8. 1% de probabilidad, 99% de fe.
Cuando despierto en la mañana veo que no hay nadie y todo está muy ordenado, me desplazo por el pequeño apartamento, no hay rastro ni del demonio ni del ángel, sin embargo, veo que si falta mi tarro de galletas. Por supuesto, se las comió todas.
En mis planes no está llegar tarde de nuevo y mucho menos sabiendo que Ginebra debe estar de un genio insoportable. No tardo mucho en salir del apartamento, ni siquiera desayuno, espero poder comer algo en la oficina. Cuando voy llegando al parqueadero recuerdo que mi auto se quedo en el trabajo pero por extraño que parezca, hay un auto verde igual al mío esperandome y a qué no adivinan quién se encuentra en el asiento del conductor.
—¿Qué demonios hacen? Baja de ahí, ahora.
—Te ayudamos a traer tu auto y es así como nos pagas.
Maldición estos dos seres parecen niños, me acerco a la puerta del conductor y la abro, el ángel se queda en su asiento en silencio, creí que él era más serio en estas situaciones, no es posible. Empujo a Demian fuera del auto y lo mando a los asientos traseros, mantengo la mirada puesta en él gracias a los espejos, ninguno dice palabra alguna y por suerte esta vez no tengo prisa así que conduzco lento.
—Debemos empezar a ejecutar un plan para encontrarte pareja—indica Demian en cuánto estaciono.
—Ayer hablamos y quedamos de unirnos para cumplir tu deseo.
No los miro, sigo aún avergonzada. En realidad ya no se si deseo eso, las cosas han cambiado y quizá solo necesito una oportunidad para pensar mejor cómo me siento con las relaciones. Sin embargo, después de todo invoqué a un demonio por ese capricho, tendría que intentarlo al menos.
Suelto un suspiro: —Está bien, ¿cómo empezamos?
—Yo había pensado en citas en línea, he escuchado que son buenas, además no eres de conocer muchas personas.
Volteo a ver al ángel, está claro que él debe conocerme mejor que nadie puesto que es mi ángel guardián pero eso de verdad me ofendió, aunque tiene razón debo conocer gente o sino nunca tendré algo cercano a un romance.
—No sé si sea buena idea.
—Yo tampoco—concuerdo con el demonio.
—¿Entonces, qué proponen?
Después de un largo silencio en el que yo me dedico a morder mis uñas y el demonio a ver por la ventana, el ángel vuelve a tomar la palabra.
—Nadie dice nada así que haremos mi plan.
—Oye, yo soy el que se meterá en problemas si no cumplo esta misión.
Sus palabras me hacen reflexionar acerca de si habrá algún castigo para el demonio en caso de que falle, quizá sea desterrado del infierno, pero en ese caso a qué lugar iría, me quedo pensativa, es probable que haya visto demasiadas películas, esperen, ¿qué tal si es desterrado al mundo de los humanos? Eso si sería un castigo, vivir como humanos es horrible.
—¿Estás escuchando, Taylor?—Demian chasquea sus dedos frente a mi.
—Siempre hace eso, ¿en qué pensabas?
—Nada. —recojo mis cosas y abro la puerta—. Hagan lo que crean correcto, yo lo haré lo que digan.
Lo último que me preocupa en este momento es mi nula vida amorosa, prefiero centrarme en mi carrera y por supuesto en satisfacer las necesidades muy exigentes de mi jefa. Demian se baja y cruza la puerta de la revista incluso antes que yo, parece que es muy entregado a su trabajo.
—Oye—me llama el ángel—. Yo te vigilaré desde lejos, ya sabes, es mi trabajo.
Yo asiento, no entiendo cómo lo hará ni si debería preguntar pero el resuelve mi pregunta antes que la diga.
—De hecho, nadie me verá, solo tú puedes hacerlo. Bueno y ese demonio que tú invocaste.
—¿Cómo es eso posible?
—¿En serio preguntas? Pues soy un ángel, un ser sobrenatural. No soy de tu mundo y mi único trabajo involucra velar por tu cuidado. Es así de simple.
—Pero...¿acaso tú no tienes una vida aparte? No sé pareja, familia, amigos.
Él encuentra mi comentario muy divertido pues se echa a reía a carcajadas.
—Es díficil para ustedes los humanos comprender eso, mejor entremos. No querrás llegar tarde.
Me adentro junto a él y tal como dice nadie logra verlo, pero yo si. Todos los empleados causan un alboroto al verme aparecer, resulta ser que soy la salvadora de la revista y que además está siendo éxito, esto último me deja sin palabras, estamos teniendo una reñida disputa con la competencia:POSES. Todos tenemos un minuto de paz celebrando con café de la máquina alejados de la entrada para que Ginebra no nos vea, pero esto dura poco tiempo, corremos a nuestros puestos en cuánto sentimos su presencia.
Afortunadamente Ginebra está de buen humor, supongo que ella se estaba divirtiendo anoche mientras nosotros nos matabamos por concluir la edición. La mañana entera me la paso llevandole café, comprando cosas que ella me pide y pagando sus cuentas, mientras ella se queda con el trabajo serio, se la pasa revisando las propuestas de los diseños, haciendo las correciones necesarias en las entrevistas y aprobando fotografías, no me quejo pero preferiría estar haciendo algo importante.
Me doy una vuelta por la sesión de fotos, los nuevos diseños no son nada comparado con lo que solía confeccionar mi amigo, hay algo en ellos que no destaca, se ven planos y sin vida. Las fotos terminan y yo me quedo mirando en silencio, las modelos van hacia vestidores y me quedo con Robert y el equipo de fotografía.
—Están horribles, ¿verdad?
Asumo que se refiere a los vestidos que estaban usando las modelos y que se supone son de la nueva colección.
—Sí, nada se compara con los diseños de Tim—suelto.
—Cierto.
Nuestra conversación dura poco pues Marissa llega a abrazarlo por la espalda, ambos sonríen. Lo admito se ven bien juntos. Aún me duele verlos poque sé en el fondo que Marissa fue la razón por la que terminamos, no, el jamás me engaño con ella pero se enamoro de ella. Es una traición que se supera de a poco, lo único que agradezco de eso fue que me lo dijera a la cara y no me engañará como muchos habrían hecho. Regreso a mi cubículo, allí ya hay una pila de papeles que debo corregir, cortesía de mi jefa, que ahora mismo no sé dónde está.
El resto del día sigue igual de aburrido, al almuerzo el ángel aparece en nuestra mesa, como en compañia de mis nuevos dos amigos fieles que de alguna manera reemplazan el vacío que dejo Tim, por suerte en la revista ya no soy el hazmerreír, tras un tropiezo tras tropiezo y una serie de rídiculos eventos en la fiesta por fin supere mi pésima reputación y ahora soy: taylor la salvadora de la revista. Bueno, nadie me dice así pero se entiende.
El ángel resulta ser alegre y divertido mucho más hablador que el demonio, quién come en silencio las galletas de chips de chocolate que tanto le gustan y me obligo a comprarle. A este paso tendré que pedir un camión lleno de esas galletas. El ángel por otro lado come lo que venden en la cafetería, así que invertir en él no será un problema.
—Oye, ¿cómo debería llamarte?
—Bueno soy Mikael.
—Bien Mikael, mi ángel guardián, es un placer conocerte.
Él solo ríe y seguimos comiendo.
Al acabar la jornada de trabajo Ginebra vuelve a advertirme acerca de mi trabajo y sobre que necesita reunirse con Garret cuando antes. Yo solo la persuado de que muy pronto cenarán juntos, eso espero. Planeo ir a POSES de nuevo, necesito cenar con Asher y ejecutar mi plan.
Llego a las 8 en punto a POSES, veo como los empleados está terminando su jornada y salen directo a sus casas, no veo a Asher por ningún lado, supongo que está ocupado. Le escribo un mensaje para asegurarme que sepa que estoy aquí.
Tras media hora jugando candy crush para matar el tiempo siento que alguien toca la ventana del auto. Es Asher. Él entra al auto y me saluda con una sonrisa.
—¿Y bien, a dónde vamos?
—Bueno, no había pensado en eso la verdad.
—Está bien, depende de que te gusta.
—Podemos ir a dónde tu quieras, para agradecerte por ayer.
—Bueno, conozco un lugar—dice y yo arranco el auto.
Algunos empleados miran hacia nuestra dirección y al igual que ayer murmuran cosas, esto se está volviendo costumbre.
Asher no dice nada acerca de esto pero no que está tenso de un momento a otro. Él me indica el camino a seguir, llegamos a un pequeño restaurante italiano en uno de los barrios residenciales, está muy bien iluminado y tiene un par de mesas afuera. Nos sentamos afuera ya que no hace mucho frío hoy y es perfecto para disfrutar la noche.
—Es bonito este lugar—digo después de pedir.
—Sí, el dueño es mi amigo así que lo conozco.
—Vaya, interesante.
—Sí, fuimos compañeros de universidad, pero él nunca terminó la carrera prefirió cumplir su sueño de abrir su restaurante.
—¿En serio? Que genial.
Me quedo pensando en cómo yo nunca fui valiente con respecto a mis sueños, tuve que graduarme de contabilidad para darme cuenta, además gracias a que conocí a Robert en un curso de fotografía fue que decidí motivarme y trabajar para estudiar fotografía, después de un tiempo lo logré. Y luego la separación con Robert me golpeó fuerte...
—Sí, bueno tuvo que pasar por mucho pero resulto bien después de todo.
Nos traen las bebidas, yo prefiero pedir una botella y alejarme del alcohol por un tiempo teniendo en cuenta mis antecedentes.
—Oye, hay algo que quiero saber.
—Claro, dime—murmura tomando de su copa de vino.
—¿Por qué tus compañeros de trabajo nos veían así ayer?
Es una pregunta que tengo desde ayer pero no quería ser imprudente y entrometida, por eso me mantuve callada pero...la curiosidad me pudo esta vez.
—Bueno supongo que hay varias razones.
Me quedo callado pensando que va a seguir pero se queda en silencio unos segundos, intento sonreír para darle más seguridad. Seguramente es una estupidez. Acaba su copa de un sorbo y suspira.
—La mayoría son por...¿recuerdas algo de lo que hiciste la noche del lanzamiento?
Oh, no.
—Eh...yo recuerdo gran parte. Desearía que no pero sí—admito
Parece que se relaja con mi comentario, lo que le incomodaba en verdad era decirme todo lo que había hecho. Sino fuera por el demonio que invoqué aquella noche no recordaría absolutamente nada y no sé si eso es bueno o malo.
—En resumen, te conocen por eso y bueno ya sabes.
Sí, ya lo sé. Él prefiere no entrar más en detalles y yo solo me avergüenzo en silencio.
—De todas formas no me importa.
Vuelvo a verlo y está sonriéndome.
—Es algo que le puede pasar a cualquiera.
—Sí, pero no frente a miles de personas y además en una fiesta de lanzamiento.—Escondo mi cara entre mis manos.
—Relájate no es solo por ti.
—¿Qué?
Levanto la cabeza sin comprender. Él pide más vino y vuelvo a tomar de su copa antes de continuar.
—También es por mi, no quiero hacer esa cena más agridulce así que iré al punto y me saltaré los detalles.
Él parece ser directo y sincero, lo que agradezco bastante.
—Hubo un tiempo en que una chica de la revista me invito a salir pero todo fue una broma. En ese tiempo era más joven, apenas empezaba la universidad, trabajaba medio tiempo y confiaba en todo el mundo, supongo que me vieron como un blanco fácil.
El mesero llega nuestras comidas así que la charla queda interrumpida, quiero pedirle más detalle pero eso podría parecer incorrecto en este momento y más sabiendo que él tuvo la confianza suficiente para hablar de esto, incluso sin conocernos bien. Por eso se veía tan nervioso e incrédulo aquel día, y quizá por eso de negó a que lo recogiera y termino yendo a mi trabajo.
Comemos nuestros espaguetis con salsa carbonara en silencio por un par de minutos, minutos que parecen eternos y pienso en romper el silencio. Sin embargo no se que decir y normalmente me toma tiempo llegar a encontrar un buen consejo, soy buena oyente pero a veces las palabras no son muy fuerte y menos cuando debo pensar rápido.
—No tienes que decir nada.
—Iba a hacerlo, pero no sé qué decir. Es decir, yo no quería que pensarán que era una broma, mi intención es buena...lo juro—suelto de repente.
—No pensaba que fuera una broma—opina y ríe—. Pero me pareció raro, o quizá soy muy paranoico.
Él sigue comiendo y yo debato en mi casa sobre si es buena idea tirar la bomba de que solo lo busque por interés y que en realidad busco una cita entre mi jefa y su jefe.
—Bueno es que soy así cuando las personas me caen bien. ¿Fue muy fuera de lugar?
—No, no. Tú también me caíste bien y al final y al cabo trabajamos en el mismo medio, tenemos cosas en común.
—Exacto, es bueno tener un amigo de este tipo.
—¿Sabes? Hasta llegué a pensar que querías buscar trabajo en POSES y por eso me hablabas—dice y termina su plato—. Debes pensar que tengo problemas de confianza, ¿verdad?
—Para nada.
No digo más y acabo de tomar una loca decisión: quedarme callada y no decir nada acerca de mi verdadera intención.
Quizá en el futuro lejano sea capaz de decirle y pedir su ayuda, como amiga. Pero ahora estoy sola en este problema.
—¿Y tú qué me cuentas? Es raro contar algo tan personal para mí, quizá puedas decir algo de ti. Algo pequeño—propone—. Si quieres. No te obligará a hablar. Pero me da curiosidad saber por qué te pusiste así esa noche.
En realidad de entre mis cosas vergonzosas e inseguridades supongo que es la historia más leve que voy a contar.
—Por mi ex en parte. Ya lo superé, lo prometo.
Al oír mis palabras enarca su ceja con desconfianza.
—Fueron varios factores, me sentía sola, y además en la mañana había tenido un mal momento con Ginebra y mi exnovio, él trabaja como fotógrafo en VISAGES.
—Vaya, supongo que es difícil para ustedes dos.
—Sí, pero esto va más que todo por la competencia. Yo quiero ser la fotógrafa de la revista y con él en el puesto se ve como un imposible—suspiro.
—Entiendo. Nunca trabajé con una exnovia pero comprendo.
—En fin, creo que ya hicimos las paces.
—Es excelente. Pero supongo que puedo ver si hay algún puesto para ti en POSES.
—No es necesario.
No quiero que piense de nuevo que me acerque por interés, prefiero lograrlo por mi cuenta. Además no puede ser tan difícil, he logrado que Ginebra me estime, aunque sea un poco y no lo demuestre mucho. Sé que lo lograré.
Terminamos de comer y lo llevo a su casa, planeamos seguir en contacto y nos despedimos.
Fue un buen día, ahora el problema lo tendrá mi yo futuro cuando Ginebra exija tener una cita con Garret. Esto es más complicado de lo que pensé. No puedo simplemente organizar una cita a ciegas, esperen...¿ y si es posible?
¿Y si lo invito a cenar y al final la que llega al lugar es Ginebra? Puedo fingir demencia y decir que fue una enorme casualidad que estuvieran en el mismo sitio, y misma mesa. Además si todo sale bien Ginebra y él quedarán de encontrarse de nuevo y a largo plazo serán novios. Es un plan perfecto.
—Odio tener que ser tu peor hater, pero es una estupidez. Pueden pasar mil cosas antes de que esos dos decidan hablar como personas normales.
—¿Cosas cómo qué?
Coloco el celular en mi mesa de noche y me dedico a oír a Timothy.
—Primero que Garret te rechacé.
—Válido argumento.
Pensarás que tengo mucha fe en mis encantos pero no es así, mi plan no era invitarlo a una cita.
—Por eso voy a invitarlo a una cena de negocios, le diré que me interesa trabajar con ustedes.
—Y luego él te dirá que eso debes hablarlo con su primo y te mandará al carajo, amiga.
—Está bien. Tiene sentido, pero voy a arriesgarme. Es la manera más rápida de hacer esto.
—¿Sí acepta tu invitación cómo planeas que él se quede allí al ver a Ginebra llegar?
—Le diré que en un principio Ginebra era la que quería hacer un trato con ustedes.
—Y entonces él le dirá que hablé con Vance.
—Mi plan tiene huecos, es un desastre. Hay un 1% de probabilidad y un 99% de fe—admito y me llevó la almohada a la cara.
—¿Le dirás la verdad a Ginebra?
—Por supuesto que no.
—Te deseo suerte, y te apoyaré desde la distancia.
Colgamos minutos después pues mis ojos están muy cansados. Sin embargo, no pude dormir gracias a mis nuevos amigos: Demian y Mikael.
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