Capítulo 13
<< Antes de seguir con la historia, les explicaré porqué Samanta en ciertas ocasiones me llama "Gleifer Yeray", pues es porque ese es mi nombre, solo que no me gusta que me digan "Gleifer", sino que usen mi segundo nombre, o sea "Yeray">>
Sigue narrando Yeray: comencé con el plan llamado: "Hacer que David se quede en Carúpano", la verdad, ¡NO SE ME OCURRÍA NADA!, así que reuní a los muchachos para ver que me sugerían, pero ellos estaban peor que yo:
No sé Yeray – Dijo Fiorella – Pienso que es mejor que dejes las cosas como están.
¡NO ME AYUDAS FIORELLA! – Dije.
Samanta debe dejar de ser infantil – Intervino Alejandro – Esto no es un mal de morirse.
¡ALEJANDRO! – Gritamos todos.
La verdad no sé porque te dije que vinieras – Dije.
Yo opino lo mismo que tu Fiorella – Dijo Xavier.
Tú también Escorcio – Dije.
Si esto no sale bien, Samanta sufrirá más – Dijo Xavier – Porque le darás una falsa esperanza, bueno, a los dos.
Es que supongo que Samanta no sabe nada – Dijo Alejandro – ¿O sí?
¡No!, ¡Para nada! – Dije – Eso era una sorpresa.
Ya ríndete Yeray, es mejor que dejes que Cherufa se vaya – Dijo Alejandro.
Lo pensaré – Decía.
Narra Alejandro: Samanta es una ilusa, ¿Para qué llorar por David, si me tiene a mí?, después de ir a esa absurda reunión, eran las 7:30pm, y estaba en mi cuarto pensando en una idea para hacer que Samanta caiga rendida a mis pies. Por lo visto, me he ido ganando su confianza (O al menos eso creo), no sé hasta cuando voy a fingir que estoy bien con el IDIOTA de mi primo, si lo que quiero es darle unos buenos golpes.
Al día siguiente, ya en el liceo, me acerque a Samanta; aunque ella me haya perdonado, todavía ella me tiene un poco de repudio por lo sucedido anteriormente, yo sinceramente, cada vez que la veo me dan ganas es de HACERLE DE TODO, pero... Con Yeray siempre detrás de ella, ¡ES IMPOSIBLE!
Samanta me vio con algo de indiferencia y me saludó, yo le devolví el saludo y le pregunté:
¿Por qué esa cara Samanta?
Pues, porque David se irá del país mañana – Contestó.
Sí, Yeray nos contó – Dije – Bueno, no hay nada que se pueda hacer, más que dejar que se vaya.
La vida me odia Alejandro – Dijo Samanta.
Oye... ¿No quieres ir a mi casa más tarde? – Pregunté.
Bueno, será – Contestó – ¿Quién más irá?
Pues, le voy a decir a los muchachos a ver si quieren ir – Dije.
¡Perfecto! – Dijo – Entonces si iré.
<<Qué ingenua eres Samanta>> Pensé.
En realidad no le diré a nadie, tengo casa sola, además que le traigo unas ganas locas a Samanta, pero como debo de actuar tipo "Niño bueno" entonces, tuve que aguantarme, no sé cómo le haré para que ella se me ponga en bandeja de plata, si no logro que pase, tendré que hacer lo de la otra vez... Espero que no tenga necesidad de "Violarla", porque las consecuencias van a ser graves para mí.
Quedamos en que iría a las 3:00pm, yo les dije a los muchachos que fueran como a las 6, (Les dije por si Samanta les pregunta a alguno, no sospeche pues), hasta a Yeray le dije.
Mis padres se fueron como a eso de las 2:00pm, así que arreglé todo, mientras esperaba a Samanta, cuando termine de organizar, me senté en el sofá y escucho que llaman a la puerta: ¡ALEJANDROOOO!, yo conocía esa dulce voz, era ¡MI HERMOSA SAMANTA!, hecho el loco fui a recibirla, cuando ella estaba adentro, luego de un rato me preguntó porque los muchachos no habían llegado:
No lo sé – Contesté – Quizás están desocupándose para venir para acá, yo fui muy claro, dije a las 3.
Bueno – Dijo ella – ¿Y tus padres?
Salieron con mis hermanos – Respondí – No deben de tardar – Me acerqué un poco a ella disimuladamente.
Ella, hizo un gesto de inseguridad con el rostro, yo para disimular le pregunté que qué ocurría, ella contestó:
No – Dijo – Nada, solo que aún me incomoda tenerte cerca.
¿Por qué? – Dije – Por lo que pasó, ¿Cierto?
S-Sí – Contestó – Aún no lo supero del todo...
Le toco el cabello – Ya olvídate de eso Sam – Decía – Yo no haría nada que tú no quisieras.
No me toques Alejandro – Me advirtió.
Me gusta tu cabello largo y laceo – Me acerco aún más a ella.
A-Alejandro – Dijo ella y la besé.
Por unos momentos pensé que iba a funcionar, pero, ¡NO FUE ASÍ!, la lucia esa, ¡ME ABOFETEÓ!, y de una forma tosca me gritó:
¡DESGRACIADO! – Gritó - ¡CÓMO TE ATREVES A BESARME!, sabiendo que soy novia de Yeray.
La tumbé en el mueble y le contesté:
Sabes que no solo soy capaz de robarte un beso Samanta – Dije de forma sádica – Si por mí fuera te hubiera violado desde hace rato.
Desgraciado – Dijo ella – Para esto fue que me citaste, ¿No?
No te iba a violar en si – Contesté – Esperaba que me colaboraras, así no tendría que usar la fuerza contigo.
Suéltame Alejandro – Dijo.
No lo haré – Dije – No me importan las consecuencias, pero, de que te vuelvo a hacer mía, ¡Lo haré!
Pues qué les puedo decir, estuve a punto de violarla de nuevo, solo que esta vez ella no se estaba resistiendo como la última vez (Que es algo que no entiendo), no la violé porque hubo un inconveniente que no dejó que llevara a cabo por completo mi cometido:
¡Alejandro!, ¿Estás allí? – Gritaron.
Le tapé la boca a Samanta y la amenacé:
Escúchame bien Samanta, ESCÚCHAME BIEN – Decía – Esta vez no seré flexible contigo... Si dices una sola palabra de esto, a QUIÉN QUIERA QUE SEA, te mato, ¿Entendiste?
Ella asintió y salí a ver quién estaba en la puerta. Y cuando llegué a la puerta: << ¡DEMONIOS!, ¡YERAY! >>
¡Qué pasó Yeray!, ¿Qué haces por aquí?, te esperaba como a eso de las 6:00pm
Pues vine a preguntarte algo – Contestó.
¿Ah sí? – Dije – ¿Cómo cuál?
¿No has visto a Samanta? – Dijo – Me dijeron que la vieron por estos lados.
Ehh no – Mentía – Ella no ha llegado por aquí, pero si la llego a ver, te aviso.
Vale – Dijo Yeray y se marchó.
Fui a donde estaba Samanta, ella estaba en un rincón, la jalé por el brazo hasta mi cuarto y continué con mi cometido:
Alejandro, ¡ERES UN DESGRACIADO! – Gritó – Pensé que habías cambiado.
Pues ¡ERES UNA INGENUA! – Le grité – ¿Crees que me iba a aguantar toda una vida las ganas de hacerte mía de nuevo?
¡Alejandro por favor!, ¡NO LO HAGAS! – Dijo.
¡Cállate! – Dije.
Luego de haberla violado, me senté en la puerta, para hacer de cuenta que no ha pasado nada, ella quedó adentro llorando... Yo solo esperaba que se tranquilizara antes de que llegaran los demás porque me iban a cachar si ella no paraba de llorar.
Al rato llegaron los muchachos, Samanta estaba en la sala, mientras nosotros estábamos en el porche, Yeray como era de suponerse se preocupó por ella y le empezó a hacer preguntas. A las que ella solo respondió: "Estoy mal por lo de David", Yeray se quedó con ella y aja.
Alejandro – Decía Fiorella – ¿Samanta llegó así?
Sí – Contesté – No quiso decirme qué le pasaba así que me senté en la puerta para darle espacio.
Ay si – Intervino Xavier – ¿Desde cuándo tú tan comprensivo?
Cállate Escorcio – Le dije.
Bueno chicos – Dijo Yeray – Llevaré a Samanta a su casa.
Nos despedimos de ellos y se marcharon. Estúpido Yeray, si desde un principio no te hubieras entrometido en mis planes SAMANTA SERÍA MÍA y no tuya.
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