Amour
El carruaje se detuvo frente a una posada ahí pasarían la noche y al amanecer partirían y seguirían su viaje.
El hombre que los atendió fue bastante amable ambos pidieron habitaciones separadas sin embargo era temporada de visitantes en el pueblo por el festival de la iglesia así que ambos tendrían que compartir.
Cuando entraron a la habitación Milo recordó cuando había dormido junto a ella y sus mejillas se tornaron de un rojo carmesí lo que llamo la atención de la chica
—¿Se encuentra bien? —pregunto al ver su cara toda roja.
—Sí, no tengo nada.
—Pero quizás tenga fiebre, lo he escuchado estornudar varias veces. —Sin dudarlo la chica puso su mano en la frente de Milo la cual se encontraba caliente.
—Esta ardiendo, sera mejor que se recueste, iré por un poco de agua. —Al chico de cabellos azulados le extraño la actitud de la chica pero tenia razón desde que empezó el viaje no se sentía bien, por lo bajo maldecía por haber dormido en el frío suelo en la casa de Aioros pero al mismo tiempo agradecía por haberlo echo pues ahora aquella linda chica lo cuidaría.
Con mucha pereza se acomodo en la cama intentando no cerrar los ojos por el cansancio pero le fue inútil antes de darse cuenta ya se hallaba durmiendo.
Mientras que Darelle regresaba a la habitación con una bandeja con agua fría y varios pañuelos. De inmediato vio que Milo se había quedado dormido y aunque un nerviosismo extremo se apoderó de ella continuo con su labor.
Con cuidado levanto las sabanas para ver que su esposo se había acostado con la ropa que llevaba puesta, rendida lamento no haberle dicho que se pusiera ropa mas cómoda así que tomo su maleta y saco esas prendas que usaba como pijama nerviosa intento despertarlo pero el joven ni siquiera se inmutaba ante los movientos que ella hacia para despertarlo.
Después de varios minutos intentadolo sin ningún éxito suspiro rendida, sabia lo que debía hacer, mientras su corazón latía velozmente se acerco de nuevo a la cama con las ropas en mano y con cuidado comenzo a quitarle aquel abrigo elegante que le caracterizaba siguio por el pañuelo que colgaba de su garganta y continuó por el chaleco sin embargo al terminar de desabotonar la camisa que protegía su suave y bronceada piel el corazón de Darelle latió mas de lo normal pero su mirada se mantenía fija en aquel escultural cuerpo con cuidado lo recostó para poder sacar por completo la camisa sin embargo el hombre de la posada entro trayendo consigo agua malinterpretado la escena frente a el.
—Lo siento no debí entrar sin preguntar. —Dijo intentando marcharse.
—¡No! Espere vuelva necesitó su ayuda. —Dijo avergonzada con el rostro completamente rojo.
—Digame.
—Quisiera que le pusiera esta ropa ¿Podria hacerlo?
—Si señorita.
—Esperare afuera. —El hombre asintió y ella salio del lugar su corazón aun latía fuerte y su cara estaba completamente roja no entendía porque pero suplicaba porque acabara esa tortura. Unos minutos después el hombre salio y le dejó entrar ella enseguida lo hizo y el señor se retiro.
Con cuidado puso el trapo húmedo sobre su frente y le dejo dormir pidió llamar al doctor pero por las fiestas este demoraría un poco en llegar.
La chica veia el exterior atraves de la ventana que estaba en la habitación mientras pensaba que lo que sentía no era normal.
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