El día tan esperado había llegado, Alejandra y el niño se habían ido la noche anterior a la casa de mis suegros, don Marcos me había confirmado que pasaba ese día por mí a primera hora.

Mientras esperaba a mi suegro en el pórtico de la casa me puse a analizar mis opciones:

1) que podía perder?
La respuesta era sencilla, la nueva vida que tenía, mi familia y a Alejandra.

2) que podía pasar si decidían que Mateo estaba mejor con mi hermano?
Igualmente sencilla, iba a perder a mi sobrino, mi única razón de vivir hasta hace poco, claro está sin contar a Alejandra.

3) que podía pasar en cuanto mi hermano supiera que no soy clérigo ahora?
Eso no lo sabía pero lo podía suponer, iba a hacer hasta lo imposible por quitarme a mi familia y hacerme sentir solo y miserable.

Estaba tan concentrado en mis pensamientos que no me di cuenta en cuanto llegó don Marcos, hasta que esté me habló.

— Vamos, el camino es largo y los jueces son puntuales en la capital.

— Si señor.

Me subí al carro y don Marcos empezó a recorrer el camino, se supone que el me iba a servir de testigo y como defensa, llevaba los documentos de Mateo, de mis ingresos, de dónde vivía y de lo que había hecho hasta ahora por el niño.

Iba pendiente del camino, don Marcos iba hablando no sé de qué pero por seguridad solo asentía, no tenía cabeza para nada más, que pensar en que iba a pasar a partir del momento en que pisará el juzgado.

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Después de un largo rato, habíamos llegado a la cuidad, nos dirigimos al centro de la ciudad, como siempre el tráfico era pesado, eso no me importaba, necesitaba acabar con esto de una vez por todas.

Cuando llegamos al juzgado, nos bajamos y don Marcos vio la sala, caminos hasta allá, entramos nos acomodamos y vi llegar a mi hermano con un abogado.

El juez no demoro mucho en llegar, no peor del día había comenzado.

— Doy comienzo al juicio por la custodia del menor Mateo Márquez, quien estaba en este momento bajo el cuidado del señor Erick di Angelo, que según lo informado a este juzgado trabajo o sirvió a la iglesia católica hasta hace cinco meses, por favor señores empecemos.

El juez pidió los papeles del niño que los tenía hasta este momento, se acerque y se lo entregue, mi hermano o bueno su abogado hablo y expuso que como yo había renunciado a la iglesia no tenía con que mantener al niño, cosa que don Marcos, había expresado que era mentira, que en este momento vivía en una casa de su familia, trabajaba y Mateo vivía en buenas condiciones, el juez hablo sobre los requisitos para tener al niño, aparte de eso estableció un tiempo prudencial para poder demostrar quien podía tener la custodia y estableció de nuevo que una o dos veces por mes una trabajadora social iba a hacer la visita a donde el niño residía hasta el momento.

Con eso sería suficiente para poder dar un veredicto final en donde podía estar Mateo, el nuevo juicio lo establecieron, para dentro de cinco meses más con todo lo que se pudiera recaudar de evidencia y testimonios de vecinos y mis suegros fueron los primeros en estar encabezando la lista de testigos, gracias a Dios ellos eran de ayuda para Mateo y para mí.

Salimos de esa sala de audiencias y fuimos al auto, con rumbo a la casa en el pueblo donde vivían mis suegros para recoger al niño y a Alejandra para llevarnos a casa de nuevo.

Sabía que tenía una conversación pendiente con Alejandra y que tenía que contarle todo lo que había pasado y porque tanto misterio.