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Capítulo 1


Se encontraba en su recámara, en aquella casa de la cual habían prometido como para ambos cuando comenzaban su bella relación.
¿Cómo pasó todo esto? Camus creyó que después de que le diera la noticia a su pareja de ser padres cambiaría, creyó que le alegraría esa noticia, pero no fué así. Se volvió más distante, frío y arrogante con quién juraba amar. Camus jamás hizo algo malo para que lo tratara de esa manera.

Flashback:
Aquel día Camus corría como un poco desesperado, se le había hecho tarde para llegar a la escuela y sin duda hoy el tiempo no estaba a su favor

- ¡Demonios ya es tarde! No llegaré a tiempo - Camus corría incansablemente como si su vida dependiera de ello, faltaban sólo unos minutos para qué cerraran la escuela, hasta que accidentalmente chocó con un total desconocido de frente,  tirando los libros que llevaba en la mano.

- No, no, no, se me hace tarde... Lo siento joven - Camus se recriminaba sin mirar a la persona con la que tuvo ese pequeño incidente, se limitó a recoger los libros que se  le cayeron, hasta que por accidente su mano tocó la de aquel chico rubio que también lo ayudaba a juntar sus cosas del sueño.

Ambos se quedaron mirando fijamente, Camus se ruborizó al instante por qué en mucho tiempo nunca le había pasado algo así, ese joven tan lindo le llamaba completamente la atención... Le robó el corazón en un instante.

- Yo.... Me tengo que ir, gracias - El joven galo salió corriendo muy nervioso con lo que acaba de ocurrir.

Ese joven rubio quedó desconcertado, un pelirrojo tan hermoso  como él no se ven  todos los días - Si tan solo pudiera volver a verlo - Suspiró pero para su buena suerte, ese lindo joven había dejado tirado su cartera en el suelo, quizá al momento que chocaron no se dio cuenta... Pero tenía lo que necesitaba, una razón para verlo nuevamente y más a su favor... la credencial de la escuela  donde asistía ese lindo chico que acaba de conocer.

No es mucha la diferencia pero el pelirrojo se notaba que había alcanzado hace poco la mayoría de edad, Milo en ese momento tuvo la idea de mirar la fecha de nacimiento en la credencial escolar, por lo tanto dedujo su edad.
Un poco menos que ese joven sin duda.



Camus llegó con la respiración agitada a la entrada de su escuela. Tuvo un mal día, sumando a ello que perdió su cartera y sin la credencial no podía ingresar.

Por más que intentó explicarle al guardia que el era un estudiante  de ese lugar, esa regla de la escuela se respetaba por medidas de seguridad y al no traer su credencial no pudo pasar, aunque sus esfuerzos fueran en vano.
Pasaron alrededor de quince minutos para ser exactos, no le quedó alternativa nimás que esperar a que llegaran alguna de las secretarias de la escuela para pedir una reposición, pero lamentablemente, hoy se fueron temprano.

¿Que más le faltaba a Camus para que su día fuera el peor de toda su vida?... Desde que murió su madre, vivía solo. Tenía conocimiento que tiene un  padre, al que nunca conoció... Hasta el día de la muerte de su maFluorite.

Krest es el nombre de su padre. Cuando Fluorite comenzaba a sentirse mal, por más que Camus intentaba cuidar de ella, su salud empeoraba cada vez más.
Así que Fluorite contactó al padre de Camus para que se lo llevara con él, ya que ella no le podría dar el tiempo que necesitaba, algún día se iría de este mundo dejando a Camus solo y sin apoyo.

Fue hijo de un encuentro entre Krest y Flourite. Sin embargo a pesar que era  alguien ajena al círculo del matrimonio de Krest, nunca intervino entre Garnet y el. Cuando lo conoció en aquel entonces, Krest ya estaba casado y simplemente se dejaron llevar por el momento.

Esa realidad no la sabía del todo Camus, tenía en cuenta que su padre nunca lo cuido ni mucho menos tuvo convivencia con él pero nunca les faltó dinero, en eso Krest siempre intentaba cumplir con su responsabilidad.

El día que murió Flourite, Camus conoció a su padre, por petición de ella, quería que Camus se fuera a vivir con él para que no estuviera solo... Pero fue una idea que Camus rechazó, quería seguir viviendo en Grecia; idea que apoyó Krest. Después de todo seguía ayudándolo económicamente.

Tal vez esa no fue la mejor idea, quedarse solo y sin nadie en Grecia, pero Camus disfrutaba sus momentos a solas, no era esa clase de personas que les gusta la compañía, siempre había sido así.

En ese instante Camus estaba sentado en la banqueta, listo para regresar a su hogar. Estaba tan sumido en sus pensamientos que no notó la llegada del joven con el que chocó momentos atrás a un costado de él.

- Me imagino que estás esperando esto - El rubio extendió su mano con la cartera de Camus.

El joven de cabellos rojizos al ver que era el chico con el que tuvo el pequeño incidente minutos atrás se levantó rápidamente de la banqueta ya que le traía su cartera,  quizá este día podía mejorar.

- Gracias, esto trae mi credencial, sin el no puedo entrar a la escuela ¿Cómo puedo pagarte?

- Descuida, todo esta en orden. No vayas a pensar que tomé algo de aquí.

- No para nada, agradezco tu buena acción y tu humildad, pero... De todos modos ya no podré entrar hasta mañana. El profesor solo da diez minutos de tolerancia y es la única clase a la que venía el día de hoy. Supongo que regresaré a casa... Te lo agradezco infinitamente - Camus estaba por tomar el camino con dirección a su casa pero fué el joven rubio quien lo detuvo sosteniendo su brazo.

- Espera... No te vayas. Si quieres puedo invitarte a comer, hoy salí temprano de la oficina ¿Qué te parece si me acompañas?  Comemos y nos conocemos mejor.

Camus estaba a punto de negarse pero también gracias a ese chico, tuvo de vuelta su cartera y sería de mala educación hacer algo así, después de todo se tomó la molestia de entregarle sus pertenencias.
Fuera otra persona tal vez se hubieran quedado con el dinero de la cartera y todo lo que contenga, pero este chico rubio fue más honesto.

- No quiero ser una molestia.

- No lo serás, vamos y no acepto un no por respuesta.

El pelirrojo asintió y se presentó extendiendo su mano - Por cierto soy Camus.

-Mi nombre es Milo.

Quizá fue el destino o casualidad, pero después se fueron frecuentando cada vez más.

Los días pasaban, Milo siempre pasaba por Camus los días viernes, día que el rubio salía temprano de la oficina, ese día disfrutaba de compartir el resto del día con ese lindo pelirrojo.

Después de las salidas que han pasado juntos, un día Milo se animó a confesar sus sentimientos, estaba seguro que él era la otra mitad que le faltaba a su vida.
Se encontraban sentados cerca de una fuente, entre una plática amena y juegos Milo sacó de su bolsillo una cajita que contenía dentro un collar con un dije pequeño en forma de corazón y sus iniciales de ambos en cada mitad.

- Camus, yo... Sé que llevamos poco tiempo de conocernos y yo soy un amigo para ti, pero  definitivamente  te has convertido  en algo más. Me siento muy bien a tu lado que ahora te haz convertido en una razón más de mi existir... ¿Me darías una oportunidad para compartir esta vida contigo?

-Milo, yo... Si acepto - Contestó Camus emocionado y abrazando a su querido amor.
Sellaron ese pacto de amor con un tierno y suave beso.

Fin Flashback.



Ahora sólo eran recuerdo que Camus guardaba. Desde que vivían juntos, las dos primeras semanas iban de maravilla... Hasta que le dio la noticia de su vida, pronto se  convertirían en padres. Camus nunca se imaginó que contara con ese don de ser un doncel... Muy pocos son los privilegiados y él era uno de ellos.

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