Capítulo 34
Noviembre Cumpleaños de Vincent.
Narra Bianca.
Me preparé para la sorpresa de cumpleaños de mi esposo. No me sentía muy bien pero eso no podía detenerme, así que comencé a hacer un Burn Cake.
Saqué la masa de tarta de la nevera. La preparé con anterioridad porque tenía que reposar.
Llevaba harina, la sal, el azúcar y la mantequilla, mezclé con las manos. Hice un hueco en el centro e incorporé la yema del huevo y el agua. Seguimos mezclando con las manos hasta que se forme una masa. Y así logré tener esta preciosidad.
Luego de espolvorear harina sobre mi tabla de trabajo, amasé con un rodillo hasta que obtener una fina masa. Estiré y coloqué en un molde, haciendo presión en la base para que se acople bien. Quité la masa sobrante y puse a hornear a 180° unos treinta minutos.
Eran las siete aún tenía una hora para que Vincent se despertara y no arruinar la sorpresa.
Preparé la masa elástica que iba a necesitar y las dos impresiones en papel de arroz. Una con el mensaje a revelar. Otra estaría arriba decorada para que se quemara y mostrar su regalo escrito escondido en la tarta.
Tenía que tener cuidado para que en el proceso no se arruinara el pastel o su sabor.
El cronómetro avisó que la tarta estaba lista. La saqué del horno, veinte minutos después comencé a decorarla en negro liso y corazones en tonos grises.
Posteriormente aplico lentamente una masa elástica. Encima, la primera impresión en papel de arroz. La masa elástica evita que entre en contacto con el cake.
Decoro el borde la impresión. Mide menos de 1cm de espesor. Me acerco para leer una vez más el mensaje y los nervios son lava ardiendo en mi vientre. Se que hablamos de esto pero solo son 8 meses de matrimonio, no sé si es la fase correcta y eso me pone peor. A la expectativa de la rección de mi pelinegro gruñón.
Si era negativa, sería un desastre inmenso. Estaba hormonal y lágrimas amenazaron con salir de ansiedad.
El aroma de la crema de pastel me provoca unas pequeñas náuseas. Hago una pausa y me refresco la cara con agua.
Lista, colocó la segunda impresión en papel de arroz que acababa de decorar. Está última lleva FELIZ CUMPLEAÑOS bordado con crema en blanco. Finalmente decoro la ultima capa.
Faltan cinco minutos para las 8 y como quiero sorprenderlo en cama, me apresuro. Traspaso el cake que no tiene ni diez minutos de estar listo a un bandeja. Junto a él, un pequeño muffin con una vela y cubiertos. Una cajita pequeña negra de un lazo rojo.
Me descorché el delantal que me regaló mi esposo para caminar.
Se que no me falta nada pero mis pies se quedan estáticos. Respiro de manera honda, una, dos, tres y hasta veces. Con poco valor reunido subo las escaleras con más cuidado que nunca por el peso extra.
Mujer precavida vale por dos. Empujé levemente la puerta que ya había dejado abierta de nuestra habitación.
Veo a mí amargado favorito dormido tan plácidamente que me causa ternura si posición relajada y expresión facial tranquila.
Beso su mejilla y sin mucho esfuerzo lo despierto.
Le doy los buenos días con la sonrisa más grande que puedo.
—¡ Felices 30! Que tengas un feliz cumpleaños y feliz vida, amor de la mía. — lo beso nuevamente con un poco de dificultad por la bandeja.
—No tengo palabras amor. Es el mejor cumpleaños de mi vida —inmediatamente me quita la bandeja—. ¡Bésame! —me exige y yo acató su demanda.
—Gracias, eres lo mejor que tengo —me habla tan bonito que suspiro.
— Primero veamos que tal te parece tu regalo de tu bandeja de cumpleaños.
— Ojalá siempre despertar así —exclama dramáticamente—. ¿Por donde empiezo?
— Por el pastel, te explico. Es un Burn Cake, dos capas. Voy a encender la vela con la fofera que traje. Después de pedir un deseo y apagarla, te paso la fosforera y con cuidado quemas el centro del pastel revelando la capa inferior, y ya veremos —termino.
— A sus órdenes —enviendo la velita en el muffin. Cierra los ojos unos segundos y después apaga.
Llegó la hora de la verdad. Con manos temblorosas le paso la fosforera.
No me pierdo ni un solo segundo. Me da una sonrisa y guiña un ojo. Vuelve su atención al pastel. Acerca su mano lentamente al postre de cumpleaños. Su mano en el centro y provoca fuego con la fosforera.
El pastel se vuelve una tarta flamente, la mezcla del anaranjado, rojo y amarillo sobre el negro.La primera lámina de arroz se consume dejando a la vista la segunda.
Y lee poco a poco.
—Feliz ... Feliz cumple Papá —me mira y parece que se ha quedado sin palabras.
Me da miedo que no respire.
—¿ Papá? ¿ Vamos a ser padres? — pregunta en susurro.
Asiento frenéticamente sin confiarme de mi voz. Incluso comencé a moquear.
— Se que solo llevamos casados 8 meses y esto era un plan a futuro — comencé a divagar cuando recuperé la voz. Sin ser consciente de lo rápido que hablo por los nervios.
Vincent deja la bandeja a un lado de él en la cama y me atrae a el en un abrazo aplastante. Tan fuerte que casi no respiro pero irónicamente me devuelve el oxígeno.
— No sabes cuánto te amo y contigo lo quiero todo. Esto solo multiplica mi felicidad. Obvio tengo miedo, muchísimo, pero se queda pequeñito al lado de la felicidad que siento.
Estoy entre la risa y el llanto ¡Malditas hormonas!. Abrazo al padre de mi hijo en un fuerte consuelo de felicidad.
—¿Cuando te enteraste?¿Fuiste al médico?¿Es seguro?
Me colapsa a preguntas soltándome de a poco para ver mi cara.
— Si. No estaba muy bien, luego un retraso. Me hice un test y luego fui con mi ginecóloga. — contesté dándole la caja negra de lazo rojo que subí también.
Mi pelinegro me secó las lágrimas tiernamente con un pulgar y la abrió. Contenía el test positivo y una fotocopia de la ecografía.
—¡Joder, Rubia! Te amo.
Nos calmamos un poco y el festejado comió pastel.
—¿Te gustó tu regalo amor?
— Nadie le va a superar.
El alivio fue palable en todo mi sistema. Siempre quise ser madre pero dándole a mí niño o niña una familia como la que yo tuve. De amor, apoyo y armonía. Ser tan siquiera la mitad de buena madre que mis padres.
Vincent me dio a probar de la trata, al tragar el sabor dulce me empalagó y se volvió totalmente asqueroso. La bilis se sintió en mi boca ardiendo ferozmente.
Salí corriendo al baño.
Arrodillándome en el batter expulse todo. Un fuerte dolor se instaló en la boca de mi estómago y abdominales por el esfuerzo. Me dejó débil. Me senté y recosté de la pared.
Un brazo comenzó a acariciarme y me atrajo a su fuerte pecho. No necesitaba abrir los ojos para ser consciente de la presencia de Vincent.
— Preguntar cómo te sientes es algo estúpido. No te ves bien¿Te traigo algo? ¿Pedo hacer algo para que te sientas mejor?
—No. Es algo normal las náuseas matutinas según entiendo.
Acaricié mi panza, no era plana pero tampoco era por el embarazo el feto apenas era un guisante. Aún así sentir esa vida dentro de mí me calentó el alma en amor. Vincent puso su mano sobre la mía, luego la apartó suavemente para llevar su boca a mi vientre.
—Papá se muere por conocerte. Estás dándole trabajo a mami desde pequeño, ¿eh?
— Apenas inicia — solté con una risa de ternura . ¿Listo para lo que se viene esposo?
— Si es a tu lado, siempre esposa.
Nota de autora
Es que ay 😢😍. Muero de ternura.
Esta parte como escritora me daba un poquito de miedo por un embarazo algo rápido en la trama aunque tengan 8 meses de casados. Pero prometo que el baby D'Angelo Fiore dará lindos momentos.
Hasta aquí que les parece. Quiero leerlos.
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