Camus-Que crees que haces —Le miro con una mueca repugnante.

Milo-La encontré, no había muerto. —Una fuerte discusión comenzaba en uno de los lujosos pasillos de la hermosa casa. Ambos chicos se miraban desafiandose el uno al otro.

Camus-Y por eso la llevas a tu casa —Le dijo son su típico rostro serio, lo único que podía observar su acompañante era el arqueamiento de su ceja izquierda. — Sabes que Derell esta ahí, ¿Que harás cuando se entere?

Milo -Eso no te importa. Ni mucho menos a ella es mi casa y puedo llevar a quien se me de la gana, además no tiene o en todo caso tendrá evidencias.

Camus: Tu crees que no me incumbe o que no me interesa pero que crees si me incumbe, no solo estas aurriendando su vida, la tuya, si no también la de Shaina ¿como crees que pensaran todos?

Milo: —El peliazul suspiro y toco con sus dedos sus cienes dando un pequeño masaje con sus manos. — Mira Camus agradezco tu preocupación pero esto no tiene que ver contigo, deberías ir con tu esposa que desde que la conociste te trae como idiota.

Camus: Hmp —El chico de cabellos azul turquesa bufo para apartar la mirada ofendido, enseguida  regreso a mirar a ese joven que era su mejor amigo. —Entiendelo, deja de hacer tonterías. Si no quieres puedes divociarte y todo termina.

Milo: Ja, ¿y por que lo haría? Aun no he cometido mi venganza.

Camus: Venganza que no tiene sentido ¡estabas con ella hace unos minutos y no precisamente estaban abrazados!  ¿Y aun te quieres vengar? ¡Esta viva! No tiene lógica.

Milo: ¡Claro que si! Porque si Derell hubiera tenido un poco de valor, no se hubiera presentado a la ceremonia, y la que estaría con el titulo de esposa seria Shaina, y no una ramera desesperada.

Camus: Escucha bien lo que dices.
Es tan patético. —Camus suspiro y siguió su camino apartando a Milo con su brazo para poder seguir. El joven de cabellera azul profundo miro a sus espaldas como si sintiera que había alguien ahí, pero no le tomo importancia y volvió a entrar a la habitación. Entre las sombras del oscuro pasillo una chica de cabellos negros estaba atónita por lo que acababa de escuchar, entonces miro el libro que sostenía entre sus manos y abrió una pagina que estaba justo en medio, en esta había un dibujo del rostro sonriente de Milo, y al reverso de este tenia algo escrito, su pecho se estaba oprimiendo cada vez mas fuerte y el aliento parecía desvanecerse, giro la hoja para leer lo que ella misma había escrito.

Derell: Milo, soy muy débil y tonta, pero quiero que sepas que de verdad lamento lo que paso, si tan solo lo hubiera sabido te aseguro que jamas me hubieras conocido, hubiera echo todo lo posible para negarme y no arruinar tu vida, se que soy torpe y que solo provocó que te molestes, pero es    que...
Soy asi.
siempre he sido alguien que no presta mucha atencion a las cosas  y yo... Bueno agradezco que aun no me hayas matado por mi forma de ser, eso me pone feliz, ademas me he dado cuenta que por alguna razon que desconozco me gusta estar a tu lado. y aunque en ocasiones pareces alguien lleno de odio se que mas haya de tu dura mirada hay un dulce y tierno chico que solo ha sufrido,  quiero ayudarte, quiero hacer las pases contigo, no se si tendré el valor para enfrentarte y decírtelo a la cara pero prometo que me esforzaré.

Firma. Derell.

Espero algún día poder decirle esto y mas al real.
 

Realmente se sentía tan tonta en este instante era verdad solo era un obstácul,  como alguien tan perfecto como Milo si quisiera entablar conversación con ella, tomo la hoja entre sus manos y la arranco del libro de pasta plateada con verde la arrugo cuanto pudo y dejo caer sus manos, tiro la hoja a su costado, entonces siguió hojeando y miro un poco más atrás, ahora era el dibujo de una chica de grandes ojos y dulce mirada, al reverso decía Shaina, durante este fin de semana se dedicó discretamente a pedir que le dijeran como era ella. Sabía que su dibujo nunca se le parecería a la real pero al menos así podría pedir perdón hacía alguien por lo que había provocado. La chica del retrato era hermosa, finos rasgos y con cabello ondulado que enmarcaba su rostro, nada comparado a como se consideraba ella. Giro unas hojas más atrás casi para llegar al final y ahí estaba su auto retrato en el faltaba su rostro, este hacia que desde que termino el dibujo ella lo hubiera tachado para que así nadie lo viera. Con la fuerza que su corazón lleno de culpa le dejaba tomó una de las velas que estaban en una repisa cercana, discretamente salio a los jardines arranco dos dibujos el de Milo y el de Shaina y los guardo fue entonces que le prendió fuego a ese libro que desde años atrás le había acompañado, en el estaba retratado todo lo que sentía y lo que se imaginaba podía ocurrir en un futuro todo era una ilusion y debía volver al mundo. Dejo que este ardiera por si solo y fue tras uno de los arboles, mañana compraría uno nuevo y comenzaría de nuevo. Esta vez tenia la opción que todo lo que hiciera fuera una ilusión o que fuera la realidad. No solo un sueño retratado.

A lo lejos una chica invitada de la fiesta pasaba y vio como algo se quemaba asustada porque fuera algo mayor fue hasta donde provenía el fuego, como pudo lo apago echando tierra sobre el cuando todo estaba mas tranquilo vio que no todo se había perdido, tomo varias hojas que se habían rescatado, en su mayoría eran paisajes de lugares espectaculares pero tres de ellos llamaron su atención, era el rostro de dos chicos, en una uno de los jovenes sonreía, en la otra era un rostro durmiente era la misma persona que el anterior, pero el ultimo era alguien más, mantenía una mirada autoritaria y era el unico que estaba de cuerpo completo, y aunque a fuera un dibujo este emanaba confianza y ternura. Quien fuese su autor tenia talento. Tomo los dibujos y se fue del lugar después averiguaría quienes eran ellos, y si era posible quería saber quien era el propietario de tales obras.

Debajo de un árbol la chica de ojos negros miraba las estrellas, recordando esas frías pero a su parecer ciertas palabras, ahora mas que nunca debía alejarse, ya no pelearia con él, haría las pases aunque no se lo dijera, en su mente se repetia que tal vez si no se divorciaban había una esperanza, esa era aquella frase dicha por el sacerdote el día de su boda: "Hasta que la muerte los separe", entonces ella viviría lo mejor que pudiera hasta que ese día llegara, aunque suplicaba que fuera pronto, para que así pudiera remendar su error y que él fuera libre y feliz con una chica que el quisiera, y ya estando ella en el mas allá suplicaría por el perdón de Shaina.

Una voz conocida le hizo mirar a su derecha una chica estaba a sus espaldas.

: ¿Derell que haces aquí? Te podrías resfriar.

Derell: ¡Marina! Me has asustado —Le dijo sonriendo y tocando su pecho a la altura de su corazón

Marina: Lo siento, no quería espantarte, ¿pero por que estas sola? —Le dijo sentándose a su lado.

Derell: No lo se, quizás por que me siento mas acompañada aquí por las estrellas que por las personas haya adentro.

Marina: ¿Y yo? ¿Soy un objeto mas igual que los otros? Bueno digo para que te sientas sola incluso sabiendo que estamos nosotras haya adentro.

Derell: Lo siento no quise decir algo así, es solo que... ¿Alguna vez te has sentido que no perteneces aqui? Me refiero a que no sientes que eres un error. Algo que no debió ocurrir.

Marina: Si lo he sentido, pero si no hubiera errores como nosotras la vida seria aburrida.

Derell: ¿Eh? ¿Por que? ¿Acaso no estaría mejor?

Marina: Quizás... Pero no, nosotras pensamos que estamos mal, que somos una falla en la vida pero no todos lo ven así, hay algunas personas que nos consideran su mayor tesoro, yo por ejemplo las tengo a ellas, ¿Y tu a quien tienes Derell? Me gustaría decirte que para mi eres alguien especial pero no funcionara si tu no lo crees, si tu aceptas que eres valiosa para mi para tu nana para quien creas aunque te lo recordemos cada segundo seguirás viviendo en esa soledad.

Derell: Entiendo.

Marina: No estas sola, ya no mas, se lo que paso con tus padres, lo que te hicieron pero piensa que eres afortunada no todos en el mundo tienen tu suerte ni la mía, hay muchas personas que luchan día a día por conseguir un pedazo de pan, mientras que tu yo estamos aquí bajo un techo caliente y comida que no nos hace falta. Somos errores pero si nosotras nos dejamos vencer por ese sentimiento que será de los que se apoyan en ti.

Derell: Se apoyen en mi.

Marina: Claro, mira yo tengo que ser feliz por las demás porque si me quedo lamentandome todo el tiempo solo seré una carga para el dolor de quienes quiero. No seas quien derrumbe a los demás se el apoyo que los demás necesitan.

Derell: Hay un niño en Santa Regina lo quiero mucho, y creo que el a mi su tierna sonrisa me da esperanza, sus padres murieron junto a su hermano mayor y quedo acargo de sus abuelos pero están muy enfermos y el es quien trabaja en las cosechas para llevarles comida. Es muy pequeño aun tiene acaso seis años.

Marina: Si no tienes nadie por quien seguir hazlo por él, eres su pilar y esperanza para seguir, ¿a quien crees que iría si algo le sucedira a sus abuelos? No dejes de luchar. —Las palabras de la chica le hicieron pensar por unos minutos, ella tenia razón, debía seguir y no rendirse, algún día pagaría por sus pecados y errores pero mientras siguiera viva no se rendiría.

Derell: Gracias... Marina. —La mencionada abrazo a la peli-negra

Marina: No soy buena pero buscame cuando tengas problemas, estaré encantada de ayudarte. —Ambas chicas se pudieron de pie y regresaron al salón de baile, Derell se despidió de todos, subió a su habitación y asustada toco en la puerta pues creía que ambos seguirían ahí. Abrió con cuidado y el cuarto estaba vacío como si nada hubiera pasado. Sabia que es lo había echo Milo ahí, no sabia con quien pero ella no se acostaría en un lugar donde se había comentido algo tan repugnante, de un gran ropero saco un par de mantas y de su maleta saco todos sus vestidos, improvisadamente hizo una cama, se acobijo con una sabana y cerro los ojos esperando el amanecer para que cuando saliera el sol ella empezara como su nuevo libro.