Encontramos el amor en el tiempo equivocado. Pensábamos que llegaríamos a completarnos, como dos piezas de un puzzle unidas, como engranajes dispuestos a funcionar. Éramos tan ingenuos, que no nos dimos cuenta del daño que nos estábamos causando.

Yo por querer la libertad de vivir , la libertad de arreglar mi alma rota, y tu por desear y anhelar que fuese la chispa que alegrara tu vida. Y a pesar de ello, a pesar de estar tan jodidamente destruidos, seguíamos agarrándonos a aquel vestigio de amor que nos procesábamos.

Lamentablemente la vida cruel y bonita en sí misma, nos da la cara, nos enseña, nos golpea y nos muestra la más brutal realidad.

Debíamos empezar de nuevo. Debía.

Intentando concluirnos por nosotros solos, intentando ser independientes de la droga. Por qué el amor, tan bonito como suena y tan doloroso como reluce, funciona cuando dos almas felices están dispuestas a dar lo mejor de sí mismas, sin miedos ni piezas rotas.

Y muy en el fondo sabía que la mía ni te amaba ni quería amar a nadie más.

Gabriela