Rosa ha vuelto a su pueblo natal, aquel del que ella guarda tantos recuerdos (especialmente "aquel"), la razón de su regreso es simple, aunque sus estudios en Europa le parecieron la mayor experiencia de su vida (tenia ademas cientos de historias que contar a familia y amigos sobre donde estuvo) le pareció que cinco semestres fueron tiempo mas que suficiente para ella de aquel continente, y quería obtener su titulo de licenciatura en arte lo mas cerca posible de un lugar que le agradara, y por suerte, había una universidad a solo cuarenta minutos de distancia de su pueblo (ella misma midió el tiempo en su auto, días después de su llegada) con la oferta académica que ella buscaba (de hecho ella hasta podría dar clases en dicha universidad, estudiar en la cuna del arte le daba un inmenso conocimiento del tema y una gran ventaja, pero primero debía llegar a su hogar, lo llevaba planeando hace meses, llegaría a su pueblo, máximo una semana viviría con sus padres, tiempo que aprovecharía para buscar un apartamento para ella (cerca de sus padres y la universidad, pues prometió que de volver estaría cerca de ellos), en medio de ese punto se inscribirá en la universidad, después buscaría algún trabajo a medio tiempo (no quería ser una carga para sus padres, aunque su beca pago todo en su travesía europea) y durante los tres años que durara la carrera, se haría conocer como artista, para al graduarse tener una reputación como artista.

Todo lo anterior pensaba Rosa mientras atravesaba el océano Atlántico a bordo de un avión, por sus pensamientos también atravesó la nostálgica idea de extrañar a los amigos que hizo en el viejo continente, incluso extrañaría algunos amoríos (o así la describían esos "amoríos", pero ella se reía de la idea, pues con la mayoría de ellos, y ellas, solo se besuqueo a veces por horas, hasta que a ambos, y ambas, les dolía la boca, y esto solo por un mes máximo, con el resto, solo se llegaron a conocer mas a fondo antes de "intimar" pero igual que con los besucones, terminaban antes de mencionar la idea de tener sexo), se moría de ganas de ver a sus padres, su familia e incluso quería ver a sus viejas amigas; recordaba como fueron a despedirla al aeropuerto hechas un mar (océano) de lagrimas, hasta hace seis meses mantuvo constante contacto con ellas, pensando en todo eso, Rosa empezó a cabecear de sueño, decidió caer en los brazos de morfeo pues el vuelo duraba entre once y doce horas, según la azafata, y apenas llevaba media hora de viaje, pensando y haciendo, le pidió a la azafata una almohada y algo con que cubrirse, en cuestión de minutos la azafata volvió con lo que pidió Rosa, le agradeció a la mujer, se acomodo la almohada en su cabeza, ajusto su asiento para dormir lo mas cómoda posible, se coloco unos cubre ojos color rosa para conciliar mejor el sueño, mientras conciliaba el sueño pensó fugazmente en la azafata, una joven algo mayor que ella, rubia, difícilmente natural, recordó que tenia sus dientes algo amarillos, quizás fume o beba mucho café, se inclino por la primer opción, aunque no solía tener prejuicios o clichés, el acento francés con que la mujer le hablo no le dejo mucho margen para pensar en la segunda opción que pensó, alejo esos pensamientos y sintió que al fin se rendía al sueño.

Tuvo un sueño bastante reparador, despertó sintiéndose incluso mejor a como se había acostado, quitándose sus cubre ojos, vio que estaban proyectando una película a bordo, creyó que el protagonista era Mel Gibson, lo recordaba claramente pues su madre siempre decía amar esa película, ya que fue de las primeras que vio cuando su esposo y ella eran novios, pero recordaba mas esta pues fue, es y sera la que mas le gusto. 

Disfruto de la película y hasta pidió algo de la comida del avión y la encontró bastante deliciosa, esto difería de la idea que siempre le hicieron tener de la comida en los aviones, pensó que, quizás tenia sabor distinto por ser un vuelo europeo, despejo su mente de esos pensamientos y disfruto del resto de su comida tanto como de la película, casualmente la película termino cuando faltaban unos escasos diez minutos para llegar finalmente a su destino, Rosa y algunos otros pasajeros vieron a través de la ventana que tenían mas cerca de sus asientos y divisaron el aeropuerto, se escucho por los intercomunicadores la voz de alguna azafata pidiendo a los pasajeros abrochar sus cinturones de seguridad pues pronto aterrizaría, todos los pasajeros obedecieron y el aterrizaje ocurrió sin mayores incidentes, cuando se indico a los pasajeros que podían desabrochar el cinturón de seguridad y bajar del avión, Rosa bajo su equipaje de mano del maletero, devolvió la almohada y cobertor a la primer azafata que vio y agradeció por las atenciones, sus padres le inculcaron que siempre agradeciera cuando alguien le daba sus servicios (eso abarcaba al parecer a meseros, azafatas, transporte publico, privado, chefs, policías y un largo etcétera), camino hasta el aeropuerto donde paso por las típicas inspecciones de seguridad, una rápida revisión de su equipaje, tanto de mano como una maleta de ruedas de unos dos metros cuadrados de tamaño, ademas de su documentación, preguntas rutinarias, obviamente el oficial no encontró nada sospechoso ni en la chica ni en su equipaje ni documentación, el oficial sello su pasaporte, le indico que podía irse, deseándole un buen día, cosa que Rosa le deseo a el también y otra vez agradeciendo que haga bien su trabajo, al salir del área de seguridad vio que dos personas a lo lejos alzaban un letrero con su nombre, sonrió y se fue acercando a ellos, cuando estuvo a menos de diez metros de ellos no pudo esconder su asombro al ver cuanto cambiaron sus padres.

— Mami, papi, los extrañe tanto. Dijo mientras abrazaba a ambos con mucho cariño.

— Nosotros igual o hasta mas- le contesto su madre, que solo tenia diferente que, pese a dedicarle una hora a aplicarse cremas japonesas en su piel, se le notaban ciertas marcas y arrugas, pero no tantas como la mayoría de sus amigas tenían, ademas de que algunos de sus cabellos empezaban a tornarse de color grisáceo, su padre estaba mas o menos en el mismo camino, engordo, pero no tanto como sus compañeros en su trabajo, amigos y vecinos de mas o menos la misma edad, ademas que la mayoría de sus canas (un 92% de ellas) las tenia en sus patillas.

— Vamos a casa amor. Dijo su padre tomando la maleta mas pesada de su hija y con la otra mano, tomo la mano de su esposa, y esta, tomo la de su hija, los tres se dirigían al auto familiar, el cual en ese momento era un modelo bastante bonito.

—Lindo auto, papí. Comento Rosa.

— ¿Es lindo no?, pague por el una ganga, y no me ha dado un solo problema — comentó Víctor hinchado de orgullo ,— vamos, pondré tu equipaje en el maletero y podremos irnos, tu madre se lucio con la cena hoy.

— ¡Víctor, se supone que seria sorpresa!. Chillo Alessandra en tono de regaño a su marido.

—Perdón, se me salio. Se disculpo, encogiéndose de hombros.

— No tienes remedio, en fin sube hija, vamos a casa. Dijo su madre cerrando la discusión. 

Apenas se subió Rosa al asiento trasero, su padre encendió el motor, y partieron rumbo a su hogar, durante el trayecto, Rosa platico algunas anécdotas de su viaje, a lo que su madre rió muy divertida, al igual que su padre, solo que el no rió tanto pues iba conduciendo y no quería provocar un accidente.

Finalmente Rosa diviso desde el auto la casa que tanto había extrañado durante dos años y medio

—Al fin volví a casa. Pensó para si misma.