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Capitulo XIII "Sacrificio"

San Gabriel de Quevedo

-Sargento Antoniette.

Antoniette-Dígame.

-El coronel quiere hablar con usted.

Antoniette-¿De que?

-Lo siento Sargento, no me dieron esa información.

Antonniete-Bien, entonces vamos.

Ambos tomaron rumbo a la oficina del coronel. Antoniette era una chica que por algunas razones entro al ejército, desde el primer día se esforzó en sobresalir, pues así honraría la memoria de una persona importante en su vida. A pesar de los grandes obstáculos presentados por sus padres siguió adelante, demostrando una gran destreza en lo que hacia, como resultado de estos actos llego al grado de Sargento.
Como producto de un pequeño golpeteo en la puerta se escucho un adelante proveniente del Coronel, el joven soldado que la acompañaba entro a su lado.

-Coronel, aquí está la Sargento...

Coronel-Gracias soldado, se puede ir.

-Con su permiso...

Antoniette

Aquel soldado que vino por mi hizo que un escalofrío recorriera por mi espalda... Algo andaba mal pero no me importo y lo seguí hasta la oficina del coronel, escuchamos un adelante como consecuencia de haber tocado aquella puerta de madera, ambos entramos, aquel presentimiento no era menos de lo que esperaba, ellos estaban presentes ante mi, ellos volvieron a escasos días de convertirme en Teniente, no mostré expresión alguna. No, no les daría el gusto de verme así.

-Sargento Antoniette.

Antoniette-Para que me necesita Coronel.

-Bueno vera, sus padres están aquí, y ellos...

Antoniette-No hablare con nadie.

-Antoniette, usted se ha destacado como militar, pero necesita vivir como lo que es, entiende. Una chica como usted debe estar a lado de su marido, tiene que considerar el echo de que usted ya no es una niña.

Antoniette-Repito coronel, no hablare con nadie.

-Sigues siendo una mal criada; creímos que si te dejábamos entrar aquí tus modales cambiarían. Pero sigues igual de terca.

Antoniette-...No debo contestar a eso.

-Tienes razón, no contestes mal criada. -contesto el padre de la chica en forma de burla

-Sin embargo hija creo que querrás saber que ya estas comprometida, y que estamos aquí, sólo para venir a tu boda.

Antoniette-Imposible... Yo no he aceptado a nadie.

-Pregúntale al coronel. -Con una mirada sin emoción, Antonniete miro aquel señor de cabellos blancos.

-Disculpenos Antoniette pero usted ya no puede estar aquí. Le agradecemos profundamente el echo de su ayuda en los entrenamientos y en su cooperación con los soldados. Quiero decirle que hace un par de semanas nos llego un comunicado, no podemos tener mujeres, muchas al ver su valor estaban teniendo la idea que podrían entrar y destacarse, Antoniette esto no funciona así, si ellas ven que usted se casa y se retira del ejército, volverán a sus vidas antiguas, lo menos que queremos es una revolución por mujeres y que más inocentes como su hermano mueran.

Antoniette-Y debo suponer que me casare con alguno del pelotón.

-Eso pensamos en un principio, pero nos dimos cuenta que sería algo injusto... Entre todos juntamos una cantidad de dinero y bueno usted se casará con un chico de un orfanato que se llama San Miguel.

Antoniette-San Miguel... No importa, lo siento Coronel no acepto su propuesta, no me puedo casar y no lo aré.

-Antoniette, ni porque fuera el último deseo de tu hermano...

Antoniette-¿Que esta diciendo?

-Lee esto...
El coronel tomó un papel que se encontraba en su escritorio y se lo entrego a la chica que estaba confundida y a la vez furiosa.

Carta

Hermana si lees esto es bueno... Yo ya abre muerto, no quiero que te sientas mal ni nada, si morí fue por que hice algo mal o seguramente así lo quiso dios. Sigue con tu vida hermana, sonríe a pesar de las dificultades que hay en el mundo, no abra ningún obstáculo que tu no puedas superar pues eres la mejor guerrera que conozco y que conoceré. Te quiero no dudes jamás de eso.
Tal vez algún día pueda verte feliz, posiblemente casada con un chico que te merezca y te valore como lo que eres y que tus hijos sean tus admiradores como yo lo soy. El día que eso pase hermana ten por seguro que estaré a tu lado deseándote lo mejor.
Con amor Eidan.

Antoniette-Yo...

Coronel-Si no lo haces ahora...

-Jamás cumplirás el último deseo de tu hermano niña.

Antoniette-Lo aré.

-Perfecto. -Menciono la madre de la joven con una sonrisa maliciosa

Coronel-Mandare por sus cosas.

Antoniette-Lo haré yo.

Coronel-Si así lo quieres.

Antoniette

Salí de la oficina y me dirigí hacia donde era mi habitación, tome un par de maletas y guarde un par de trajes que usaba, junto a los accesorios correspondientes, con esto guarde una pistola pequeña que me cuidaría de cualquier percance. Aún confundida tome las maletas y salí, no podía creer que mi hermano dejo una carta de la cual no me entere hasta hoy... Pero era su último deseo y lo cumpliré..

Oficina del Coronel

-Buen trabajo coronel.

-Sólo denme lo que era el acuerdo.

-Como quiera, 5000 onz de oro.

-Díganme que la cuidaran, ella... Ella es como la hija que nunca tuve.

-Estará bien no se preocupe.

-Eso espero...
De aquel cuartel dos carruajes salían escoltados por otros más llenos de militares.

...En otro lugar...

-Jajajajaja, ya llego tu comida carcelero.
Una charola fue arrojada del otro lado de las rejas, donde un chico adolorido tomó con cuidado aquel pedazo de metal que contenía un pequeño trozo de pan.

-Algún día saldré de aquí...

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