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Capitulo 2

Capitulo dedicado a Mint-sama

"Si pudiera decir "te amo", ¿mi corazón se aclararía?"

Con la mirada centrada en las acciones del contrario, yacía sentada en una de las tantas sillas de la sala.

La noche había caído hace mucho y aquel al que contemplaba, no parecía importarle.

"Splash"

Resonó en la habitación, pero a pesar de que a muchos les podría parecer tétrica la escena, a ella no le provocaba nada.

Los dibujos carmesíes estaban por todos lados y el dibujo de un rostro en particular era notable en el piso, pero no fue hasta su llamado que se levantó de su lugar.

En la habitación había un espejo manchado con un líquido carmín, el cual no le provocaba repulsión ni ninguna otra emoción. Él le dijo unas palabras al espejo y pronto la habitación se vio envuelta en una luz azul, la cual se reflejó en aquel objeto de vidrio antes de desaparecer por completo, sumiendo en oscuridad la sala actualmente carente de manchas.

—Ve con cuidado —Le dijo aquella joven de cabellos verdes con la delicadeza de siempre, terminando de amarrar el cinto del uniforme para recibir un pequeño asentimiento de su parte.

En medio del pasillo se despidieron y camino hasta llegar al salón que le habían indicado.

Este era el primer paso

Las instrucciones que le habían dado, habían sido cumplidas al pie de la letra. La clase la había aceptado rápidamente y el llamar la atención desde el minuto en que estableció contacto con ellos, le había dejado las cosas fáciles.

Tras terminar el primer bloque, varios se levantaron de sus lugares para ir a buscar algo con lo que llenar sus estómagos, pero unos cuantos se quedaron hablando en el interior del salón. Entre ellos se encontraba su objetivo, a la cual se acercó para poner en marcha lo que le habían encomendado.

—Buenos días —Saludó educadamente a las dos chicas que conversaban regando las plantas —Usted es Yashiro san, ¿Cierto? —Le preguntó sin demostrar emoción alguna, pero como le enseñaron a hacer, esbozó una pequeña sonrisa que pareció apaciguar los nervios de la otra chica.

—¿Eh? Sí, soy yo... —Le respondió algo sorprendida la de cabellos claros, quedando atrapada en aquel par de ojos de tonalidad tan particular.

—Ya veo, es verdad lo que dicen de ti, eres bastante bonita —Le confesó con total tranquilidad, tanta que sus palabras parecían ser genuinas ante las dos muchachas —Me gustaría entrar al club de jardinería, pero no se mucho del tema. ¿podrías instruirme? —Le preguntó en un tono calmo, el cual bajaba todas las defensas de quienes la oían.

La implicaba se mostró bastante emocionada ante la idea, pero de la nada se quedó petrificada.

—Lo siento Fujimoto san, ¿pero te parece si te enseño todo mañana? hoy tengo algo que hacer —Dijo con la cara pálida, por lo que la nombrada le respondió con total comprensión.

—No hay problema —Mencionó, pero antes de añadir algo más, la otra muchacha que hablaba con ella antes llamó su atención. Ella se veía un poco preocupada y les extendió un libro que Yashiro pareció reconocer.

—Quería mostrarle las actividades que hemos hecho en el club a Fujimoto san, pero encontré algo extraño en tus imágenes nene chan —Le dijo, comprobando luego que sus palabras eran ciertas.

En las imágenes en donde salía la de cabellos claros, se veían varias manos infiltradas e hice lo que pude por imitar la expresión de Aoi, ya que aquello no me había perturbado en lo más mínimo.

En cuanto a Yashiro, salió corriendo y no volvió a clases en lo que restó del día.

La puerta al abrirse generó un chirrido que alertó a los dos jóvenes al interior de la sala de radiodifusión. Al apenas cerrarse, la chica de extraño peinado y ojos hechizantes se vio envuelta en un abrazo que generó palidez en la de cabellos verdes. Natsuhiko no cambiaba, pero los brazos que rodeaban al espectro, fueron apartados junto al dueño de ellos por aquellos Koku-Joudai del recién llegado, el cual apresó con sus brazos a la inexpresiva pero curiosa chica como si fuera el juguete favorito que le acababan de robar.

—Ya te dije que te mantuvieras alejado de Emiko —Le decía el fantasma al chico que siempre seguía a Sakura, mientras se le pegaba al nuevo objetivo de aquel bastardo —¡Es mía! —Dijo infantilmente, mientras que la implicada, observaba todo con inexpresividad, pero incluso así le daba lástima a la de cabellos verdes.

—Tsukasa —Lo llamó la de cabellos pálidos sin usar ningún honorifico —Ya establecí el primer contacto —Le informó con aquel tono de voz calmo al que ya se habían acostumbrado.

—Muy bien Emi chan —Le palmeo la cabeza como si fuera su mascota, colgándose de ella como solía hacer con quienes le agradaban.

—Y.... ¿Quién es él? —Soltó de la nada, apuntando al chico de cabellos rosas que se escondía en vano de los demás. Se veía bastante asustado, pero el de sombrero como siempre, ignoró aquello y arrastro a la chica junto a él para quedar de frente.

—Es Mitsuba, nos ayudará —Dijo sin más, dando inicio al intercambio de palabras entre los de la habitación y aquel chico, pero el de cabellos rosas se dio cuenta de que, al hablar especialmente con aquella joven de cabellos celestes, obtenía una mirada algo oscurecida de quien lo había salvado hace unos minutos, decidiendo mantener las distancias ante el peligro que se ocultaba bajo esos engañosos ojos ámbares.

—Y este será tu espacio —Le enseñó Yashiro a la joven al día siguiente de su primer encuentro — ¿ya decidiste que plantarás? —Le preguntó en un tono informal, ya que Yashiro se lo había pedido con la excusa de que serían compañeras de club.

—Camelias rojas —Le respondió con su mirada centrada en el paquete de semillas que había elegido entre varias del cajón del club. A pesar de no sentir nada, había sentido cierta atracción hacia aquel paquete, por lo que la tomo por impulso y acabó por elegirlas para su actividad.

Yashiro era bastante amable, le explicaba todo con bastante ánimo y no se molestaba por la inexpresividad que demostraba en la mayor parte del tiempo. Quizás por eso Tsukasa le había dicho que sería fácil.

—¿¡En serio!? —Exclamó agarrándola de los hombros, sorprendiéndola por su repentina acción, ocasionando que sus ojos se abrieran de par en par, logrando que Nene reaccionara al fin —¡Lo siento! —Se inclinó apenada, pero volvió a observarla con una gran sonrisa —Me alegra ver que puedes hacer expresiones como esa, parecías una muñeca —Soltó sin pensar, procesando nuevamente sus palabras para repetir las reverencias de disculpa varias veces —Gomenasai (lo siento) —Repitió hasta cansarse, a lo que Fujimoto solo la observo con aquella frialdad a la que Yashiro comenzaba a acostumbrarse.

—No te preocupes, no estás equivocada después de todo —Susurró lo último, tomando las herramientas de jardinería para comenzar a preparar la tierra en donde plantaría aquellas semillas.

En cuanto a Yashiro, estaba bastante nerviosa al verse involucrada con una belleza como la que creía que Emiko era, pero como toda buena sempai, debía guiar a su compañera en el proceso de cultivar aquellas flores, las cuales guardaban más secretos de los que ambas creían.

Al acabar aquella tarea, la de cabellos blancos de apresuró en despedirse de Emiko para correr hacia el interior del establecimiento.

—Aún es pronto —Escuchó por detrás —Pero ya llegara el momento en donde nos encontraremos —Sintió aquellos brazos rodeándola por sobre sus hombros —Lo estás haciendo muy bien —Le soltó con voz juguetona antes de desvanecerse, dejándola sola en medio del jardín.

Terminó de guardar los implementos del club y se retiró a la sala de radiodifusión a descansar.

Estaba segura de que ese momento del que Tsukasa hablaba no estaba tan lejos, pero como el fiel títere que era, solo obedecería lo que le dijera sin objeción, ya que era el precio... de haberle pedido ese deseo.

—Bienvenida —La saludó Sakura al apenas llegar, Natsuhiko no estaba y era algo curioso, pero en realidad no le importaba. Solo volvió a su atuendo normal y se internó en el territorio de Tsukasa a descansar.

—Dulces sueños, Emi chan —Fue lo último que escuchó antes de cerrar sus ojos nuevamente, sumiéndose en la oscuridad que desaparecía con un nuevo amanecer.

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