III
El dulce aroma del café por la mañana y el pan recién salido del horno, adornaban el ambiente en el camino a clases. Jace pasaba por ahí investigando en modo Holmes, para poder ayudar a su amigo rubio. Aunque al principio pensó que sería fácil, se dio cuenta que realmente no lo era.
Hace cuatro días se había quedado a observar el salón de los chicos de moda en una posición donde pudiera visualizar el pupitre del príncipe de la moda. Curiosamente, cuando todos entraban en grandes grupos, preocupándose por los trabajos y exámenes, de un momento a otro, la flor aparecía en la mesa de Jay sin rastro alguno de quien la dejó allí. Al siguiente día había intentado lo mismo, pero en esta ocasión permaneciendo dentro del salón. Sin embargo, en un momento en el que las chicas preguntaban sobre su presencia allí, en la que desvió la mirada, fue cuando ocurrió, la flor de ese día estaba como si hubieran dedicado un tiempo para que se viera bien en un concepto fotográfico, pero no había pasado ni un minuto.
Así que después de aprovechar el fin de semana y pensar alguna solución, el lunes, por la mañana, se dedicaría a ver entre los estudiantes de moda, quien traería una flor en sus manos o incluso visible en sus pertenencias para que saliera intacta y por arte de magia apareciera en el pupitre del cayado chico.
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Pero esta vez también fue imposible.
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Hong esperaba pacientemente, pero sabía que si Jace no le decía algo es porque aún no sabía quién era... o quizás estaba pensando en algo para no atormentarlo de que no era Daniel. Sabía más que nada que todos en el salón e incluso en varios de los departamentos de la escuela, sabían que él gustaba de Daniel, era muy obvio, pero quizás no tanto para el azabache.
Suspiró observando su pequeño presente en el jarrón de clases, al parecer todos habían intentado que las flores de Jay no se marchitaran, nadie la tocaba, ni la miraba por temor a que ésta muriera, así que le ofrecieron un pequeño frasco donde el rubio pudiera dejarla hasta que llegue a casa. Es más, había tenido que ir y venir en auto para que la flor no le pasara nada, porque la quería conservar así, por mucho tiempo más, sin importar quien se la hubiera dado, después de todo era un regalo y no se podía despreciar.
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-Es amor dulce, algo más sentimental –le "traducía" Zoe el mensaje –esa persona... sabe lo especial que alguien puede ser... –la chica sonríe con dulzura quizás soñando que algún día llegue a pasar ese sentimiento mutuo con ella. –Debes ser muy lindo con esa persona si te regala cosas así.
Ante las palabras de la tierna chica, Jay se quedó pensativo, solo se le ocurría una sola persona con la que fue especial. Sí, exactamente, Daniel, ¿con quien más sería tan atento si no fuera con él? Esta vez la sonrisa en su rostro permaneció, tomando la flor naranja, que acercó a su rostro, para tomar el aroma de ésta y tenerlo presente en su memoria, mientras que tras él, el chico de ojos claros como aceitunas, sonreía ante su expresión tan encantadora que solía ver, sin falta, en el príncipe de la moda.
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Los colores rosa pastel, escaparates llenos de arreglos en cobrizo y los grande peluches con carteles hermosos en sus manos representaban solo una cosa, un día especial y esperado por muchos o quizás odiado por algunos. Era San Valentín, un día que llevaba en su espalda miles de propuestas, ideas para conquistar y quizás varios corazones rotos. Y eso era lo que temía ese chico. La joven de hoyuelos, de la tienda de flores, sabía que este muchacho que había estado yendo a su tienda durante los últimos días, tenía miedo de ser rechazado. Varios de los chicos que estaban consiguiendo el ramo de rosas más grande, para declararse a su valentín, estaban en la misma página, ella podía ver el ambiente de preocupación y algo pesimista que se formaba, (ese día era el que más trabajo tenía, no podía atender a todos a la vez, por lo que siempre tenía a algunos amigos que la ayudaban). Ella se acercó con cautela al chico de ojos claros y con una sonrisa le golpeó ligeramente el hombro, llamando su atención.
- ¿Deseas algo en especial para hoy? –sí, esa mirada preocupada y con una capa de una acuosa brillantina le causó un hueco en el corazón.
-P-perdón, yo... –tragó saliva para tranquilizarse, pero aun así no pudo sacar ninguna palabra de su boca.
Daniel... había pasado el fin de semana trabajando como modelo y haciendo horas extra en la tienda de conveniencia para poder conseguir el dinero que deseaba para el presente de Jay, no quería regalarle una flor nada más, pretendía confesarse, confesar algo que hasta hace poco comprendió como un "me gustas", pero muchas preguntas se situaron en su cabeza de camino a la florería, viendo como algunos chicos salian rechazados, algunos botando ramos de flores y otros totalmente solos. Se preguntó algo que no había caído en la cuenta antes.
Si estos chicos habían sido rechazados por muchachas simpáticas... ¿quién podría asegurarle que Jay, un hombre, podría aceptarlo?, si era difícil en una relación que la sociedad catalogaba como "normal", era obvio que para él sería peor. Y recordando como Zoe "revelaba" el mensaje de las flores a Jay, notó que la chica tierna siempre decía "ella". En serio que había sido un tonto, cómo iba a hacer estos actos de locura sin antes saber...
pero era imposible, ¿cierto?, desde que conoce a Jay ha visto que su corazón es puro, es reservado, pero protege a los que quiere, es amable, incluso con su otro cuerpo, pero qué garantizaba que Jay podría aceptarlo como es realmente. Qué idiota.
- No creo que eso importe –la voz de la joven de hoyuelos lo sacó de sus abrumadores pensamientos, volteó a mirarla con desentendimiento hasta que cayó en la cuenta que lo que había pensado, lo hizo en voz alta. –La gente piensa que porque no está escrito como una regla es prohibido amar a alguien de tu mismo sexo, es más, no está estipulado en ningún lado que eso sea un pecado –ella le sonrió en grande con los ojos cerrados, pero irradiando una luz como un santo, Daniel se limpió la cara con la manga de su camisa y la miró esta vez más calmado.
-Yo...
-Ese chico debe ser muy afortunado de tenerte y por lo que acabas de decir, él es muy dulce contigo, así que no dudo, que si le entregas tu mensaje con claridad, te aceptará de todas las formas que seas, la apariencia tampoco debería impedir que te enamores, lo que importa es lo que hay dentro de tí –la chica era bajita, pero siempre que hablaba parecía más grande que nadie y eso le hacía latir el corazón con esperanza.
-Ahora que lo dices yo... no sé cómo confesarme.
-Yo no soy experta, pero trato de ayudar a las personas por el gusto que tienen, y creo que el crisantemo si le queda muy bien a la personalidad de tu chico –Daniel se sonrojó ligeramente ante lo último –así que sería apropiado entregarle un ramo de de esa flor... a no ser –la chica se quedó pensativa, haciéndole, momentos después, un gesto escondido para que la siguiera, ambos se escabulleron de todas las personas que estaban en la pequeña tienda, yendo por la puerta trasera hasta el nivel superior a lo que parecía el lugar donde realizaban los arreglos y pedidos, entraron a una habitación que olía a pintura y pegamento, Daniel miró curioso todos los artilugios esperando que la chica saliera de la habitación. –Sí. Sé que esto será perfecto –y con una caja de madera salió al corredor para sentarse en una desordenada silla, Daniel la siguió atento a lo que le iba a mostrar con tanto entusiasmo.
- Y esto... ¿me ayudará con mi confesión?
-Por supuesto –comentó con emoción –he estado trabajando en esto un largo tiempo, pero no me sentía preparada para sacarlo a vitrina, aunque... supongo que esto es una excepción –al abrir la caja, Daniel se quedó impresionado, boquiabierto, casi sin palabras, hasta que la chica sacó, de entre todas las "joyas" una cajita de anillos, hechos de resina con flores dentro de los mismos.
-Es... increíble –mencionó maravillado el azabache, la muchacha sonrió con mirar maternal al sacar por fin los malos pensamientos de la cabeza del chico.
-Mira, este será perfecto para él... bueno eso espero, no sé si el tamaño será el correcto, por eso mismo no los he sacado aún para venta.
-Este es perfecto –Daniel había escogido y estaba decidido a regalarselo a Jay sin pensarlo.
-No te preocupes por el precio, si quieres... cuando se lo hayas dado, puedes volver y decirme si le quedó o no, igualmente estoy haciendo pedidos jejeje.
Las primeras horas del día se habían ido en eso, por lo que claramente no estuvo en clase, en otras palabras, no hubo flor que alegrara a Jay esa mañana y obviamente con el corazón dolido al ver como los demás recibían un regalo de San Valentín mientras que el suyo estaba en su maleta, esperando a su destinatario que preciso no había ido ese día.
¿Acaso era alguna clase de señal?
Jay apretó los labios al igual que sus ojos, nadie notaría que de estos salía una gota cristalina a causa de sus irremediables dudas en su cabeza, que se estaba convenciendo que solo eran puras ilusiones.
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Estaba nervioso, sus manos sudaban como nunca y para ser sincero se estaba arrepintiendo de haber venido. No había ido a ninguna de las horas de clase por estar tan ocupado preparándose para ir a visitar a Jay. No sabía si iba muy casual o muy formal, si su cabello estaba bien así o si se debió peinar hacia atrás, realmente estaba hundiéndose en sus propias preocupaciones que no notó que ya estaba frente al edificio del rubio. Tomó una respiración honda y calmó su acelerado corazón, presionó el botón llamando al ascensor quien parecía torturarlo por su lentitud ¿o será su imaginación?
Tragó saliva al escuchar el típico sonido al abrirse las puertas metálicas, cerró los ojos sintiendo un frío correr por sus brazos, temblando ligeramente ante las dudas que de nuevo atacaron su mente como si de un ataque constante de puños se tratara; uno y otro, otrO, otRO, ¡OTRO!
"–La gente piensa que porque no está escrito como una regla es prohibido amar a alguien de tu mismo sexo, es más, no está estipulado en ningún lado que eso sea un pecado –"
La recordó, con una sonrisa angelical que parecía... que un ser de otro mundo hubiera llegado para sembrar esas palabras en su abrumada cabeza. Las puertas se abrieron y viendo el alargado corredor frente a él... se sintió más relajado.
Porque, bueno, era cierto lo que decía la chica. Solo era la sociedad que imponía reglas y etiquetas para controlar a otros, pero no había ninguna regla que le impidiera amar a alguien por como es en su corazón, no por apariencias. Y no descubriría algo mejor si no se arriesgaba a decirle lo que sentía al príncipe de la moda. El timbre sonó con la suavidad de una bienvenida, la espera abrupta, pero cuando la puerta se abrió, Daniel sintió su corazón saltar, apretó la cajita en su bolsillo derecho y su mochila en la otra mano, sintiendo el mundo caer cuando el que le recibió en la entrada fue el tutor del rubio.
-Buen día.
-Buen día, joven Daniel.
-¿Está Jay? Es que yo... –algo dentro del apartamento cayó con algo de estruendo, revelando tras el mayor al chico que deseaba ver –Ho -hola Jay, quería hablar contigo.
-Bueno, yo tengo que hacer un recado. Con permiso –mencionó el hombre mayor despidiéndose de ambos jóvenes. Sabiendo que necesitarían su espacio, lo sabía claramente, su amo lo necesitaba.
-...-
-Gracias –Daniel aceptó la invitación, Jay algo nervioso cerró la puerta lentamente, mordiéndose el labio ante su corazón desbocado.
-...-
-Si, agua estará bien –Daniel, notando algo decaído al rubio y quizás con "voz" ahogada, aprovechó sentarse en la silla, tomando la decisión de confesarse ahí y ahora. Mientras Jay, preocupado, no sabía cómo entregar su presente, cómo decirle a Daniel lo que sentía por él. Bueno, al menos agradecía que el cielo le mandó al azabache a su puerta, porque de otra manera, no hubiera tenido las agallas de poder revelarle a Daniel lo que su corazón albergaba con tanta dureza. Tomó ambos vasos de agua y se acercó a la sala pensando cada paso con pesadez, queriendo detener el tiempo para pensarlo mejor, pero el tiempo se detuvo como un favor, para Daniel. Jay, dejando ambos vasos en la mesilla de centro, preguntó qué era aquella cajita que Daniel sostenía entre sus manos.
-Es tu regalo Jay –el aludido abrió su boca sorprendido –no... quería que fuera tan informal, pero ya he perdido mucho tiempo –tragó saliva cuando Jay tomó la caja –feliz san valentín Jay.
El rubio abrió la misteriosa caja de madera revelando el tesoro en su interior, uno que no había visto en ningún lado, hasta ahora, tan único como el amor que sentía por aquel chico de bellos ojos.
-...- Jay, agradecido no pudo evitar sentir sus ojos acuosos, revelándose estos como cascadas cuando sintió como Daniel lo besó tan repentinamente, el rubio se sorprendió, pero en segundos le correspondió, pasando sus brazos sobre los hombros del azabache, quien más calmado, abrazó la cintura del príncipe de la moda.
-Me gustas mucho Jay, no sabes cuanto –su mano acarició la mojada mejilla, quitando aquellos rastros que para ellos era de felicidad profunda.
-Yo ta-también te amo Daniel –el azabache abrió los ojos con una sorpresa tan grande al escuchar la suave y susurrante voz de Jay, para sonreír gratamente, estrechándolo en sus brazos con fuerza.
No creyó que podría ser así de fácil, claro, si no tenías las pesadas dudas en tu cabeza, pero ahora se sentía la persona más feliz del mundo, sobre todo porque la pieza de un cristal lleno de crisantemos cerrando con este color de la noche, le quedaba perfecto a Jay, en su dedo anular izquierdo.
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¿Y qué pasó con Jace? Bueno...
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Jace Park, tampoco había ido ese día a clase, aprovechando que Vasco iba a su cita a ciegas, (porque quiso intentarlo como varios de sus compañeros de los nudillos ardientes), fue a investigar las florerías que estarían cerca de la escuela, encontrando al objetivo ingresando a una de estas.
-Daniel Park, lo sabía, no sé cómo lograste evadirme todo este tiempo –sonrió victorioso, entrando a la tienda que albergaba muchos jóvenes y mayores tratando de conseguir sus ramos de flores, perdiendo a Daniel de vista. Así que se decidió a esperar afuera. Después de media hora... o de pronto más de una, visualizó al popular chico saliendo de la floristería con... nada?
¿Acaso su teoría era errada?, pero entonces...
-¿Deseas algo en especial? –una chica bajita de linda sonrisa de hoyuelos le habló, parecía trabajar en la florería por el chaleco que portaba el emblema de la tienda.
-No, solo...
-No seas tímido –el chico arqueó una ceja extrañado. –De seguro no sabes que ella es la ideal. Pero nada cuesta con intentar. –En serio que no sabía de lo que hablaba la chica a su lado, pero ella sin duda le entregó un gran girasol, ya listo con un listón y un suave papel periodico que cubría su ancho tallo. –Yo sé que a la chica le gustará, porque ella te quiere tal y como eres, aunque le guste provocarte –fue en ese entonces que Jace se sonrojó, recordando a Mary Kim y su insinuación con sus orejas, pero no entendía cómo la chica rara a su lado lo sabía. Aun así, le sorprendió más lo que dijo antes de retirarse. –Daniel estará bien, igual que Jay.
Dejándole la duda... que habían personas extrañas o quizás algún tipo de cupido en la complicada vida del amor. Así que sí, quizás deba intentarlo, después de todo, a palabras de la chica, los príncipes de la moda estarían más que bien ahora.
FIN
Ƹ̴Ӂ̴Ʒ
¡Hola mis queridísimas almas lectoras!
Perdón la espera que les hice pasar, tuve complicaciones con el final, porque al igual que Daniel, no sabía la forma perfecta de confesar sus sentimientos, pero después tuve una epifanía y dije "osea, es un principiante, obviamente lo primero que se nos ocurra lo intentaremos de esa manera, después de todo, nada es perfecto" y así sucedió, jajajaj literal me hizo acordar que la primera vez que yo me confesé a un chico fue a solas y le dije "me gustas" y él dijo "gracias, pero no siento lo mismo, te considero una amiga" y yo tipo "ah ok, y quien es?" y en serio no me sentí mal ni nada, fue gracioso, porque después le ayudé con la chica con la que le gustaba jajajaj. Fue como llegué a la conclusión final de Daniel al recordarlo, que realmente confesarse no es difícil, lo complicado es todo lo que nos abruma, aun así creo que me quedó algo forzado el final 🤔, pero era también, porque le quería dar un leve romance al querido Jace, porque enserio pienso que Jace y Mary hacen linda pareja juntos jejeje, pero bueno...
¿Qué les pareció a ustedes esta historia?
Si tienen críticas o si mi escrito tuvo algunos errores, comentenlo aquí
Si quieren que haga otra historia Daniel x Jay, comentenlo aquí. (Confiezo de una vez que me gusta que Jay sea bottom/uke, así que perdónenme si lo veo más así)
Ya sin más, les agradezco por su tiempo, nos veremos en el futuro. Recuerden no fumar, no tomar tantas bebidas alcohólicas, ni tomar drogas, porque la vida es corta y es una sola.
Ba bay <3
VLB cambio y fuera ♪
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