En tantas ocasiones quise tu regreso, que perdí la cuenta. Recuerdo las palabras que te dedicaba en silencio.

Por favor, Dios, a ti que te venero, a ti que te rezo en mis momentos de zozobra, hazle volver a mi, y si no es así, haz que yo me olvide de él.

Escuchó mis plegarias y me dio ambas cosas, me olvide del amor que sentía, y volviste. Después de un tiempo que me pareció interminable tuve tu retorno y tus palabras. No sé si fueron sinceras, o solo producto de tu falso amor, pero fue musica para mis oidos, escuchar lo mucho que me extrañaste, lo mucho que mi desapareción tuvo causa en ti, saber de tu propia boca que a pesar de haber estado con alguien más solo yo te había marcado, solo a mi habías amado.

Mi esperanza en ti se perdió hace ya mucho tiempo, pues el dolor la había consumido por completo. Ahora escucho tus remordimientos y aunque en su momento dije que no iba a tener benevolencia contigo, lo cierto es que no puedo.

No puedo luchar con la imperiosa necesidad de quererte, aunque esta vez no es igual, no soy igual. Tanto tiempo creando a mi alrededor barreras de las cuales nadie se ha podido deshacer, y sin embargo ni ellas han podido contener mi amor, ni siquiera el odio, arma con la que lucho constantemente ha podido contra ti.

Pero ahora Eva no morderá la manzana, Eva luchará contra la tentacion, sin barreras, de cara con la serpiente.

Gabriela