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XLIII

Después de llegar a casa y explicarle a Alejandra todo lo que había pasado y lo que seguía a esto, ella misma se empezó a encargar de cosas necesarias como por ejemplo enseñarle a Mateo lo básico, vestirse solo, comer solo y cosas así, varios días después de volver del juzgado, lleve a Mateo al médico, Alejandra también fue ya que llevaba días sin sentirse bien.

No había transcurrido ni una hora, de exámenes cuando me informaron que tenía que llamar a mis suegros, Mateo se había quedado dormido y el pensar que Alejandra estaba enferma me tenía nervioso.

Salí a buscar un teléfono, hablé con doña Elizabeth y le dije lo que había pasado, ella me dijo que en cuanto llegará don Marcos con Nicolás del colegio venían a ver qué estaba pasando.

En ningún momento me dejaron pasar a la habitación donde estaba ella, solo estaba en la sala de espera frente a dicha habitación, con Mateo coloreando unos dibujos que había empacado Ale para el.

Después de un buen rato llegaron mis suegros sin Nicolás, me saludaron y salió el médico a hablar con ellos, se los llevó a otro lugar, para que solo ellos supieran lo que estaba pasando.

En cuanto el se fue una enfermera llegó con dos oficiales de policía, estos se quedaron a una distancia prudente, don Marcos me veía sobre el hombro del médico con cara de preocupación, no entendía nada o no lo quería entender.

Doña Elizabeth se acercó y me dijo que ella se quedaba con Mateo y que yo tenía que ir con don Marcos y el médico a otro lugar, que a ninguno de ellos les iba a pasar nada, pero que tenía que ir con ellos.

Hice caso, le entregué una maleta pequeña donde estaba las cosas de Mateo y otras de Alejandra, empecé a caminar hacia donde estaba el médico y don Marcos, gire para ver a Mateo y vi que detrás de nosotros venían los oficiales.

Una alarma en mi mente me dijo que nada bueno estaba por pasar, no me estaba gustando esto, tenía miedo de que mi sueño y mundo se fueran al infierno, la vida no es gusta, y no tiene finales felices como los cuentos, esas palabras no las repetían en el seminario cada vez que nos castigaban.

Bajamos unos pisos y llegamos a un consultorio, el médico, don Marcos, los oficiales y yo entramos, en todo momento estuve calmado, no tenía nada que temer y si algo malo había pasado en mi mundo o bueno en mi sueño de mundo iba a tener que afrontar las situaciones.

Don Marcos me sacó de mis pensamientos, no sabía de qué estaban hablando hasta que el me puso la mano en el hombro.

—Erick, estas bien?.

Solo asentí y el médico tomó aire y volvió a hablar.

—Bien, señor Di Angelo, como iba diciendo la señorita Alejandra tiene dos meses de gestación... —el médico seguí hablando pero ya había perdido el hilo de la conversación, no sabía que sentir, mi hijo, un hijo de mi sangre, lo que cualquiera sobre la tierra quería tener o sentir, algo tan pequeño y a la vez tan grande, el mejor regalo de Dios al mundo.

Me levanté con el ánimo de ir donde estaba mi familia pero una mano en el pecho me interrumpió al llegar a la puerta.

—Caballero, le voy a pedir que se siente, las cosas no han terminado.

El oficial me regreso a mi silla, me hizo sentar y se quedó a mi lado, mientras el otro salía con unos documentos.

—Muchacho, aunque nosotros veamos a bien que tengas una relación con mi hija, es un delito, y ustedes dos lo sabían, Elizabeth y yo nos aremos cargo de Mateo y Alejandra, mientras tú vas con el oficial.

Mi mirada se nublo, por fin había llegado ese día, ya no tenía remedio, no iba a conocer a mi hijo, Mateo iba a volver a vivir con mi hermano y Alejandra se iba a ir de mi lado.

—Pu...puedo ir a ver a mi hijo y despedirme de ella? —mas que una pregunta era una súplica, sabía que de esta no iba a salir, no tan fácil.

El oficial se acercó al médico y le dijo algo al oído, don Marcos puso la mano en mi hombro y apretó levemente, el médico asiento, mientras la puerta se abría y el otro oficial ingresaba.

Me levanté y me dieron la vuelta, me pusieron esposas, salimos de allí y empezamos a subir, todo el mundo se quedaba viendo en cuanto pasábamos, solo quería despedirme de ellos, y pedirle a Mateo, a Alejandra y a mi hijo no nato perdón por no poder volver a estar con ellos.

Cuando entramos a la habitación, doña Elizabeth, tenía a Mateo sentado en el borde de la cama con Alejandra, en cuanto oyeron la puerta voltearon, don Marcos se acercó a Ale y le dio la mano, ella empezó a llorar y Mateo solo me veía sin entender nada de lo que pasaba.

Los oficiales salieron pero me dejaron esposado, el médico también nos dio privacidad, camine despacio y cuando llegue a la camilla empecé a llorar, al fin mi mundo se había tornado del color correcto, nunca iba a conocer la felicidad ni nada parecido a eso.

—Papá, diles que lo suelten que no hizo nada malo, por favor.

Don Marcos bajo la mirada y salió de allí, doña Elizabeth bajo a Mateo y se fue con el, solo quedábamos ella y yo, todo se había terminado, no había nada más que hacer.

»Dime que no es verdad, dime qué todo es una broma, dime qué no me vas a dejar ahora, por favor dímelo.

Ella se sentó en el borde, yo me acerque y puse mi barbilla en su cabeza, no podía hacer más, ella me rodeo en un abrazo que ninguno quería terminar.

—Cielo, eso eres para mí, no te puedo decir mentiras, tengo que responder por lo malo que hice, entiende que tú, Mateo y mi hijo son lo único que tengo, así que les pido perdón a los tres, pero no los puedo acompañar más, cuídate...

—No, no te estás despidiendo por favor, dime qué no es verdad...

—Shhh, vamos mi niña, ya, ya sabíamos que esto iba a pasar, no llores si, prométeme cuidarte y cuidar de él o ella, siempre van a estar en mi mente, los amo a los tres.

No había terminado de hablar y la puerta se abrió, le di un beso en la frente y los oficiales empezaron a sacarme de allí, pare delante de Mateo y le di un beso en la frente.

—Cuidate enano, siempre te voy a amar, cuida de ellos dos por mí si?.

El niño asiento y se fue donde estaba Alejandra llorando, don Marcos y doña Elizabeth me abrazaron y les pedí cuidar de ellos, salí de allí en medio de gritos departe de Alejandra, pidiendo que me dejaran libre.

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Bien resulta que está historia la escribí como una forma de medir que tan bien me iban con las letras.

Ahora escribí una nueva historia L'amour pour plus de commodité (ya disponible en mi perfil) espero le den su amor.

Sin más he tenido problemas para actualizar ya que la plataforma no me lo permitía, pero aquí hay otro capítulo y empezamos la recta final.

Sin nada más que decir, feliz día y si hay algún venezolano leyendome, suerte y fuerza desde Colombia.

😋😋😋😋

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