Juez y castigo
Ayuda. Ayúdame a superar lo insuperable. Ayuda. Ayúdame a hacer lo difícil sencillo. Ayúdame a olvidarte. La palabra importante es ayúdame, no a que, sino por qué.
Ni tu mano ni tu hombro me saco del agujero que tu mismo habías cabado para mí, el odio fue la mejor arma para superarte, la dulce venganza fue quien puso de nuevo la sonrisa a mi rostro. No tú, sino yo.
Dudo de la veracidad de mis sentimientos, fue tan sencillo hallar la solución a mi desconsuelo, que ni siquiera me preocupa el hecho de tener que verte todos los días, la mera obligación de la responsabilidad, porque ni tú ni nadie conseguirá que me vuelva a derrumbar como lo hice ante Él.
Ahora es como si nunca hubiera existido, fantasma del recuerdo y de las calles vacías, quizá como debiese haber sido desde el principio, porque nuestros caminos nunca debieron de juntarse.
Sigue viviendo el falso amor que predicas, la realidad te golpeara, o en este caso mi recuerdo te golpeara durante lo que parece un tiempo lo suficientemente largo. Mi odio será tu mayor castigo, porque como tu juez, te declaro culpable.
Gabriela
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