Me regusta eso
Es difícil tener golosinas o dulces en Bilskirnir cuando Loki y Morrigan pasan tanto tiempo por ahí. Ellos controlan bien esa zona de la despensa y los escobazos de los sirvientes por echarles ya no surten efecto (deberán pedirles a los enanos una escoba que al agitarla espante dioses tragones) así que no había mucho que hacer.
Thor no era un dios goloso, tampoco era de los que comen entre horas y altera sus horarios de comida, pero alguna vez siempre puede apetecer algo sabroso, algo que debe tomar cuando sabe que esos dos no andan cerca.
Sabía que Loki no estaba hoy en el palacio, y como había mucho silencio, seguramente Morrigan estuviera echando la siesta, así que fue a la despensa, a la zona más alta donde casi solo llegaba él, abriendo un compartimento secreto donde tenía unos dulces parecidos a unas barritas energéticas con un poco de chocolate, que era un dulce nórdico para niños, tomándolo solo con dos dedos para no hacer mucho ruido.
Odín no le dejo comer muchos dulces cuando era niño, pero Loki siempre le dio alguno en secreto, y ahora que nadie le mandaba, podía comer alguno sin queja. Sólo debía asegurarse... De no hacer ruido con el envoltorio.
Miró a la puerta de la cocina, agudizando el oído, sin escuchar nada, agarrándolo despacio y abriéndolo lentamente... Pero hizo un poquito de ruido al sacarla. No hizo falta mirar directamente a la sombra negra que acababa de aparecer a su lado.
Morrigan le miraba ahí, algo ansiosa, meneando la cadera de un lado a otro como si fuera un perro contento, mirándolo fijamente.
Morrigan: Huy, me regusta eso.
Thor: ...ni siquiera sabes lo que es...
Morrigan: Pero seguro me regusta.
Thor: ...
No hay que subestimar el oído que tenía la diosa para los envoltorios, aunque tenía cosas más felinas que caninas, para la comida era otro caso.
Thor: Hazme caso. No te gusta.
Morrigan: Si me das te confirmo que me regusta.
Thor: Y yo te digo que no te voy a dar porque no te gusta.
Morrigan: La comida es comida y la comida me regusta.
Si fuera otro dios, seguro ella ya se lo habría conseguido quitar... Pero no es buena idea con Thor. Por eso seguía con esa emoción interna expresada en el movimiento de su trasero imitando a un perro queriendo convencerle de darle un poco.
Thor no iba a ceder. Esa guerra contra la diosa de la guerra la ganaría él, y tenía la solución perfecta.
Thor: Es un alimento con proteínas para después de entrenar.
Morrigan: Yo entreno en la cama buscando la postura ideal para dormir.
Thor: Tiene verduras.
El trasero de Morrigan dejó de moverse, pero sus ojos dorados seguían fijos en los suyos dorados de fondo negro. No... Aún no había perdido.
Morrigan: ¿Verdura cruda?
Pero ahora era el momento del Thor's Hammer verbal...
Thor: Verdura cocida... Y sin sal. Y no. Ni siquiera lleva patata.
El gesto de la diosa se torció en asco, siendo destruída en segundos. Que asco de dulce, que raros son los nórdicos.
Morrigan: No me beses con esa boca, te la lavas antes.
Se dio la vuelta enojada por haber perdido, pero no iba a comer de eso, si es verdad que tenía lo que le dijo, yéndose andando dignamente a seguir echando la siesta. Thor dio una diminuta sonrisa de victoria. Morrigan daba pelea para todo, a veces ganaba uno y a veces ganaba otro, pero en cuanto ella aprendiese a leer runas y leyese el envoltorio del dulce, podrían pasar dos cosas: llega uno de sus brutales dramas que pueden durar días porque Thor le engañaba y mentía para no darle dulce; o empezaría el Ragnarok por una mísera barrita energética.
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