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Capitulo 22

Vincent

— Señor, ya está aquí la señorita Ackers de Relaciones públicas — informó mi secretaria.

— Hazla pasar.

Entró por a mi oficina, una chica alta de piel canela y cabello castaño.

— Un gusto Señor D' Angelo.

— Gracias. Siéntese.

La reunión duró un ahora donde la señorita Ackers demostró muchísimas capacidades en su trabajo. Le expliqué la situación que provocó la loca de Levia.Se puso a trabajar enseguida en una estrategia para contrarrestar el discurso. Desde mi despacho denunció Levia por difamación. Logró que las redes sociales eliminaran los post  subidos por la Loca, se comunicó con nustros clientes, por último programó unas palabras a nuestro favor para que se publicaran automáticamente a las 3 de las tardes, pues a esa hora tendría mas alcance entre el público y los usuarios.

— Seguiré trabajando desde la empresa donde trabajo. En cuanto tenga el siguiente paso de la estrategia lista, se lo hago llegar para que lo apruebe.

— Ha hecho un buen trabajo. Gracias — me despedí.

Saliendo la señorita Ackers por la puerta, entró  otro mensaje anónimo.

"Tardaré pero te haré pagar. Será 2D Despacio y Doloroso"

De no habérselo dejado a la policía ya hubiera parado todo.

La interrupción de mi secretaria me obligó a dejar de lado mi celular— El oficial Sandro Martinelli quiere verlo.

El que me faltaba. — Que pase.

— Usted dirá — comenté estando sentado ambos en mi oficina.

— Dimos con la dirección IP de quien enviaba las amenazas.

— Recuerdo que secuestraron mi celular tres horas para copiar los datos. Han paso días. Ya era hora.

— Hacemos bien nuestro trabajo— respondió con autosuficiencia.

— Yuver Isaac — sacó una foto colocándola en la mesa. Trabajó para usted. Cumplió 15 años de condena.

— Era jefe de obra y me robó materiales. Denuncié como es debido — me encogí de hombros.

— Su esposa se divorció de él y perdió su embarazo. Es un buen móvil para la venganza. Ya dimos su orden de captura para procesarlo y realizar un juicio.

— Va a parra el acoso, es una buena noticia. — expresé aunque muy en mi interior sabía que algo no cuadraba. Sigo pensando que la mente detrás de esto es otra persona.

— Si. Al parecer Levia Oslo no tuvo nada que ver. Ya veremos qué pasa en el juicio. Casi lo olvidaba, la denuncia de Binaca procedió pero el juicio está previsto para dentro de dos años.

— ¿ Es una broma?

— No hay pruebas contundentes. Solo dos testigos. Utilicen este tiempo para encontrala.A lo mejor pueden sugerir una nueva fecha.

— Está bien. Supongo

— Siendo el caso me marcho.

A la hora de almuerzo entró mi novia por la puerta. Que bien se sentía llamarla así.En cuanto la vi mi cara se iluminó

— Pero mira a quién tenemos aquí ¿ Me extrañabas?

— Puede que sí. Puede que solo no quería que murieras de hambre. Hice lasaña — Dejó dos recipientes negros rectangulares tapados con papel aluminio.

Solo me reí acercándome a ella para abrazarla por la espalda. Le besé el omóplato.

— A comer la lasaña. Lasaña.

— ¿ Tienes mucho trabajo ?— preguntó Bianca cuando acabamos de comer y recogimos mi escritorio.

— Un poco. Pero aún no regreses a casa — le pedí sentándome en mi silla.
Mi chica caminó hacia mí. Tiré un poco de ella, entendió mi referencia y sentó en mis piernas.

— Aún no me iba — rodeó mi cuello con sus brazos y me besó la frente.
Lleve mis manos a su cintura, aspiré su aroma floral con un toque cítrico.

— Me encanta tenerte aquí rubia — le di un pequeño beso para mirala directo a ese mar que lleva en sus pupilas.

— Señor le traigo ... — una chica de recursos humanos cuyo nombre no sé apareció en mi despacho y al vernos juntos se quedó a medias.— Lo siento, vi que su invitado salió y supuse que estaba solo.

Bianca iba a parase y la detuve. Barrí con la mirada a la insolente¿ Dónde carajo está Ursu?

— Le dije que no podía pasar — gritó mi secretaria tomando a la chica del brazo. Ahora sal y espera afuera a que la novia del señor salga.

— ¿Noo..novia? ¿ Tiene novia?

— Saliendo — Ursu la tomo bruscamente y la sacó casi a patadas.
Estando solos Bianca se paró y sentó en el escritorio de cara a mí.

— Ella quiere algo contigo, es eviedente — cruzó sus brazos e hizo un puchero de enfado, solo que para mí, todo lo que ella haga se observa adorable.

— A mí no me importa. Ni siquiera se su nombre. Ella no me interesa en lo más mínimo. — le apreté los cachetes.

Me apartó la mano con el objetivo de que no la tocara. Así que le hice cosquillas.

— Ya basta — comenzó a reír

— ¿ Y esto? — preguntó por la foto que dejó Sandro.

— El oficial la trajo. Al parecer es el responsable de los atentados. Pero tranquila.

— Yo lo conozco. Lo vi el día del incidente con Levia. El me abrió la puerta.

Las cosas se complican. Tenía razón, Levia algo tiene que ver. Ojalá y lo cuente cuando lo atraen

— Vincent ? Pasa algo ?

— Nada rubia. Nos vemos en casa a la 5.

— Si. Hoy si hacemos ejercicios¿ Verdad ?

— Claro — le pellizqué el labio inferior.

⌛⌛⌛

El día siguió con juntas.Los de Dubai aprobaron la siguiente fase. Fue una buena noticia Llamé a José, así supe los avances que tuvo la construcción de el restaurante, la pastelería y la fabrica de Bianca.

A las 5 en casa saludé a mis mascotas, comían como si no existiera el mañana. Tiré mi saco al sofá y busqué a Bianca por todo el lugar, dando con mi novia limpiando junto a Rota y Graciela.

— Buenas — saludé.

— Buenas señor — respondieron en conjunto Rita y Graciela.

— Hola — se giró Bianca hacia mí con una sonrisa amplia.

— Ya son las 5  ¿Te apetece lo de los ejercicios?

— Emm — miró a las chicas algo confusa.

— Nosotras podemos tranquila. — le animó Rita.

— Gracias.

— Qué dices boba. Anda ve.

Llegó a mi lado y le tomé la mano arrastrándola a las escaleras.

— Estás loco. Van a saber lo nuestro.

— Susurró con pena.

— ¿ Y? En algún momento se tendrán que enterar.

— Ya pero no a dos días. Ejercicios ¿No?

— Si tú quieres. Igual hay otras cosas por hacer.

Me tomó de la nuca y me atrajo para un beso. Un beso con sabor a menta. Una fuerte y demoledora danza de nuestros labios entre sí. Con cada choque transmitía una descarga  eléctrica de buenas sensaciones.

— Vamos a cambiarnos para hacer deporte — me soltó y corrió escaleras arriba, dejándome atónito.

Más que cámbiame tomaré una ducha.

Ya vistiendo ambos ropa deportiva nos encaminé al tercer piso de la mansión.

— WoW. Nunca estuve aquí, no sabía que tenías gimnasio.

— La prime puerta a la derecha es un sauna, la segunda está vacía. A tú izquierda está un despacho y aquí el gimnasio.

Estando dentro, Binaca miraba los equipos y el amplio espacio — Y bien¿ Por donde iniciamos?

— Calentar primero. Ponte frente a mí. Piernas abiertas a la.altura de los hombros, manos en la cintura.

Siguió mis instrucciones.

Comenzamos rotando el cuello de un lado a otro con una pequeña parada en el centro. Círculos con los brazos. Movimiento de tórax de derecha a Izquierda
.
El turno de las flexiones. Todo bien hasta llegar al momento de elevar las pulsaciones.

— Cinco vueltas al gimnasio. Toca la pared y regresa.

— No ¿ Por qué? — cuestión con error.

— No discutas con el coach. Todo es por salud. Que sepas que son 15 vueltas y solo te dije 5.

— Ya ya — salió corriendo.

— Te doy un minuto y comenzamos con los abdominales.

Me fulminó con la mirada. Si un cliché pero si expresión no podría ser descrita de otra forma.

— Ac..  — le flaba el aire —. Acabo de correr, tú lo que quieres es matarme.
Se acostó en el piso, con las piernas recogidas. Me senté cerca de sus pies y los sujeté suavemente.

— Vamos ¡ Uno! Dos........ Siete. ¡ No pares Bianca ! Lleguemos a Diez rubia.

— No puedo — casi llora.

— Si llegas a diez te ganas diez besos míos. Y mira que no le doy besos a nadie.

— Más te vale — me dio la expresión más sería que le he visto.

— ¡ Diez! Lo lograste. — la animé con una sonrisa.

— Eso .. Eso parece — se llevó una mano al pecho. — ¿ Me recuerdas que significa eso?

— Pues uno — hablé dándole un beso corto pero feliz en la boca — dos otro besito agarrándole su carita — tres —beso— 4 — le quité el cabello rubio que tenía pegado en su frente por el sudor  y beso — 5— beso.

El sexto beso se lo di en la mejilla derecha — 7 — beso en la mejilla izquierda — 8 — ese fue en el cuello.

— En el cuello no que
estoy sudada.

— Me encantas así, sudadita y agitada.Nueve — otro en el cuello — diez.

— Así si.

— Ahora 15 cuclillas para que no andes de golosa.

Una hora de ejercicios después, yo apenas había sudado y Bianca estaba desparramada en el suelo.

— Me duelen hasta las uñas.

— Solo es primer día, es normal. Pero no seas quejica.— la ayudé a pararse.

— Y ahora como termino la comida —se quejó ya parada recta.

— No lo hagas. Salimos a cenar y ya está.

— Yo que iba a hacer tu favorita — se lamentó

—¿ Carpaccio? — le entrecerré los ojos.

Me gané un asentimiento de su parte.

— De pescado.

— Noo. Hazla por favor si.

— Uyy que veo don sin modales pidiendo por favor .

— Ja. Ja . Ja — le di una palmada en su bonito trasero —  Solo hay una cosa en el mundo que me gustan más que tus platillos.

— ¿ Qué sería? Don pervertido — me regañó por la nalgada.

— Tus besos — le dé la vuelta por su cintura para reclamar su boca ferozmente.

Exactamente sus besos me sabían a gloria. No existía nada mejor.

⌛⌛⌛

Estaba en la mesa esperando a mi novia. En eso respondía un correo del trabajo y revisaba un plano.

— Nada de celulares mientras comemos — recriminó Bianca llegando con una jarra de jugo.

— Es del exterior por la diferencia horita. ¿ Le digo mi novia no me permite responderle señor empresario? Me quitan el contrato.

— Le dices que no respondiste porque estabas comiendo. La hora de comida es sagrada, es el combustible del cuerpo. Si no comes te enfermas, si te enfermas, adiós contrato.

— Ya entendí tu punto — apagué el móvil.

— Así me gusta — besó mi mejilla.

— Bianca nos vamos — eran Graciela y Rita.

— Quédense a comer con nosotros. Hice arroz,  Carpaccio, ensalada caprese de tomate, mozzarella fresca, unas hojas de albahaca, aceite de oliva y de postre Bonèt.

— ¿ Están lista para llevarlas ? — indagó Óscar entrando al comedor.

— Es que se ve tan delicioso todo. Binaca noa invitó a quedarnos a comer.

— Está bien, paso luego.

— Que va. Hay demasiada comida para nosotros solos. Siéntense los tres anda.

Ellos me miraron sin saber que hacer. Yo solo pensaba en que mi cocina se está convirtiendo en un albergue.

— ¿ Alguien dijo comida? — Gonzalo tan oportuno.

Gonzalo saludó a Binaca cariñosamente y se sentó a la mesa sin más.

—  Ya qué — me rendí. Tomen asiento.

— ¡ Óscar ! — llamo Andy. Al verme se quedó de piedra.

— Lo siento Señor. Buscaba a Óscar, pero lo veo más tarde. — se arrancó la nuca nervioso.

— ¿Ellos son de mi seguridad ? — le cuestioné a Gonzalo. El mismo que me ignoró para tratar de meter la mano en la ensalada.

Binaca le dio un golpe en la mano — Saca, se empieza a comer cuando estemos todos juntos — refutó la rubia.

— Siéntense todos. Tú también Andy. Ahora sí, podemos empezar todos — terminó mi novia.

La cena fue más ligera y divertida de lo que imaginé entre los cuentos de Rita, los chistes de Gonzalo. Demás está decir que Graciela y Óscar coquetearon toda la noche.

— Estuvo delicioso, gracias — le hable a Binaca, puse mi mano en su muslo.
Se puso más roja que el tomate de la ensalada.

— Eso, sigan comiendo pan delante de los pobres — bufó Gonzalo a lo que todos soltamos una carcajada limpia.

Nota de autora.

Liris Ackers es de mi otra novela Retorno.

Bonèt : El bonèt es otro postre típico italiano que se asemeja a un pudin o un flan. Curiosamente, se elabora con las ya mencionadas galletas amaretti molidas, junto a leche fresca, cacao en polvo, licor Amaretto, azúcar y huevos. Sin duda, un postre con el que triunfar y, ¡muy fácil de hacer!

Carpaccio: Forma parte de la comida tradicional del norte de Italia. Un plato muy sabroso, hecho con unas finas láminas de carne o pescado  (por ejemplo, ternera, salmón o bacalao), maceradas con zumo de limón y aceite de oliva. Puede aderezarse también con queso parmesano, alcaparras y mostaza en grano

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