeres vírgenes. Me gustaban la chicas experimentadas y con el mismo apetito sexual que yo; pero Camila era una excepción.

Mis manos viajan a su cintura y la apego a mi con brusquedad. Un jadeo se queda atrapado en medio de nuestro beso y mi miembro se sacude dentro de mi pantalón.

Cuando el aire le falta, se separa por centímetros de mi rostro.

—Chase...—susurra, con la respiración agitada.

—¿Qué pasa, bambi? —pregunto, aferrándome aún a su cintura.

Ella divaga en sus pensamientos, y me encantaría saber que pasa por esa mente suya.

Entonces lo suelta: —Cuando esté lista para ello, ¿Me harías tuya?

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¡MADRE MÍA SANTA! ¡LO DIJO, LO DIJO!

POR FIN ESTÁN CEDIENDO. PERO EL PEQUEÑO DETALLE ES MAZÓN.

Un capítulo más porque se lo merecen, han estado muy activas en comentarios y eso me motivan a seguir escribiendo y seguir dándoles capítulos tan emocionantes.

Muchas gracias por todo el apoyo, ya hemos llegado a las 6k lecturas y no saben lo mucho que eso significa para mí.

¿Qué les parece hacer un grupo de WhatsApp para interactuar entre todas?

Cuando la historia llegue a su fin, haré un apartado con la playlist de la historia.

Preguntas, preguntosas.

¿Qué creen que haya pensado Chase cuando Camila le hizo aquella petición? ¿Qué creen que vaya a suceder con la conversación inconclusa entre Mazón y Chase?

¡Las leo en comentarios!

No olviden votar y comentar.

Les quiere:

-Dari ♡.