Capítulo 47
6 meses después.
Narra Vincent
-Última vez que pregunto ¿Tuviste algo que ver? -me preguntó la abogada a una semana del juicio -. No cambiaría nada solo evitaría una sorpresa en el juzgado.
-No -dije desesperado-. Nunca más vi a ese hombre después de despedirlo.
Y era la verdad yo no tuve nada que ver con el asesinato. Las circunstancias me tenían desesperado.
Evidentemente fue una trampa que me pusieron y claro que fue la maldita hija de puta de Levia. Nunca fue a hablar con Bianca, todo fue parte de un plan.
Me quedaba muy poca cordura mi sensatez patinaba.
-Vale. Seguimos el plan. Desacreditar a los testigos. Dar un nuevo sospechoso y contrarrestar evidencias -dijo con una sonrisa maquiavélica. Me dio a entender por qué era mi abogada.
Estos seis meses habían sido una mierda. Extrañaba a mi familia aunque no quería que Binaca me viera así. Ese era el motivo de que yo rechazaba sus visitas y llamadas.
Se que la está pasando difícil y le dolía, pero más me dolía a mí estar en esta situación como para que ella tenga que llevar la carga de mis decisiones.
En mi pecho ya no había nada. Después del tercer mes lejos de ellos, mi corazón empacó y me dejó irremediablememte, solamente con un dolor que no se va ni se mueve con nada, como chicle en cabello.
Me queda tener fé en que después del juicio me reuniré con ellos.
Cierro los ojos tratando de controlar los sentimientos en mi interior. Valga aclarar, que ahora mismo son todos negativos, desoladores, desgarradores y obstruían mis vías respiratorias.
-¡Ey! Mírame. Has pasado mucho aquí, no es momento para rendirse -me dijo con voz dura Ana.
-Solo sácame de aquí para ver a mi familia -dije con añoranza y nostalgia. Mi voz entrecortada porque tenía dificultades para respirar.
-Una semana. Haré mi mejor esfuerzo pero no puedo prometerte algo cien por ciento seguro más allá de sacar mis mejores armas.
Si no estuviera tan podrido por dentro le hubiera sonreído o mínimo darle algunas palabras a mi abogada.
Me quedé en silencio. Ella se despidió y se fue con la promesa de vernos en una semana en el tribunal.
Luego de irse Ana, me quedé en la zona de visitas viendo a tres hombres reunirse con con algunos allegados.
Allí estuve revolcándome en mi miseria hasta que el guardia me llevó a mi celda.
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