Estaba tan ensimismado en mis pensamientos y viendo hacia el horizonte, que no sentí unos pequeños brazos rodeandome desde la espalda, en cuanto me di cuenta, cambie de semblante y trate de volver a la realidad, no podía mostrarle a ella que estaba en peligro lo que teníamos por el cambio de mi superior.

-¡Mi vida! Buenos días, ¿Por qué no dormiste a mi lado? -dijo ella dándome besos en la espalda.

-Hola, pequeña, no dormí porque tenía cosas en que pensar, pero olvidemos eso sí.

Me gire y la vi solo con sus bragas y el sostén puesto, baje a su altura y la empecé a besar, si esto era lo último que iba a vivir con ella, lo iba a disfrutar al máximo, y la verdad aunque sonara egoísta no iba a permitir dejar perder el poco tiempo que tenía.

El beso se volvía más exigente con el tiempo, le pedí permiso para que mi lengua entrará, quería saborear cada centímetro de su ser, la cogí de la cadera y la cargue, ella se aferró a mi cadera con las piernas, puse una de mis manos en sus muslos y la otra en la espalda, fui entrando y el beso iba cogiendo más ritmo, no iba a desaprovechar un segundo con ella, la acosté con cuidado en la cama, la ropa ya empezaba a estorbar, me aleje de ella y la vi sonrojada, ya me empezaba a doler la erección en los pantalones, me quiete la camisa, los zapatos y ella con manos temblorosas me quito el cinturón, me acosté sobre ella y con una de mis rodillas, le separe las piernas a ella, me acomode y empecé a moverme para que mi miembro rosara con su intimidad, ya se podía notar la humedad y el calor que emanaba de ese lugar, me concentre en besarle en cuello, morder y lamer lo que más pudiera, saque sus senos por encima de las copas del sostén ya que no tenía, ni tiempo ni paciencia para quitárselo, empecé a morder y lamer sus pezones que se pusieron al instante duros, las pupilas las tenía dilatadas, y los gemidos se hacían más constantes, metí una de mis manos bajo sus bragas, y empecé a rozar de arriba a abajo, de pronto metí dos dedos y ella arqueo la espalda y con el pulgar empecé a acariciar ese botón que sabía la ponía a mil, eso la hizo gemir mucho más, y mí miembro ya estaba completamente duro y pidiendo estar dentro de ella.

Empecé a sentir los espasmos, signo de que estaba a punto de llegar a su orgasmo, seguí moviendo los dedos, ya que aún tenía sus sosten puesto, me concentre en besarle en cuello, morder y lamer, de un momento a otro sentí como mi mano se humedecía más, la vi, tenía los ojos cerrados y el labio inferior lo estaba mordiendo, era la imagen más erótica que podía tener en ese momento, saque mi mano de sus bragas y me levanté.

-Mi vida, q...que pa...sa -hablaba tratando de recuperar el aliento.

-Pequeña, espera por favor -le di un beso en la frente y me aleje.

-¿Por que?, ¿Que hice mal, Erick?

-Nada, pequeña solo que no tenemos protección y no quiero que salgas embarazada.

Ella no dijo nada más, y bajo la mirada, yo me puse el pantalón y la camisa, le di un beso en la frente y salí de allí, tenía que encontrar una farmacia o lo que fuera, no iba a aguantar, las otras veces siempre tenía preservativos, pero esta vez no sé cómo mierdas se me había olvidado, salí de la cabaña y empecé a conducir, a los 10 minutos encontré una tienda, entre y había gente, pero gracias a Dios nadie me conocía, el pantalón me apretaba y dolía la erección que tenía, busque lo que necesitaba, nada más, no tenía tiempo ni ganas de comparar algo inútil en ese momento, ya después tendría tiempo de venir con Alejandra a ver si quería algo, al llegar a la caja, pague varios paquetes, sabía yo que no iba a salir de la cabaña, era egoísta en ese momento, en cuanto me entrego la factura salí y trate de manejar lo más rápido que pude, tenía una linda mujer en la cama esperándome y yo como buen caballero no iba a dejarla sin atención.